El Islam frente a las realidades internacionales

Por: Aiatol·lah ‘Amîd Zanÿânî

El Aiatol·lah ‘Amîd Zanÿânî nació en la ciudad de Zanÿân (Irán) en 1938. Estudió en los centros teológicos de Qom (Irán) y Nayaf (Irak). Antes de la Revolución fue elegido por el Imam Jomeini (ra) como su representante. Fue miembro del consejo central de la Asociación Central de Clérigos Luchadores. Luego del triunfo de la Revolución fue miembro del Cuerpo de Revisión de la Constitución de la República Islámica de Irán. Fue elegido diputado del tercer y cuarto periodo de la Asamblea de la República Islámica de Irán. Desde 1980 imparte clases en las facultades de Derecho, Cien­cias Políticas y Teología en la Universidad de Teherán y en otras instituciones de educación superior de su país. Se han publicado más de 25 libros suyos en materia de Jurisprudencia religiosa, Derecho, Política, Jurisprudencia política, y decenas de artículos y entrevistas científi­cas. También imparte clases en el Centro de Estudios Islámicos de Teherán y en diversas universidades de su país.

La siguiente es parte de una conferencia ofrecida por Aiatol·lah ‘Amîd Zanÿânî en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela el 11/11/2004, ante los funcionarios del Ministerio, representantes de delegaciones diplomáticas extranjeras y estudiantes de la carrera diplomática.

 

En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.

Con anuencia de los res­peta­bles funcionarios presentes, el res­petable presidente de la reu­nión, las señoras y señores pre­sentes, especialmente los jó­venes estu­diantes y jóvenes polí­ticos que tienen la función de cons­truir la estructura del Mi­nisterio de Rela­ciones Exteriores de este país…

 Antes de explicar la pos­tura y posición del Islam en rela­ción a las realidades de las rela­ciones inter­nacionales, es necesa­rio de­jar en claro unos cuantos puntos:

Este punto consiste en di­rigir la atención de las respeta­bles per­sonas presentes a la posi­ción de grandes pensadores, ju­ristas, y teó­ricos en el campo de las rela­ciones internacionales en rela­ción a las realidades existen­tes.

Hoy en día hemos here­dado un sistema mundial en la Organi­zación de las Naciones Unidas, con una inmensa es­tructura pero una capacidad li­mitada. Asi­mismo, heredamos un preciado legado consistente en las teorías de pensa­dores e im­portantes eru­ditos en las ramas de las relacio­nes internacio­nales y el derecho internacional.

Todos nosotros sabemos que después de la segunda guerra mundial el mundo se dispuso a los umbrales de una gran trans­forma­ción. La actual estructura de la Organización de las Nacio­nes Uni­das fue suscitada por los vencedo­res de la guerra. En rea­lidad los principales objetivos de la ONU y la totalidad de las teo­rías referentes al derecho inter­nacional fueron un reflejo y efecto de la guerra.

Hoy, cuando nos enfren­ta­mos con estos dos grandes ca­pitales, por un lado la estructura de la ONU y por otro lado las principales teorías en cuanto a relaciones internacio­nales y de­recho internacional, los expertos se preguntan: ¿Acaso con estos dos grandes legados es posi­ble resolver los grandes problemas mundiales?

Lo que hace que esta pre­gunta sea planteada de una ma­nera pesi­mista es el hecho que después de concluida la segunda guerra mun­dial se han producido numerosas crisis y conflictos como la crisis de Corea, Vietnam, Bosnia, la del Golfo Pérsico, etc.

La pregunta que se plan­tea a este respecto, esto es, frente a la realidad existente, es que ¿en cuál de esas crisis la ONU ha po­dido brindar solución? ¿En qué medida la Organización de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad han tenido un rol en solucionar la crisis de Corea y asimismo la de Vietnam y otros conflictos?

Ustedes bien saben que gran­des pensadores y expertos en rela­ciones internacionales como Mor­genthau sostienen que la ONU no ha desempeñado ningún papel efectivo en la solución de estos conflictos.

En expresiones más cla­ras, las leyes del derecho interna­cional nunca han podido brindar una solución a estos conflictos.

Con todo el respeto que te­ne­mos por las diferentes teorías sobre las relaciones internacio­nales, y asimismo por los esfuer­zos en ma­teria de derecho, en pro del desa­rrollo del derecho inter­nacional, estas teorías y leyes no han mos­trado su efectividad para solucio­nar las crisis internacio­nales.

Morgenthau, como ex­perto y teórico en relaciones in­ternacio­nales, se permite alegar que todo eso no es sino letras sobre papel.

Hoy en día entre los aconte­ci­mientos relacionados a las rela­ciones internacionales, somos tes­tigos de la crisis de Afga­nistán e Irak. A esto debemos agregar la vieja herida del con­flicto del me­dio oriente.

Aquellos que están fami­liari­zados con las cuestiones teó­ricas de las relaciones internacio­nales y estudian o enseñan el derecho internacional, se deben preguntar cuánto ha sido el rol de la ONU para solucionar estos conflictos.

Los tratados internacio­nales, el estatuto de las Naciones Uni­das y el resto de las conven­ciones inter­nacionales condenan explí­cita­mente la invasión terri­torial. ¿Acaso esa es la realidad? ¿La in­vasión a otro país es ac­tual­mente condenada?

El estatuto de la ONU y el resto de los documentos regula­dores de la ONU consideran la defensa como un derecho in­cues­tionable. ¿Acaso las grandes poten­cias que controlan la ONU recono­cen ofi­cialmente la de­fensa ante la inva­sión como un legítimo dere­cho? ¿O acaso su­cede lo contrario y se reprime cualquier tipo de le­gítima de­fensa y se aprueba cual­quier tipo de trasgresión?

Nunca había sucedido en la ONU y en el orden internacional que se vapuleara hasta este punto la conciencia interna­cional.

Voy a hacer referencia a cómo comienza la primera frase de los estatutos de la ONU: “No­sotras las naciones…” La pre­gunta es: ¿Acaso la conciencia de estas naciones no se vio vapu­leada por reprimir una legítima defensa y por apoyar a los tras­gresores?

Esta fue una breve intro­duc­ción que se ha brindado a los pre­sentes para que el tema con­serve su identidad académica. Solo he señalado unas cuantas pautas gene­rales de las que pue­den inferir los detalles de los pormenores de las mismas.

Ha llegado el momento de analizar la perspectiva del Islam en lo referente a las realidades inter­nacionales existentes.

Planteemos la pregunta de forma muy clara y precisa: Con­side­rando las realidades actuales en el orden internacional, ¿cuál es la perspectiva del Islam?

El tema es muy largo y tene­mos mucho que decir res­pecto al tópico “el derecho inter­nacional en el Islam”, pero voy a conten­tarme con el siguiente punto:

En todas las convenciones in­ternacionales, en el campo de las teorías de las relaciones inter­na­cionales o de las leyes del de­recho internacional, siempre se pone énfasis en la paz y la seguri­dad. Por favor, imagínense uste­des qué sig­nifica una paz sin jus­ticia. ¿Qué sentido tiene la segu­ridad sin justi­cia? Paz y seguridad sin justicia significa que los tira­nos, los opre­sores, los trasgreso­res, pisoteen los derechos de los oprimidos y débi­les con la excusa de preservar sus propios intereses y que el débil se someta. En este caso se entabla un estado de paz, pero ésta es la paz que se da entre el lobo y el cor­dero, en el sentido que el cordero se convierte en alimento del lobo sin que oponga la menor resisten­cia. Seguridad sin justicia significa que el tras­gresor alcance sus espu­rios obje­tivos y que el pueblo que ha sido objeto de la trasgresión no tenga el derecho a la legítima de­fensa.

En las realidades existen­tes y en las crisis que tuvieron lugar después de la segunda gue­rra mundial, en cualquier lugar donde los trasgresores han puesto el pie encendieron el fuego de la guerra, y solo se han utilizado las consig­nas de “paz” y “seguridad” para reprimir la legítima defensa.

Estamos haciendo un análisis académico, así que por qué no ser más claros: cuando el invasor in­gresa a Corea y en Vietnam co­mienzan los conflic­tos es solo cuando sale de Corea y de Viet­nam que se apaga el fuego de la guerra.

De esta manera vemos que tanto el inicio como el final de la crisis fueron en base a la volun­tad del trasgresor.

Preguntémonos: ¿qué es lo que falta en estas dos realida­des que llegan a producirse estos su­cesos?

Sin lugar a dudas, las fu­turas generaciones observarán nuestra época con asombro: las víctimas se encuentran atadas de pies y manos y se disponen todos los medios en manos de los tras­gre­sores. Final­mente la concien­cia mundial des­pertará y terminará por concluir esa misma opinión del Islam: que eso sucedió porque no se ha plan­teado la “justicia” junto a las con­signas de “paz” y “seguridad”.

Los actuales aconteci­mientos en las realidades inter­nacionales son resultado de la paz y la segu­ridad sin justicia. Desde la pers­pectiva islámica la paz sin justicia es una paz unilateral y sólo es en beneficio del trasgre­sor. La segu­ridad sin justicia solo se propone garantizar los inter­eses del tras­gresor. Si es que la paz y la segu­ridad pretenden garan­tizar los in­tereses de todos los pueblos de­ben estar afianzadas en la justicia.

Siempre dirijo la atención de mis estudiantes, tanto en la rama de las relaciones interna­cionales como en la rama del derecho internacional, a este punto: que se pregunten a sí mismos ¿por qué en el vocabula­rio político de los esta­tutos de la ONU, habién­dose utili­zado tanto los vocablos “paz” y “seguridad” no se ha usado el tér­mino “justi­cia”? Esto no puede ser casual ¡que los auto­res de los esta­tutos de la ONU, que es el más importante docu­mento in­terna­cional de la es­tructura ac­tual del orden inter­nacional, hayan olvi­dado utilizar en abso­luto el voca­blo “justicia”!

La crítica académica con­forma el mensaje de las uni­versi­dades. El error cometido en el año 1948 a causa de las cir­cuns­tancias parti­culares que im­pera­ban luego de la guerra no puede ser aceptable para nuestro mundo actual. Para solu­cionar este “punto ciego” el Islam plan­tea la justicia y reclama que el orden internacional deba ser en base a la justicia…

·   ¿Qué esfuerzos académicos y mediáticos realiza el Is­lamismo para hacer enten­der la necesidad del diálogo en lugar de la “con­fronta­ción de las civili­zaciones” planteada por el imperia­lismo?

Para eliminar las hostili­dades a nivel internacional, el diálogo debe ser a nivel de las naciones del mundo. El diálogo a nivel de las naciones y gobiernos es com­pren­dido de la siguiente manera: todas las naciones y go­biernos basados en la voluntad popular deben hacer entender a los demás países y Estados cuáles son sus objetivos y valores; esto es, debe regir el mu­tuo entendi­miento entre los Estados y pue­blos. Cuando se establece el mu­tuo entendimiento entre partes en conflicto la hostilidad desapa­rece por sí misma.

Mediante los estudios sobre rela­cio­nes internacionales y de­recho in­ternacional nosotros esta­mos en la búsqueda de elimi­nar los conflictos internacionales de una manera académica.

Ustedes saben que el tema de la solución pacífica de los con­flic­tos internacionales es una materia que ocupa dos créditos de estudio.[1] Los estudiantes en los niveles de licenciatura y post­grado cursan una materia sobre la manera de solucionar pacífica­mente las crisis internacionales, en dos créditos de estudio.

Desde la perspectiva del Is­lam y del Sagrado Corán se plantea el mutuo entendimiento como una de las mejores vías para la solución pacífica de los con­flictos entre los pueblos. A nivel nacional, en los juzgados gene­ralmente se utiliza este método: si un juez tiene éxito en estable­cer un entendimiento entre las partes en conflicto ya no hay necesidad de un juicio y que se siga un proceso judicial. Si pro­yectamos ello en gran enverga­dura a un nivel internacional, el esta­blecimiento de un entendi­miento entre los pueblos y na­ciones puede ofrecer vías pacífi­cas para eliminar las crisis inter­nacionales incluso en aquellos conflictos armados.

Dice el Sagrado Corán: «Di: “¡Oh gente del Libro! Venid y con­vengamos una palabra en común entre nosotros: que no adoraremos sino a Dios, que no le asociaremos nada y que no nos tomaremos unos a otros como señores en vez de Dios…”» (Aal ‘Imrân; 3: 64)

El significado de esta aleya es que el Islam exhorta a todos aque­llos que procuran la paz y la segu­ridad mundial a lo­grar un enten­dimiento según los puntos en co­mún de manera que los mismos conformen la base para solucionar los puntos de diferen­cia. Éste es el sentido del “diá­logo entre las civi­lizacio­nes”, el cual puede resolver mu­chas de las crisis internaciona­les, discre­pan­cias y hostilidades en el plano mundial. El principio de mutua comprensión abre el ca­mino hacia la paz y la seguridad.

·   ¿Cree usted en un mundo sin la ONU?

Nunca hemos afirmado que el establecimiento de la paz y la segu­ridad se logren eliminando la ONU. Nosotros lo que hemos hecho es plantear la crítica de por­qué la ONU no desempeña un rol en la solución de las crisis mun­diales. Permítanme explicar el tema a través de un ejemplo: si en la crisis de Irak realmente este país poseía armamentos no-con­vencionales o realmente la exis­tencia de un tirano amena­zaba la paz de la región y del mundo ¿qué problema hubiera habido en dejar bajo la responsa­bilidad de la ONU la solución de la crisis?, e incluso antes de que el tema llegara a la ONU, ¿no hubiera sido razonable delegar el problema a los organis­mos árabes e islámicos? Aquellos que se in­visten como “gendarmes del mundo” hubieran permitido que fueran los mismos países ára­bes e islámicos los que soluciona­ran el problema, y luego si éstos no podían solucionar la crisis de Irak entonces la ONU debería haber intervenido en el asunto.

La pregunta que hacemos es precisamente: ¿por qué las gran­des potencias se consideran con la au­torización de intervenir en otros países pasando por alto a la ONU? Entonces, nosotros tam­bién cree­mos que debe existir un orden internacional y una es­tructura adecuada que regule ese orden, pero una Organización de las Na­ciones Unidas que tenga efectivi­dad.

Como una crítica acadé­mica permítanme exponer la postura de la ONU mediante otro ejem­plo. Podemos decir que la ONU es una compañía cuyos accionis­tas son los vencedores de la gue­rra. El papel principal de la ONU es desempe­ñado por los vencedo­res de la se­gunda guerra mundial. Nosotros proponemos una Orga­nización de las Naciones Unidas basada en la voluntad directa de la totalidad de los pue­blos, que preserve el princi­pio de igualdad y niegue la discri­mina­ción; unas Naciones Unidas donde no exista el derecho al veto. Unas Naciones Unidas cuya rú­brica final de sus documentos no esté en manos de una o dos super­potencias. Unas Naciones Unidas que respeten los intereses nacio­nales de todos los países, que reco­nozca oficial­mente la soberanía de los pue­blos. Unas Naciones Unidas que respalden oficialmente la legí­tima defensa de una nación y no se dispon­gan del lado de los tras­gre­sores e invasores.

¿Acaso existe tal Organi­za­ción de las Naciones Unidas? … Debe formarse.

·   ¿No cree usted que para al­canzar la justicia, la no-trasgre­sión, la paz y la segu­ridad, es ne­cesario lu­char contra la po­breza y la ex­clusión social como ele­mentos generadores de los gran­des pro­blemas?

Al dar mis clases en la uni­ver­sidad intento siempre plantear unas pautas generales en base a las cuales los estudiantes infieran el desarrollo y los ele­mentos y deri­vaciones de las mismas y este punto (el tema de la pobreza y la exclusión) es una de esas deriva­ciones.

Cuando planteamos la ne­ce­si­dad de la justicia, sus mentes se trasladan precisamente a lo si­guiente: ¿con esa pobreza ate­rra­dora y trágica, con la desgracia de la ignorancia, con la tragedia del subdesarrollo de muchísimas na­ciones, acaso se puede procurar una solución correcta que garan­tice la seguridad y paz mundial? Es muy natural que surja esta pre­gunta.

La pobreza y la privación, la ignorancia y el subdesarrollo, son dos de los factores principales de los disturbios internacionales, por la siguiente razón: en el or­den internacional no se ha obser­vado la justicia. La justicia es la solución de los problemas.

·   ¿Qué opinión le merecen las consideracio­nes de Sa­muel Hun­tington sobre la necesidad que tiene occi­dente de replantear el modo de manejar las rela­ciones internacionales?

Combatir la violencia con más violencia trae aparejada una se­cuencia interminable de vio­lencia. Eso no significa que los oprimidos deban perder su dere­cho a la legí­tima defensa. Nin­guna conciencia despierta niega y priva a los pue­blos que han sido objeto de tras­gresión su derecho a la legítima defensa. Aquellos que plantean la tesis del “choque de las civilizacio­nes”, bajo esa consigna persiguen otros objeti­vos nefastos y es por eso mismo que en oposición al “choque de civilizaciones” desde la República Islámica de Irán se la planteado el “diálogo entre civili­zaciones”. La tesis de la confronta­ción entre civilizaciones exhorta al método utilizado durante las gue­rras cru­zadas, y persigue como final el triunfo de occidente re­presen­tado por unos cuantos países po­derosos, y es una nueva manera de destruir a países débiles y pe­queños. Aparentemente aquellos que han planteado esta tesis no han seguido un curso serio para defender la misma.

Traducción del persa: Feisal Morhell

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1] Un crédito de estudio equivale a 16 horas teóricas.

Article_image
Article_rate
No votes yet