1. ¡Oh, Aquel a Quien no se le terminan ni agotan las maravillas de Su grandiosidad! Bendice a Muhammad (PB) y a su fami­lia, e impide que nos apartemos de Tu majestuosidad.
2. ¡Oh, Aquel a Quien el tiempo de Su reino es interminable, Bendice a Muhammad y a su familia, y libera nuestros cuellos de Tu castigo!
3. ¡Oh, Aquel a Quien los tesoros de Su misericordia no desapare­cen! Bendice a Muhammad y a su familia, y establece para no­sotros una parte de Tu clemencia...
... ¡Oh, el que indica su esencia, mediante su esencia misma (y Su existencia es prueba de Su existencia) y está exento de asemejarse a sus criaturas (por carecer Dios y estar exceptuado de toda condición y cualidad humana) y su Majestuosidad está exaltada más allá de armonizar con las propiedades de las mismas.
¡Oh, Quien está cercano a las nociones de los pensamientos, lejos de la observación de los ojos, y sabe lo que habrá de acontecer antes de que suceda!
¡Oh, Quien me hace reposar en el lecho de Su seguridad y confianza!,...
Glorificado sea Quien no atenta contra los habitantes de Su (propio) reino
Glorificado sea Aquél que no castiga a los habitantes de la tierra con diferentes penas
Glorificado sea Aquél que es Benevolente, Misericordioso
¡Dios Mío!, dispón en mi corazón luz, percepción, entendimiento y conocimiento.
Ciertamente que Tú eres Poderoso sobre todas las cosas.
1. Alabado sea Dios, Quien nos ha agraciado con Muhammad, Su Profeta, la bendición de Dios sea sobre él y su familia, como no lo ha hecho con las comunidades anteriores ni los ciclos pasa­dos, con Su Poder al cual nada ni nadie, por más grande que sea, puede impedirle hacer lo que desea ni desaparece nada de Él aunque sea suave e insignificante como una partícula.
2. Con nosotros culminó la creación (convirtiéndonos la última de las comunidades), tomándonos como testigos contra quie­nes niegan la verdad y haciéndonos crecer como una comuni­dad por encima de las comunidades menores en Su gracia.
3. ¡Oh, Dios mío! Bendice, pues, a Muhammad, Tu fiel sobre Tu revelación, Tu elegido, el noble de Tu creación, el escogido de Tus siervos, el guía de la misericordia, el señor de la comuni­dad, el líder del bien y la llave de las bendiciones.
4. Él sumergió su alma en dificultades para ejecutar Tu orden...
1. La alabanza pertenece a Dios, Quien creó la noche y el día con Su fuerza.
2. Los diferenció con Su poder.
3. Y señaló para cada uno de ellos un límite determinado y un tiempo extendido.
4. Él hace que cada uno de ellos acorte su plazo y lo alargue, para beneficio de Sus siervos con lo cual los alimenta y los hace crecer.
5. Pues, creó para ellos la noche, «a fin de que pudieran reposar en ella»17 de los movimientos laboriosos y de las actividadesfatigantes. Él la hizo de una vestimenta con la cual ellos pudie­ran cobijarse en su descanso y su sueño, que pudiera ser para ellos la recuperación de la tranquilidad y la fuerza, para que pudiesen obtener en ella placer y pasión...
¡Oh, Dios! Establéceme en un estado tal que tenga miedo de mis padres tal como temo a un sultán opresor, y los trate bien, con amabilidad, tal como una madre benévola trata a su hijo. Haz que mi obediencia y buena conducta hacia mis padres, sean para mis ojos más placenteros y gratos que el descanso de quien tiene mucho sueño, y más agradable para mi corazón que el agua fresca para quien tiene mucha sed, prefiriendo sus deseos sobre los míos, y anteponiendo su complacencia a la mía, eli­giéndola y considerando el bien que ellos me hacen como abun­dante aunque sea escaso, y considerando el bien que yo les hago como insignificante aunque sea abundante. ...
En El nombre de Dios, el Administrador de los asuntos,
Las Alabanzas pertenecen a Dios que creó la luz de la luz
y descendió la luz sobre el monte Tur (monte Sinaí),
en un libro abierto (Taura), en un pergamino desplegado,
en una medida decretada a Su Profeta Sabio y Benevolente (Moisés a.s.), o el Profeta Muhammad (s.a.w.)و
Alabado sea Allah, que es mencionado con Grandeza,
conocido por Su Gloria y agradecido (de parte de las criaturas) en el bienestar y en las aflicciones.
Y Bendiga Allah a Nuestro Señor Muhammad (s.a.w.) y a su descendencia Purificada...
1. ¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia, y vísteme con la salud proveniente de Ti. Abárcame en ella, resguárdame, hónrame y enriquéceme con ella. Bríndamela como limosna y provéemela. Extiéndemela y perfecciónala para mi provecho. No me separes de Tu salud en este mundo ni en el otro.
2. ¡Oh, Dios! Bendice a Muhammad y a su familia, y bríndame una salud suficiente, que me cure; robusta, que vaya en aumen­to y que sane mi cuerpo en este mundo y en el otro...
Alabado sea Dios cuya determinación y decreto no puede ser rechazada por nada.
Cuyo otorgamiento no puede ser obstaculizado e impedido por nada.
Y cuya producción no puede ser semejante a la fabricación de nadie.
Él es el Generoso, Vasto y Extenso.
Él dio origen al género de las cosas maravillosamente creadas.
Y perfeccionó la producción a través de Su sabiduría.
1. ¡Oh, Dios! Alabado seas Tú por Tu buena determinación y por lo que alejaste de mí Tus calamidades. No hagas que la salud que hoy me brindas sea lo único que me corresponda en suerte de Tu misericordia, pues tengo miedo de resultar desafortuna­do con esto que amo (la salud en este mundo) y que otro sea feliz (en el otro mundo) con aquello que detesto (la prueba en este mundo, que será causa de felicidad en el otro mundo).

2. Si la salud en la cual transcurren mis días y mis noches resulta ser el prefacio de una desgracia permanente y una condena per­petua. Si es así, entonces, adelanta aquello que has postergado y posterga aquello que has adelantado (es decir, la salud y bo­nanza que ahora gozo sean postergadas para el otro mundo).

3. Pues aquello cuyo final es la extinción no es demasiado y aque­llo cuya consecuencia es eterna no es insignificante. Y bendice a Muhammad y a su familia.

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