Los esclavos que se convirtieron en grandes personalidades del Islam (IV) - Maizam at-Tammâr (El vendedor de dátiles)

Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî

Traducido del inglés por: Javier (Abdul Karim) Orobio

Maizam at-Tammâr (El vendedor de dátiles)

Hijo de Iahiâ, fue un esclavo comprado por el Imam ‘Alî (a.s.), pero pocas personas sabían que había sido esclavo porque el Imam ‘Alî lo emancipó y se convirtió en uno de los amigos íntimos de quien había sido su amo. Se le da el estatus de los Hawarîiûn, es decir “los Apóstoles”, como se les dice a los compañeros de Jesús, hijo de María (la paz sea con ambos).

   El Imam ‘Alî (a.s.) le enseñó parte del conocimiento secreto Divino, y le informó de sucesos futuros. Sabía los detalles de su muerte y los sufrimientos del futuro, lo que algunas veces describía, por lo que  la gente se burlaba por esto; pero siempre se cumplía lo que decía.

Cuando el Imam ‘Alî lo compró, fue llamado Salim. ‘Alî le dijo que había escuchado del Profeta: “Tu padre en Persia te llamó Maizam”. Maizam se sorprendió al escuchar esto, puesto que nadie en Arabia conocía su verdadero nombre. Luego ‘Alî le dijo que lo conservara; fue así como se convirtió nuevamente en Maizam y adoptó el apelativo de Abû Salim.[1]

Maizam era un hombre de mucha piedad. Se ha registrado que: “… Él -Dios tenga misericordia de su alma- fue uno de los piadosos, y su piel se pegaba a sus costillas como consecuencia del hambre ocasionado por el ayuno y las muchas oraciones”.

Abû Jâlid at-Tammâr dijo que una vez un día viernes navegaban en un bote por el Éufrates, cuando llegó una tormenta. Maizam miró y dijo que colocaran el ancla y aseguraran el bote porque esa tormenta se haría más violenta. Entonces dijo que Mu‘âwîiah acababa de morir. La gente registró la fecha, lo que después se corroboró.[2]

El Sheij Al-Kashshî narra que una vez Maizam at-Tammâr pasaba junto a un grupo de la tribu de Asad, cuando de repente se acercó Habîb ibn Madzâhir. Éstos hablaban entre sí, cuando Habîb dijo: “Me parece que hablo con un anciano calvo que vende dátiles y melones, quien ha sido capturado y sus enemigos lo han crucificado por su amor y fidelidad a la familia del Profeta; han abierto su estómago”. Todas éstas eran características de Maizam.

Maizam contestó: “Yo también miro a un hombre de rostro rojizo que vendrá a ayudar al hijo del Profeta; será martirizado y su cabeza será llevada a Kufa”. Se refería a Habîb Ibn Madzâhir. Luego tomaron rumbos separados. Las personas que escucharon esta conversación dijeron que no habían conocido a personas más mentirosas que estos dos. Precisamente cuando Rushaid al-Huiri (que también era de los amigos íntimos del Imam ‘Alî y que también se le concedió el conocimiento del futuro) llegó y preguntó si ellos habían visto a Habîb y a Maizal, la gente repitió la conversación burlonamente. Rushaid dijo: “Que Dios tenga misericordia de Maizam; se olvidó decir que el hombre que traería la cabeza de ese hombre de rostro rojizo obtendría cien dirhams más que los otros en recompensa”. Cuando Rushaid se alejó, la gente dijo que era mucho más mentiroso que los otros.[3] Poco después se cumplieron todas las profecías con toda precisión: Maizam fue crucificado, Habîb fue martirizado en Karbalâ’, y el hombre que trajo la cabeza de Habib a Kufa recibió cien dirhams más de recompensa.

El Imam ‘Alî (a.s.) le dijo a Maizam: “Serás capturado después de mi muerte y te crucificarán, te atravesarán con una espada; al tercer día saldrá sangre de tu nariz y boca, y tu barba se enrojecerá con tu propia sangre. Debes esperar a que esto ocurra. Te crucificarán en la puerta de ‘Amr ibn Huraiz junto con otras nueve personas; y tu cruz será la más corta, pero tu honor ante la presencia de Dios será el más elevado. Ven conmigo; te mostraré el árbol en el cual serás crucificado”. Luego le mostró a Maizam aquel árbol.[4]

Otra narración dice que ‘Alî ibn Abî Tâlib le preguntó a Maizam: “¿Cuál será tu posición cuando el maldito de los Omeyas (Ubaidul·lâh ibn Ziâd) te obligue a maldecirme y a blasfemarme?”. Maizam dijo: “¡Por Dios, nunca haré tal cosa!”. ‘Alî dijo: “¡Por Dios, te matarán y te crucificarán!”. Maizam dijo que soportaría toda esa tiranía y que ese sufrimiento no era mucha cosa en la Causa de Dios. Luego ‘Alî le dio la buena nueva: “¡Oh Maizam! Estarás conmigo en la otra vida en mi mismo rango”.[5]

Después del martirio de ‘Alî, Maizam solía ir y orar cerca de ese árbol, y decía: “Que Dios bendiga este árbol. ¡Oh árbol! He sido creado para ti, y tú creces para mí”. Cada vez que encontraba a ‘Amr ibn Huraiz, le decía: “Cuando vengo a tu vecindario, debes recordar mi derecho como vecino”.[6]

En el año 60 de la Hégira, Maizam fue a la Peregrinación Menor. En Medina visitó la casa de Umm Salamah, la esposa del Profeta. Cuando se le presentó a ésta, Umm Salamah dijo: “¡Por Dios!, fueron muchas las veces en las que escuché al Santo Profeta mencionarte y recomendarte a ‘Alî ibn Abî Tâlib en medio de la noche”. Maizam se enteró que el Imam Husein había salido de Medina para ver uno de sus jardines. Maizam estaba deprisa por lo que le dijo a Umm Salamah que saludara al Imam Husein en su nombre y le dijera que muy pronto se encontrarían ante la Presencia de Dios.

Umm Salamah le dijo a su sirvienta que frotara perfume en la barba de Maizam. Ésta era una señal de gran respeto en Arabia. Después Maizam dijo: “¡Oh Madre de los Creyentes! Has colocado perfume en mi barba, pero muy pronto ésta se teñirá de rojo con mi sangre por amor a ustedes, la Casa del Profeta”. Umm Salamah dijo que el Imam Husein lo recordaba mucho. Maizam le dijo: “Yo también lo recuerdo mucho; pero estoy deprisa, y hay un destino esperando por mí y por él también; y ambos lo alcanzaremos”.

A la salida se encontró con ‘Abdul·lâh ibn ‘Abbâs y le dijo que le preguntara lo que quisiera sobre la exégesis del Corán, puesto que “He leído el Corán de Amîr al Mu’minîn y sé tanto su revelación (tanzîl) como su interpretación (ta’wîl)”. Ibn ‘Abbâs pidió una pluma y algo en qué escribir y comenzó a escribir lo que Maizam le dictaba. El que a un hombre como ‘Abdul·lâh ibn ‘Abbâs no le molestara escribir lo que Maizam le dictaba es muestra del gran respeto que tenía Maizam en el círculo de los sabios de la comunidad musulmána.[7]

(Ver ala continuación en archivo pdf)

Fuente: La Esclavitud

Desde las Perspectivas Islámica y Occidental

Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados.

Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com

Fundación Cultural Oriente


[1] Al-Mufîd, Kitâb al-Irshâd, traducido por I.K.A. Howard (Londres: Muhammadî Trust), pp. 243-244.

[2] Qummî, op. cit., vol. 1, p. 157.

[3] Al-Kashshî, Riÿâl, como ha sido citado por Qummî, op. cit., vol. 1, pp. 143-4.

[4] Qummî, op. cit., vol. 1, p. 157; Al-Mufîd, op. cit., p. 244.

[5] Ibíd.

[6] Ibíd.

[7] Ibíd.

Article_image
Article_rate
No votes yet