La víspera de la proclamación del Islam

Un estudio sobre el estado de Jadiya (P), la esposa del Profeta, al respecto

Por: Por A. A. Razawi

Traducido del inglés al español por: César Zamora (Yasin Abdul-Wahid) y Diana María de Zamora ('Alya )

A pesar del hecho de que Arabia estaba sumergida por la inequidad, idolatría y politeísmo, Muĥammad estaba libre de estos vicios y pecados y nunca se prosternó ante un ídolo, e inclusive antes de que el formalmente declarara el establecimiento del reino de los cielos sobre la tierra, su propia conducta y carácter fueron una reflexión del sagrado Corán el libro de Dios y el manifiesto del Islam. E incluso sus enemigos no habían encontrado ninguna divergencia entre su conducta y los preceptos del Corán, antes o después de la proclama de su misión como mensajero de Dios. El abolió todas las prácticas y costumbres paganas. Pero no hay ninguna evidencia que diga que antes él hubiese cometido un acto de idolatría o cualquier mal acto según el Corán.

Parece que el Sagrado Corán hubiese sido colocado en el corazón del Santo Profeta desde el principio hasta el fin, y también que el predico el Islam antes de la proclamación pero no con su palabra sino con su acción. Sus acciones eran tan buenas como sus predicas y ellas decían al mundo la clase de hombre que él era. Después de todo fueron los paganos quienes lo llamaban Sadiq (veraz) y Amín (el confiable) y estas fueron las mismas personas, que años después lo persiguieron, lo sitiaron, lo desterraron y colocaron precio a su cabeza.

La conducta de Muĥammad hablaba por sí sola.

E incluso ellos, los árabes que tenían una conducta depravaba y lasciva, admiraban la confiabilidad de Muĥammad, pero esta admiración no les impidió que conspiraran para asesinarlo, cuando él denunció su idolatría y politeísmo. Lo único que ellos querían era asesinarlo porque él los invitaba al Islam, pero ninguno cuestionaba su integridad y confianza. A este respeto no sé explicar un comportamiento como el de ellos.

Los ciudadanos de la Meca, no solo admiraban la integridad de Muĥammad sino su juicio. En una ocasión los Quraishitas estaban reconstruyendo la Ka'bah y en una de sus paredes deberían ubicar la piedra negra. Alguien debía traerla y colocarla en el sitio de la construcción, levantarla del piso y ponerla en su sitio en la pared. ¿Quién lo iba a hacer?

En ese momento un anciano árabe intervino y sugirió que en vez de pelearse entre ellos y matarse unos a otros, los jefes de los clanes podrían esperar y ver quién sería el primer hombre que entrara al recinto de la Ka'bah la mañana siguiente, y luego pedirle a él una solución.

Esta fue una sabia idea y los jefes la aceptaron. A la mañana siguiente cuando la puerta de la Ka'bah fue abierta, ellos vieron que aquel hombre a quien ellos llamaban ŝādiq y Amín estaba entrando. Todos se alegraron de que fuera él y estuvieron de acuerdo en preguntarle a él, acerca del problema y que diera una respuesta.

Muĥammad ordenó que le trajeran una cobija y que la extendiera en el piso. Luego el colocó la piedra sobre esta, y pidió a cada uno de los jefes que cogiera una de las puntas y que la transportará hasta la base de la Ka'bah. Cuando hicieron esto, el mismo levantó la piedra y la puso en su lugar.

La decisión de Muĥammad satisfizo a todos. Debido a su sapiencia el evitó el derramamiento de sangre. Este indecente también demostró que en los momentos de crisis, los árabes diferían en sus decisiones. Ellos sabían que él poseía todas las virtudes en su escala de valores.

Muĥammad fue un líder que inspiró a los hombres.

Sir. William Muir dijo:

La circunstancia las cuales dieron pie a la decisión de Muĥammad (cuando la Ka'bah estaba siendo reconstruida y él puso la piedra negra en su lugar) sorprendentemente demuestra la ausencia de cualquier autoridad en la Meca.[1]

Muĥammad, en aquella época tenía treinta y cinco años de edad. Sus sienes estaban ligeramente encanecidas. Él era un hombre muy devoto a su familia, y tenía un gran cariño por los niños. Sus hijos, al-Qāsim y Abdul.lah habían fallecido a temprana edad, después de sus muertes él y Jadiya adoptaron a '''Ali como su hijo; 'Ali era el hijo más joven de su tío y guardián Abu Ţalib. Tenía cinco años de edad cuando fue a su casa y llenó un vacío en sus vidas. Ellos lo criaron y lo educaron, creció rodeado del amor de Jadiya y Muĥammad.

En los años venideros, '''Ali mostró ser el más esplendido producto de la educación que Muĥammad y Jadiya le habían dado. Él estaba destinado a ser el más versátil joven en todo el séquito del Profeta Muĥammad, el mensajero de Dios.

Sir. William Muir dijo:

Poco tiempo después de la reconstrucción de la Ka'bah, Muĥammad se reconfortó por la pérdida de su hijo al-Qāsim, mediante la adopción a ''Ali el hijo de su amigo y guardián, Abu Ţalib. ''Ali en esa época tenía cinco o seis años de edad, permaneciendo siempre junto a Muĥammad, ellos se mostraban un mutuo aprecio, tal como el de padre e hijo.[2]

Como se dijo antes, el Santo Profeta Muĥammad (BPD) fue dotado con una mente analítica. Mientras pasaban los años él se hacía más y más analítico, él había descubierto una cueva llamada Ĥira, tres millas en las colinas del noreste de la Meca, para librarse de las distracciones y de cualquier posible interferencia para su reflexión; el dejaba la ciudad e iba las colinas y permanecía en la cueva por largos días en verano.

Algunas veces, el Santo Profeta iba a la cueva solo, pero a menudo lo hacía con Jadiya y el pequeño '''Ali. Los tres pasaban el día junto en la cima de la colina y regresaban a casa en la noche.

Desde los acantilados de Ĥira, Muĥammad podía examinaba la inmensidad de los cielos y de la tierra, y en silencio contemplaba en el horizonte la línea donde estos dos convergían. ¿Cómo puede alguien comprender la grandeza del Creador, quien creó tal inmensidad y quien la regula?

¿Qué era tan maravilloso como las estrellas titilantes en un cielo calmado, o tan intrigante como el destino del hombre? ¿Podría alguien descifrar el misterio de dos grandes abstracciones que dieron origen al universo; El Espacio (Makān) y el Tiempo (Zamān)? Muĥammad buscaba respuestas a preguntas que representaban misterios perennes de la existencia humana. Para él, toda la creación estaba encerrada en un misterio. Pasaba horas reflexionando acerca de la Inteligencia y la constancia de la creación.

Pero así como era de misterioso el universo para él, era obvio que sus leyes inmutables eran regidas por algo. El veía la organización y el sistema como trabajaba. Sin esta organización y el sistema solo habría caos en ambas esferas tanto en la celestial como en la terrenal.

(Años después, Muĥammad le dijo a los árabes que él había sido enviado a ellos como un mensajero, ellos lo retaron para que les mostrara un milagro. ¿Un milagro? Dijo Muĥammad. Para ver un milagro, lo único que tienen que hacer es abrir sus ojos y mirar hacia su alrededor. ¿Acaso todo el universo no está lleno de milagros? ¿Qué milagro más maravilloso que la salida y la puesta del sol, y la luna llena navegando a través del cielo, las estrellas en su revolución, el incandescente cielo, el cambio en las estaciones, el levantamiento de los océanos, y el amor de una madre por su hijo?).

Si la inmensidad de la creación, lleno la mente de Muĥammad con asombro, ellos también llenaron su corazón con humildad, esto le podría haber ocurrido si su intelecto no pudiera comprender al creador y su magnífico trabajo, tal vez el amor podría hacerlo; por esto, les permite que el intelecto difiera del amor – el amor de su creador.

Muĥammad también reflexiono sobre el estado de los árabes – su idolatría, su codicia por la sangre, la práctica de infanticidio, el vacío, sin sentido, falta de objetivos y monotonía de sus vidas.

Pero para Muĥammad, los largos años de aprendizaje espiritual y su solitaria exploración en el dominio del alma, estaban llegando a un fin. Él podría haber pensado que el tiempo le dio la espalda a la vida de la contemplación y la meditación, y que pronto llegaría el tiempo de la acción y el conflicto.

Fuente:  Jadiya (P); La gran esposa del Profeta Mahoma (PB); Editorial Elhame Shargh- 2012

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

[1]The Life of Muĥammad, Londres, 1877.

[2] Ibíd.

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