El Hombre

(Desde la perspectiva islámica)

Por: Ayatola Dr. Muhammad Husain Beheshtí y Ayatola Dr. Muhammad Yauád Bahonar

 

La filosofía escolástica dio el lugar del hombre a un Dios conce­bido por la iglesia medieval, el cual fue inspirado por los crite­rios griegos antiguos respecto a sus dioses, mezclando esta con­cepción con algunos mitos religiosos. Los dioses griegos tenían una re­lación hostil con el hombre y eran considerados recelosos de que el hombre obtuviese acceso al fuego sagrado (que ellos custodiaban) y adquiriese así conocimiento y poder. Consideraban al hombre como su rival en la tierra, quien debía ser reprimido por todos los medios po­sibles.

Los señores de las especies, que se creía controlaban las fuerzas de la naturaleza, tenían miedo de que el hombre fuese a dominar estas fuerzas y someter la naturaleza.

La historia del Paraíso de Adán fue descrito como un intento de Dios de mantener al hombre ignorante. El Árbol Prohibido, del que se suponía que el hombre no debía comer, fue representado como el árbol del conocimiento al cual el ser humano no debía aproximarse para no rivalizar con Dios.

Además, se creía que la desobediencia de Adán era un pecado eter­no y una depravación total de la naturaleza humana. Finalmente, para la salvación del hombre y su liberación del pecado original, Dios de­bía aparecer encarnado en Jesús el Cristo a través del Espíritu Santo. De esta manera la espiritualidad se vuelve la especialidad de los suceso­res de Jesús y de los curas.

Desde este punto de vista, el hombre es un pecador despreciable. Solamente los sacerdotes merecen la bendición divina. Estando en sus manos la llave de los tesoros ocultos, uno debe dirigirse a ellos para su salvación.

El conocimiento quedó confinado a las doctrinas cristianas y todas las facultades intelectuales fueron dedicadas a la discusión e interpreta­ción de sus textos religiosos. La virtud yace en la relación con la orga­nización de la iglesia establecida.

El hombre creía estar privado de la gracia divina porque era un cautivo en manos de los custodios del santuario del hijo de Dios. Como había perdido todo, fue compelido a rendirse sumisamente. En este proceso, lo que desapareció totalmente, fue su dignidad. Esta era la situación del hombre en occidente antes del Renacimiento.

APARICION DEL NUEVO HUMANISMO

Naturalmente, esta situación produjo una reacción. El Renaci­miento comenzó como una rebelión contra la concepción existente de Dios y trajo el renacimiento del hombre. El humanismo adopta una nueva forma e intenta emancipar al hombre de las ataduras del Dios que le fue impuesto. Pero, ¡ay! El hombre emancipado fue puesto en las garras de nuevos dioses humanos y fue atado con nuevas ligaduras, es decir, el industrialismo, la expansión y diversificación del consumo y una explotación y realización de beneficios desenfrenados.

La forma de pensar fue liberada de los grilletes de las doctrinas medievales. Florecieron las ciencias, pero todas ellas fueron encauzadas y controladas para servir a la causa de la intensificación de la produc­ción y la explotación.

Como todas las restricciones fueron removidas y el énfasis fue puesto en la completa libertad, el hombre se entregó al libertinaje y la permisividad, perdiendo sentido su vida (como sucede con el libera­lismo occidental).

Nuevamente ha sido olvidado “el hombre” y el problema perma­nece ahí: ¿Qué es el hombre? ¿Qué debería ser? ¿Qué debería hacer para seguir siendo hombre y alcanzar la perfección humana?

EL HOMBRE DESDE EL PUNTO DE VISTA CORANICO

La historia de Adán como está presentada en el Corán muestra que el hombre en el curso de su desarrollo material y sus cambios fisioló­gicos[1], alcanzó un estadio donde obtuvo un nuevo nacimiento[2], con la infusión del espíritu divino[3]. Luego, en el curso de su desarrollo normal, experimentó repentinamente un cambio divino como resultado del cual fue transformado en un super-ser de tales características[4], que      incluso se exigió a los ángeles lo reverenciaran[5], y las fuerzas del mundo fueron subordinadas a él.

El árbol prohibido del Paraíso no es el del Conocimiento, al cual no se debía dirigir, sino el de la codicia, la que sí debería ser controla­da o dominada. Es un medio por el cual el hombre prueba su fuerza de voluntad y la capacidad de autocontrol. Incluso la desobediencia del hombre es un símbolo de la libertad concedida a éste por Dios.

A él no se le prohíbe tener acceso al “conocimiento”: en realidad es un regalo o don con el que ha sido especialmente bendecido. Dios le enseñó a él lo que no conocía nadie más[6]. El conocimiento es uno de los factores por medio del cual el hombre obtuvo superioridad so­bre los ángeles[7].

Incluso la expulsión de Adán del Paraíso fue un anuncio de un tipo de autosuficiencia, el florecimiento de sus talentos y el comienzo de su lucha creativa[8]. Fue un estadio preliminar a la realización por su propio esfuerzo. Aunque la “caída” vino después de la desobediencia, ella no culminó en la condena y el desprecio permanente. Como resul­tado de buscar el perdón y llegar a la conciencia, se volvió materia de bendición[9].

La relación del hombre con Dios no es de hostilidad o rivalidad porque Dios es Autosuficiente y Todopoderoso. Incluso si todos los seres humanos le desobedecen, El no pierde nada[10]. El está lejos del celo y de cualquier tipo de ansiedad. Por lo tanto, el hombre no puede ponerle ninguna limitación por medio de su desobediencia. La deso­bediencia del hombre es solamente una manifestación de su libre albe­drío y facultad de elegir concedida a él por Dios.

Dios eligió al hombre como Su representante (Jalifa) en la tierra, es decir, le dio autoridad y poder[11]. Y no sólo eso, sino que todo lo que el hombre pudiera usar y controlar en los cielos, también estaba subordinado a él[12].

Dios no es receloso del hombre. Lo impulsa a establecerse en la tierra[13], y hacer uso de todas las fuerzas encerradas en montañas y pla­nicies[14].

El dominio del hombre sobre la tierra y el mar y su control, es uno de los requerimientos de su dignidad[15].

De acuerdo al Corán el hombre no es ni un ser predestinado ni le ha sido dado un reino en libertad absoluta para pasarse una vida sin objetivos[16].

El ha sido facultado con muchas capacidades, disposiciones y motivos, acompañado por un tipo de dirección innata[17], y la guía inna­ta[18], que si no se corrompe, le conduce a la verdad, al conocimiento[19], y a todos los estadios del ingenio creativo, incluyendo los nuevos des­cubrimientos basados en experiencias anteriores, las nuevas herramientas y equipos para aumentar el control de la naturaleza y acrecentar su eficiencia en el dominio de todos los obstáculos que pueda enfrentar.

Además, el hombre es también el portador del depósito divi­no[20], representando la conciencia, la fuerza de voluntad y la facultad de elección, que son los símbolos de su humanidad y que le hacen un ser responsable. Este depósito divino es ese magnífico regalo de Dios, que los cielos, las montañas y la tierra no aceptaron por falta de suficiente idoneidad. Solamente el hombre podía soportar la responsa­bilidad de poseer la facultad de elección conciente y libre albedrío.

CAMPO DONDE EL HOMBRE APLICA SU FACULTAD DE ELECCION y VOLUNTAD

A fin de conocer las condiciones, los límites el campo de alternati­vas del hombre, para determinar los efectos de esta facultad en él y para descubrir qué factores influencian su forma de pensar, debemos tomar en consideración los siguientes puntos:

1. — Naturaleza innata del hombre y su disposición

El hombre tiene muchas motivaciones e instintos que le empujan hacia distintas cosas. Algunos de estos instintos se derivan de algo material y otros de un espíritu divino. A estos instintos se los puede llamar propensión, disposición, impulso natural, tendencia o inclina­ción. Algunos de los más importantes son:

—Inclinación a los alimentos, ropa y refugio y necesidad de ellos. —Deseo sexual.

—Sentido estético.

—Instinto de obtención de respeto y posición.

—Instinto de búsqueda de la verdad y agrada por ella.

—Afecto por el conocimiento.

—Afecto por la justicia.

—Sentimiento de compañerismo.

—Afecto por la perfección y deseo de buscarla.

Tales instintos y deseos se entremezclan con la naturaleza innata del hombre y por lo tanto no son pasajeros ni adquiridos[21]. No obstan­te, su existencia no significa que el hombre sea un cautivo de ellos. Estos instintos solamente ocasionan una especie de inclinación y atrac­ción. Operan como una fuerza motivadora, pero no ata las manos del hombre. El hombre tiene capacidad para seguirlos o evitarlos. Está dentro de sus facultades satisfacer sus instintos o dominarlos, contro­larlos o guiarlos a un cambio de su dirección.

Estos deseos, en realidad, son controlados por la voluntad del hombre de acuerdo a su manera de pensar.

2. — Modificación de las propensiones.

La modificación de las propensiones e instinto es esencial aunque es muy difícil y requiere mucho esfuerzo, claridad y trabajo duro. Se puede entender fácilmente que cada uno de los instintos men­cionados son, por sí mismos, una necesidad de la vida.

Si no hubiese ningún tipo de deseo sexual no existiría la procrea­ción y no se formarían muchas familias.

Si no hubiese inclinación por los alimentos, el hombre no tomaría medidas para cubrir sus requerimientos nutricionales y consecuente­mente perecería.

Si el hombre no deseara el honor y la posición social, sucumbiría en la degradación.

Un deseo por asegurarse respeto y posición social puede impul­sarnos a fructíferos esfuerzos, al trabajo social, etc. Pero si este deseo se vuelve excesivo puede sobrepasar a las demás motivaciones y con­vertirse en codicia por poder y posición. En ese caso el hombre em­pieza a adorar el ídolo del poder, y se convierte en tirano. Puede lle­gar a la adulación, o cualquier otro medio de acción. En algunos casos hay quienes llegan a soportar el hambre y otros variados sacrificios con tal de obtener los fines egoístas que se propusieron.

Incluso después de obtener el poder con el objeto de mantenerlo acrecentado, una persona así puede cometer cualquier tipo de crí­menes recurrir a la mentira, intimidar y asesinar al pueblo.[22]

En otras palabras, puede pisotear los elevados valores de la justicia y la benevolencia.[23]

Observamos como un instinto puede dominar a una persona si el mismo no es controlado apropiadamente y se le permite exceder los límites correspondientes. Y en ese caso, no debemos olvidar que el instinto se convierte en un ídolo creado por el hombre[24], por medio del mal uso de su facultad de elección, siendo él quien puede romper este ídolo y promover sus tendencias más elevadas.

El hombre puede controlar y reformar esos instintos que se exce­den de sus límites, con lo cual se salvará de hundirse en el pecado:

“En cuanto al que se haya arrepentido, creído y obrado el bien, es posible que se cuente entre los bienaventurados.” (28:67)

“Mientras que quien haya temido comparecer ante su Señor y preservado su alma de la pasión tendrá el Jardín (del Paraíso) por morada.” (79:40-41)

“…Los que se guardan de su propia codicia, esos prosperarán…” (59:9)

Hay muchos otros versículos que censuran duramente el dese­quilibrio en las propensiones y dicen que el problema debería ser resuelto por medio de positivos esfuerzos por promover inclinaciones más elevadas.

El Corán considera que el hombre tiene la responsabilidad de es­forzarse para reformarse y orientar todas sus propensiones de modo que ninguna de ellas pueda exceder sus límites y marchitar la lozanía de la naturaleza humana.

3. —Papel del entorno geográfico y natural.

No es posible que el entorno geográfico y natural no vaya a tener efecto alguno sobre la vida emocional y espiritual del hombre. Así como las características y fuerza muscular de todos los hombres no pueden ser iguales, tampoco la espiritualidad de una persona que ha crecido en medio del desierto con un calor abrasador puede ser igual a la de otra persona que vive en una región costera, con clima húmedo y densa forestación. No hay duda que el clima caliente, el agua salada o la región montañosa no pueden tener el mismo efecto sobre las incli­naciones humanas como por ejemplo, el clima frío, el agua dulce o las tierras pantanosas. Por esto el físico de las personas de distintas regiones no puede ser el mismo.

Sin embargo, estas variadas condiciones físicas y naturales no motivan al hombre a ir en una determinada dirección, aunque las mis­mas le pueden proveer, en algún grado, condiciones que le induzcan a adoptar cierto modo de vida. Ninguna región compele al hombre a mantener o perder su dignidad, a defender su libertad o sucumbir al sometimiento, a ser virtuoso o ruin, o a ser vago o trabajador.

Es el propio hombre quien, a pesar de todas las dificultades y condiciones desfavorables, puede encontrar su camino y hacer uso de su fuerza de voluntad para fortalecer su espiritualidad implícita.

4. —Papel de los factores históricos, económicos y sociales.

Los factores históricos, la atmósfera social, las relaciones econó­micas y las condiciones sociales también juegan un rol básico en la dirección de las tendencia del hombre, sus razones, su perspectiva y su modo de vida. Algunas veces ponen obstáculos en el camino de la libertad del ser humano y en su facultad de elección.

Pero no debemos olvidar que las actuales condiciones fueron producidas gradualmente por algunas personas, y que otras pueden combatir los factores del mal existente bajo la bandera de la libertad y el conocimiento. Pueden madurar intelectualmente y valiéndose de su voluntad y decisión pueden combatir la corrupción. Esta materia será discutida más adelante cuando tratemos de la perspectiva históri­ca del Islam.

5. —Papel de las normas, y regulaciones en el campo de la opción

Debemos saber que el hombre tiene ciertas inclinaciones e ins­tintos que deben ser guiados y modificados. Como los factores natu­rales y las condiciones del medio ambiente afectan sus opciones y modo de vida, debe tomar medidas para mejorar su entorno y producir cam­bios para mejorar.

Los principios y normas sobre cuya base deberían tener lugar esas mejoras y modificaciones es uno de los tópicos más importantes relacionados con la cuestión de la opción del ser humano y su voluntad.

¿Cómo debería el ser humano moldear su vida y qué dirección debería tomar? ¿Qué debería elegir y en base a qué? ¿Debería permi­tir que otros le impongan ciertos principios que luego, por parecerles normales y correctos, los hace suyos y se deja conducir por los mismos, como ocurre normalmente en la democracia moderna?

¿Debería permitir ser envuelto en un conflicto ideológico sobre la base de la teoría de la compulsión material y la dialéctica histórica como es presentada por ciertas escuelas de pensamiento (las marxistas), las que dicen que agudizando las contradicciones en los procesos, se vigoriza el movimiento y se desarrolla la historia?

¿O debería, como principio, liberarse de todos los postulados enunciados, despojarse de sus ideas preconcebidas y luego, con total libertad elegir y crear sus propias normas y principios, porque no hay ningún otro principio aparte del que uno elige por sí mismo? ¿O hay otra manera distinta? Y si la hay, ¿cuál es?

Desde el punto de vista islámico el hombre ha sido creado libre de toda compulsión y no se le puede imponer ningún principio precon­cebido que le prive de su libre albedrío y facultad de optar.

El ser humano debe elegir por sí mismo las normas y principios para moldear su vida correctamente y para servir a la sociedad a la luz de su creciente conocimiento. Todo el énfasis que el Corán pone sobre el discernimiento, comprensión y racionabilidad, y también sobre una mente libre de mitos, fantasías y nociones incorrectas prevalecientes en el medio ambiente o heredadas de nuestros antepasados, está dirigido a preparar el camino para descubrir la Verdad.

6. —La Revelación divina.

Una de las fuentes más importantes de conocimiento y del domi­nio del pensamiento es la Revelación divina.

El mundo no es siniestro y sin sentido. Además de esas faculta­des innata con las que Dios ha provisto al ser humano con el objeto de ayudarle a encontrar la verdad, El ha enviado a los Profetas para que lo guíen correctamente. Esta guía no significa la imposición forza­da de la Voluntad de Dios ni significa la supresión de la creatividad del hombre. Representa solamente un tipo de exhortación y ayuda divi­na. Muestra la afabilidad y gracia del Creador. Esta guía es una luz que se agrega al discernimiento del hombre y no restringe su voluntad.

El ser humano debería beneficiarse por medio de esta guía, para lo que, con plena conciencia, debería usar su conocimiento y discerni­miento. Primero debería pensar y evaluar, y solamente después optar. Si incluso después de identificar la verdad persiste en su no creencia, quedará condenado.

En apoyo de estos puntos hay suficientes evidencia en el Corán y ya hemos citado algunos versículos.

7. —El propio obrar del ser humano construye su destino

Otra cuestión que da dirección a la voluntad y elección del ser humano es el prestar atención al hecho de que obrar hace a su destino y que cada acción suya tendrá una reacción más tarde o más temprano. El futuro del ser humano depende en realidad de sus propias obras.

Dice el Corán:

“Y el hombre sólo obtendrá con arreglo a su propio esfuerzo.” (53:39)

“Ha aparecido la corrupción en la tierra y en el mar como conse­cuencia de las acciones erradas de la gente... ” (30:41)

Es la resistencia de la gente la que evita la corrupción.

“Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres valiéndose de otros, la tierra se habría ya corrompido.” (2:251)

El Paraíso y el Infierno son el resultado y el reflejo de las obras de la gente.

“Este es el Jardín (paradisíaco) que habéis heredado como pre­mio a vuestras obras.” (43:72)

“¡Pues sí! Quienes hayan obrado mal y estén cercados por su pe­cado, esos morarán en el Fuego eternamente.” (2:81)

En realidad las obras de la gente son preservadas apropiada y cui­dadosamente.

“El bien que hagáis como anticipo a vosotros mismos, volveréis a encontrarlo junto a Dios. Dios ve bien lo que hacéis.” (2: 110)

Como en este mundo todas las cosas están bien planeadas y bien dirigidas y no hay nada fútil o casual, todas las obras humanas tienen un papel y un efecto constructivo.

Este punto de vista deja muy claro que un hombre tiene que ser muy cuidadoso al momento de optar. No le está permitido meterse en cualquier cosa sin cuidado y al azar.

Es esencial que siga solamente lo que es justo o correcto. No debe tomar una decisión de manera impensada o descuidada. En este sentido, se debe ser temeroso y aprehensivo y por eso poseemos estas cualidades. Posiblemente es este temor a Dios lo que lo lleva a uno a practicar la piedad.

“Por encima y por debajo, tendrán sombras de fuego. Así atemoriza Dios a Sus siervos. ¡Temedme, pues, siervos! ” (39:16)

8. —objetivo de los esfuerzos del ser humano

Veamos ahora cual debería ser el objetivo de los esfuerzos del ser humano. Sabemos que el Islam propone ciertas metas y principios y que llama al ser humano a adoptarlas. De por sí, esto es una bendición de Dios. Pero es el propio ser humano quien debe elegir su camino con­cienzudamente.

Prosperidad y salvación

De acuerdo al Corán uno de los objetivos de los esfuerzos del hombre es lograr faláh, que significa salvación y prosperidad.

Falláh (palabra de la misma raíz árabe) quiere decir “cultivador”, quien hiende la tierra, la prepara para el cultivo y hace todo lo nece­sario para el crecimiento y desarrollo de la semilla, que bajo condicio­nes favorables de suelo, agua y clima, brotará y con ayuda de las fuerzas naturales aumentará el sembrado en tamaño y peso.

Ver la continuación en archivo completo PDF

Fuente: libro INTRODUCCION A LA COSMOVISION DEL ISLAM; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com; Fundación Cultural Oriente


[1] “Nosotros os hemos creado de polvo, luego de una gota (de esperma), lue­go de un coágulo de sangre, luego de un embrión formado o informe...” (22:5).

[2]  “...Luego hicimos de él otra criatura -un ser nuevo…” (23 :14).

[3]  “...Luego le ha dado forma armoniosa e infundido en él de Su Espíritu...” (32:9)

[4] “Hemos honrado a los hijos de Adán (los hombres)... y les hemos preferido marcadamente a muchas otras criaturas.” (17 :70)

[5] “Y cuando lo haya formado armoniosamente e infundido en él de Mi Espíritu, caed prosternados ante él.” (38:72)

[6] “El enseñó al hombre lo que (éste) no sabía.” (96:5)

[7] “El enseñó a Adán todos los nombres, luego los presentó a los ángeles...” (2 :31)

[8] “La tierra te proveerá morada y sustento por un tiempo señalado” (7 :24).

[9] “Adán desobedeció a su Señor y se descarrió. Luego, su Señor lo escogió, le perdonó y le puso en la buena dirección.” (20:121-122)

[10] “Si sois desagradecidos (impíos), vosotros y todos los que están en a tierra... (Sabed que) Dios se basta a Sí Mismo (es Autosuficiente), es Alabadísimo.” (14:8 )

[11]  “Y cuando tu Señor dijo a los ángeles: 'Voy a instituir un representante en la tierra'...” (2:30)

[12] “¿No ves que Dios ha sujetado a vuestro servicio lo que hay en los cielos y en la tierra...?” (31 :20)

[13] “... El os ha creado de la tierra y os ha establecido en ella...” (11 :61).

[14] “El es Quien os ha hecho dócil la tierra. Recorredla, pues, de acá para allá y comed de su sustento...” (67 :15).

[15] “Hemos honrado a los hijos de Adán (los hombres). Los hemos llevado por tierra y por mar...” (17:70).

[16] “¿Os figurabais que os habíamos creado en vano y que no ibais a ser de­ vueltos a Nosotros?” (23 :115).

[17] “Hemos creado al hombre de una gota de esperma, de ingredientes, para ponerles a prueba. Le hemos dado el oído, la vista...” (76:2)

[18] “¡Por el alma y Quien le ha dado forma armoniosa!, instruyéndola sobre su propensión al pecado y su temor (a Dios).” (91:7-8).

[19] “Oriéntate hacia la religión original (primordial): La naturaleza de Dios según la cual originó al hombre...” (30:30).

[20] “Propusimos el depósito a los cielos, a la tierra y a las montañas, pero se negaron a hacerse cargo de él, tuvieron miedo. El hombre, en cambio, se hizo cargo...” (33:72).

[21] “Oriéntate hacia la religión original: La naturaleza de Dios según la cual        originó al hombre...” (30:30).

“El hombre es de natural impaciente.” (70:19)

“El amor de lo apetecible aparece a los hombres adornado: los hijos varones, las mujeres, el oro y la plata por quintales colmados, los caballos de raza, los gana­dos, los campos de cultivo...” (3:14).

“Y ama ardientemente, si, los bienes terrenales” (100:8).

[22] “Sin duda el hombre se rebela cuando se cree autosuficiente (rico).” (96: 6-7).

[23] “...Juzga entre los hombres según justicia. ¡No sigas la pasión! Si no, te

extraviará del camino de Dios...” (38:26).

[24] “Si le hacemos gustar una dicha, luego de haber sufrido una desdicha, se­guro que dice: ' ¡Se han alejado de mi los males!' Si, se regocija, se jacta. En cam­bio quienes sean pacientes y obren bien, obtendrán perdón y una gran recom­pensa.” (11:10-11)

Article_image
Article_rate
No votes yet