La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán

 

Sura al-Baîinah (La Evidencia) - Nº 98

Ésta sura fue revelada en Medina y consta de ocho aleyas

Contenido y mérito de su lectura

Lo más sabido, es que ha sido revelada en Medina, así como su propio contenido lo confirma, puesto que en ella se cita reiteradamente a los adeptos del Libro y como es de saber, el contacto de los musulmanes con ellos tuvo lugar en esa ciudad.

La Sura, además habla de la oración y el zakât.

Es cierto que este último, se legalizó en La Meca, pero también es cierto que su aplicación, se llevó a cabo en Medina. En general, este capítulo señala la universalidad de la misión del noble Profeta (PB), esclareciendo que esa misma misión va acompañada de pruebas evidentes y que es el mismo mensaje que estaban esperando hacía tiempo los adeptos del Libro. Sin embargo, cuando les llegó, le dieron la espalda porque vieron en peligro sus intereses materiales.

También esta sura, incluye la realidad de que los principios de las convocatorias de los Profetas (P), como por ejemplo la fe, la oración, y el ayuno, son principios sólidos y eternos, los cuales existieron en todas las religiones divinas. Otra parte de la sura, cita las diversas posiciones de los adeptos del Libro y los inícuos, frente al Islam y señala que quienes creyeron y actuaron benévolamente, son las mejores de las criaturas, en cambio, quienes se sumergieron en el camino de la incredulidad, el politeísmo y el pecado son las peores de ellas.

A esta sura, se la denomina de diferentes maneras, que se han elegido acorde con los términos que en ella se citan. Sus nombres más famosos son “Baîinah”, “Lam iakun” y “Qaîimah”.

Respecto al mérito de su lectura, dijo el noble Profeta (PB): “Si la gente supiera cuántas bendiciones confiere esta sura, abandonaría sus familias y sus bienes a fin de estudiarla y aprenderla”.

Preguntó cierta vez un miembro de la tribu de Juzâ’ah: “¡Oh Enviado de Dios! ¿Cuál es su mérito y recompensa?”. Dijo: “Ningún hipócrita la recita, ni tampoco quienes albergan la duda en sus corazones. ¡Juro por Dios que los ángeles más próximos a Él, la recitan desde que se crearon los cielos y la tierra y no se cansan de recitarla, ni siquiera por un instante! Para quien la lea por la noche, Dios ordenará a los ángeles la protección de su religión (vida espiritual) y su mundo (vida material) y ellos solicitarán al Altísimo, misericordia para con el recitador. En cuanto a quien la recite durante el día, recibirá una recompensa tal como el tamaño de todo aquello que el día ilumina y todo aquello que la noche ensombrece”.[1]

Nº 98 - Sura al-Baîinah (La Evidencia)

Bismil lâhi ar rahmâni ar rahîm

1. Lam iakunil-ladhîna kafarû min ahlil kitâbi ual mushrikîna munfakkîna hattâ ta’tiahumul baîinah

2. Rasûlun minal lâhi iatlû suhufan mutah-harah

3. Fîhâ kutubun qaîimah

4. Ua mâ tafarraqal ladhîna utûl kitâba il-la min ba’di mâ ÿa’athumul baîinah

5. Ua mâ umirû il-la lia’budul lâh mujlisîna lahud dîn hunafâ’ ua iuqîmûs salât ua iu’tuz zakât ua dhâlika dînul qaîimah

6. Innal ladhîna kafarû min ahlil kitâbi ual mushrikîna fî nâri ÿahan-nama jâlidîna fîhâ ulâ’ika hum sharrul barîiah

7. Innal ladhîna âmanû ua ‘amilus sâlihât ula’ika hum jairul barîiah

8. Ÿazâ’uhum ‘inda rabbihim ÿannâtu ‘adnin taÿrî min tahtihal anhâr jâlidîna fîhâ abadan radial lâhu ‘anhum ua radû ‘anhu dhâlika liman jashia rabbah

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En el nombre de dios, el compasivo, el misericordiosísimo

1. Los incrédulos de entre los adeptos del libro y los idólatras

No desistieron de su religión hasta que les llegó la evidencia

2. Un enviado de dios, que recita escrituras inmaculadas,

3. Que comprenden incontrovertibles leyes.

4. (sin embargo) los adeptos del libro no se dividieron sino después de haberles llegado la evidencia.

5. Aunque no se les encomendaba sino que adorasen sinceramente a dios, fuesen monoteístas, observaran la oración y pagasen el zaqat. Esta es la religión verdadera.

6. Por cierto que los incrédulos de entre los adeptos del libro y los idólatras, entrarán en el fuego infernal, donde permanecerán eternamente. ¡éstas son las peores criaturas!

7. En cambio, los creyentes que practican el bien ¡éstas son las mejores de las criaturas!

8. Cuya recompensa está en su señor: jardines del edén bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente. Dios se complacerá en ellos y ellos se complacerán en él. Esto será para quien tema a su señor.

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Éste es el credo eterno

En el inicio de esta sura, se habla de la situación de los adeptos del libro (judíos y cristianos) y los inicuos árabes previo a la aparición del Islam.

1. Lam iakunil-ladhîna kafarû min ahlil kitâbi ual mushrikîna munfakkîna hattâ ta’tiahumul baîinah

1. Los incrédulos de entre los adeptos del libro y los idólatrasno desistieron de su religión hasta que les llegó la evidencia

2. Rasûlun minal lâhi iatlû suhufan mutah-harah

2. Un enviado de dios, que recita escrituras inmaculadas,

3. Fîhâ kutubun qaîimah

3. Que comprenden incontrovertibles leyes.

Sí, previo a la aparición del Profeta (PB), ellos sostenían tal pensamiento, pero luego de su aparición y de la revelación del Libro Divino dio un vuelco total y se dividieron.

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4. Ua mâ tafarraqal ladhîna utûl kitâba il-la min ba’di mâ ÿa’athumul baîinah

4. (sin embargo) los adeptos del libro no se dividieron sino después de haberles llegado la evidencia.

Estas aleyas, hacen hincapié en lo sostenido por los adeptos del Libro y los inicuos que insistían en que si les llegaba un profeta con evidencias, lo aceptarían. No obstante ello tras su arribo, renunciaron a sus palabras y lucharon en su contra, excepto un grupo que se condujo por el sendero de la fe. Entonces la misma se asemeja a lo transmitido en la aleya 89 de la sura 2 (Al-Baqara), que dice: “Cuando de parte de Dios les llegó un libro (el Corán), corroborante del suyo -cuando ya habían implorado a Dios la victoria sobre los incrédulos- y cuando les llegó lo que ya sabían, lo renegaron. ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los incrédulos!”. (Corán 2:89)

Ciertamente, los adeptos del Libro, aguardaban un surgimiento tal y los inicuos árabes, que comúnmente los consideraban más sabios y conscientes de sí mismos, también vociferaban esta creencia. Pero luego de hacerse efectivo sus propios anhelos, cambiaron de parecer y se unieron a las filas de sus opositores.

Es de hacer notar que en la primera aleya, la Gente del Libro fue mencionada antes que los idólatras, y en la cuarta aleya solo se habla de la Gente del Libro y no se ha mencionado a los idólatras, siendo que la aleya se refiere a ambos.

Estas actitudes, aparentemente se deben a que en estos tipos de programas, la Gente del Libro es el origen y la base, y los idólatras los imitaban, o se debe a que la Gente del Libro, era más merecedora de reproche, puesto que entre ellos había muchos sabios y desde este punto de vista, se ubicaban en un nivel superior que los idólatras.

Por lo tanto, su oposición era más aborrecible e inaceptable y eran merecedores de un mayor reproche.

Existe una tercera hipótesis respecto a las aleyas en cuestión. Afirman que su significado, es que Dios no abandonaría a los incrédulos y a la Gente del Libro, hasta que les enviara una evidencia y les señalara el camino. Dios habría enviado al Profeta del Islam (PB) para orientarlos.

En realidad esta aleya, señala la ley del “Favor Divino” (Qaidat-ul lutf), tema del que se ocupa la teología dogmática del Islam (‘Ilm-ul kalâm).[2]

Esto significa que Dios, envía pruebas claras a cada pueblo y sociedad a fin de acabar con sus vanas excusas.

El vocablo “Baîinah”, significa evidencia o prueba clara y la frase que le sigue representa al Profeta de Dios (PB), quien los exhortó con el Generoso Corán.

El término Suhuf”, plural de Sahîfah”, significa papel para la escritura. En este caso en particular, significa el contenido de esos papeles, puesto que el Profeta (PB) jamás leyó nada.

La palabra “Mutahharah” se refiere a su pureza, libre de cualquier mancha, mentira o falsedad y libre también de los demonios, los genios y los humanos, así como dice la aleya 42 de la sura 31 (Luqman): “Inalterable e irrefutable, porque es la Revelación del Prudente, Loable”. (Corán 31:42)

La frase “Fîhâ kutubun qaîimatun”, se refiere, a que estas Escrituras inmaculadas están exentas de todo tipo de desviación o equivocación.

Entonces “Kutub” significa Escritura o mandatos y leyes determinadas por Dios, puesto que “Kitâbat”, también significa prescripción o mandato. Dice el Sagrado Corán: “Kutiba ‘alaikum-us siâm”. “Os ha sido prescripto el ayuno” (Corán 2:186).

En conclusión, “Qaîimah” significa recto y derecho, sólido y reforzado o precioso y valioso, también podríamos sostener que reúne todos estos conceptos.

Otra posibilidad sería que, dado que el Corán encierra los principios de las escrituras que le precedieron, la aleya diga: En él se hallan valiosas escrituras anteriores.

Otro grupo alega que la aleya, quiere decir que ellos, realmente y no por alegación, no dejarían su credo sino hasta que les llegue una evidencia. No obstante el significado de esto es que, luego de llegarles las evidencias creyeron, mientras que las aleyas siguientes demuestran que no fue así, salvo que la aleya, quiera referirse a la fe de ellos, aunque fuesen una minoría, pero de todos modos, esta interpretación no parece muy adecuada y quizás por ello Fajr Ar-Râzî considera a esta aleya, como la más difícil de interpretar; puesto que aparentemente, se contradice con las aleyas siguientes, y luego, para resolver el problema, presenta varias vías, la mejor de las cuales es la primera que expusimos.

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Lo que sigue, es un reproche a los adeptos del Libro y los inicuos, por su discrepancia ante el nuevo credo.

5. Ua mâ umirû il-la lia’budul lâh mujlisîna lahud dîn hunafâ’ ua iuqîmûs salât ua iu’tuz zakât ua dhâlika dînul qaîimah

5. Aunque no se les encomendaba sino que adorasen sinceramente a dios, fuesen monoteístas, observaran la oración y pagasen el zaqat. Esta es la religión verdadera.

Un grupo de sabios, sostiene que esta aleya se refiere a “Ahl-ul Kitâb”, dado que en sus propios credos existía el tema del monoteísmo, la oración y el zakât y a ello se debe el reproche del Corán, no obstante tampoco fueron fieles en este aspecto.

Otra versión señala, que se refiere al credo islámico, que no tenía otros mandatos más que el monoteísmo sincero, la oración, el zakât y algunos otros y que obviamente ya eran conocidos por los adeptos del Libro.

¿Por qué entonces renunciaron a ellos y se dividieron? Esta segunda interpretación, resulta ser la más aceptada puesto que a continuación de la aleya anterior, en la que se menciona su discrepancia y alejamiento respecto al nuevo credo, lo más adecuado es que “Umirû” se refiera a la nueva religión.

Asimismo, la primera interpretación sólo es aplicable a los adeptos del Libro, ya que no abarca a los incrédulos.

En cuanto a la segunda, incluye ambos grupos; según algunos intérpretes, el vocablo “Dîn” se refiere a la adoración.

Y la frase “Il·la li ia‘budul·lâh” enfatiza este sentido.

De acuerdo a ello, la aleya diría: “Cuando no se les recomendaba sino que adorasen sinceramente a Dios.”

No obstante existe la posibilidad de que “Dîn”, indique un conjunto de preceptos religiosos y esto sería lo más adecuado por la amplitud que encierra el concepto “Dîn” (religión). La frase que le sigue corrobora lo mencionado.

El término hunafâ”, plural de hanîf”, derivado de la raíz hanaf”, significa desviarse del mal camino hacia el sendero recto, (según Râgueb, en su libro “Mufradât”).

Los árabes acostumbraban llamar hanîf”, a todos los que realizaban la peregrinación y la cincuncisión, como indicio de que eran seguidores de Abraham (P).

Dilucidamos, basados en varios diccionarios, que originalmente este vocablo significaba desviación. En el caso del Corán y la tradición islámica, fue utilizado para significar la desviación del politeísmo hacia el monoteísmo y la orientación. La elección del mismo, posiblemente se deba a que las sociedades idólatras, consideraban desviados a todos aquellos que abandonaban su credo, para volverse al monoteísmo. Paulatinamente, la expresión fue utilizada como seguidores del monoteísmo y su sentido real sería: “el cambio del desvío por la orientación” que es monoteísmo sincero, moderación absoluta y alejamiento de toda clase de exageración. Cabe destacar que todas estas son las definiciones secundarias del término en cuestión.

La frase “ua dhâlika dînul qaîimah”,[3] indica que el monoteísmo sincero, la oración (vínculo con el Creador) y el zakât (vínculo con las criaturas), son de los preceptos vigentes en todas las religiones y que además se hallan en la naturaleza del propio ser humano. Sin duda la naturaleza del hombre se basa en el monoteísmo y su innato, lo convoca hacia el agradecimiento al Creador; su espíritu social lo guía a ayudar a los necesitados. Ciertamente la raíz de todas estas órdenes, se encuentra en las profundidades de las almas, por lo tanto, se hallan en el texto de las enseñanzas de todos los profetas (P) y del Profeta del Islam (PB).

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6. Innal ladhîna kafarû min ahlil kitâbi ual mushrikîna fî nâri ÿahan-nama jâlidîna fîhâ ulâ’ika hum sharrul barîiah

6. Por cierto que los incrédulos de entre los adeptos del libro y los idólatras, entrarán en el fuego infernal, donde permanecerán eternamente. ¡éstas son las peores criaturas!

7. Innal ladhîna âmanû ua ‘amilus sâlihât ula’ika hum jairul barîiah

7. En cambio, los creyentes que practican el bien ¡éstas son las mejores de las criaturas!

8. Ÿazâ’uhum ‘inda rabbihim ÿannâtu ‘adnen taÿrî min tahtihal anhâr jâlidîna fîhâ abadan radial lâhu ‘anhum ua radû ‘anhu dhâlika liman jashia rabbah

8. Cuya recompensa está en su señor: jardines del edén bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente. Dios se complacerá en ellos y ellos se complacerán en él. Esto será para quien tema a su señor.

La mejor y la peor de las criaturas

Estas aleyas señalan dos grupos: uno de incrédulos y otro de creyentes, frente a la convocatoria divina y sus respectivos destinos. El término “Kafarû”, se refiere aquí a la incredulidad respecto del Islam y no una incredulidad nata.

La expresión “Ulâ’ika hum sharr-ul barîiah” (Éstas son las peores criaturas), es una frase contundente que esclarece que no existe ser más inferior entre todas las criaturas, ya sean móviles o inmóviles, que quienes abandonan el sendero recto y se sumergen en el de la desviación, tras la aparición de la verdad y su conocimiento.

Dice la aleya 22 en la Sura 8: “Porque los peores seres, a los ojos de Dios, son los sordos y los mudos, que no razonan.” (Estos sordos y mudos que cita el Corán, son aquellas personas cuyos oídos, lenguas y mentes no son utilizados en el camino de la Verdad).

Dice la aleya 179 de la Sura 7: “Hemos creado para el Infierno numerosos genios y humanos, que tienen mentes con las cuales no razonan, ojos con los cuales no ven y oídos con los cuales no oyen. Son como las bestias, pero están más desviados aun, porque son indiferentes.”

¿Y cómo no han de ser las peores de las criaturas, cuando se les abrieron las puertas de la felicidad y se rebelaron debido a su arrogancia, su orgullo, su soberbía y su rebeldía?

El hecho de que “Ahl-ul Kitâb”, haya sido citado antes de los inicuos, probablemente se deba a su posición de un Libro divino y a que contaban con numerosos doctos. Además, las características del Profeta del Islam (PB) estaban especificadas en sus Libros, por lo que su oposición, fue lo que los convirtió en seres más deplorables.

Cabe destacar que cuando el Corán habla de los creyentes, también menciona los actos benevolentes que en realidad son los frutos del árbol de la fe. Esto evidencia que no basta el testimonio de fe y que las acciones del hombre deben ser testigos de esa fe. Opuestamente, aunque a la incredulidad no la acompañen actos ilícitos, provoca precipitación e infortunio. Usualmente es esta incredulidad la fuente de toda clase de pecados, delitos y desobediencias.

La expresión “Ulâ’ika hum jairul barîiah” (Éstas son las mejores criaturas) nos indica que los creyentes benévolos superan el rango de los ángeles. Existen otras tantas aleyas que confirman lo citado, por ejemplo las que mencionan la prosternación de los ángeles frente a Adán, y la aleya 70 de la Sura 17 (Al Isrâ’): “Por cierto que honramos a los hijos de Adán...”

En primer lugar la aleya en cuestión habla de la recompensa material, constituida por jardines paradisíacos y luego destaca la recompensa espiritual, es decir, la complacencia de Dios con ellos y de ellos con Él. El hombre estará satisfecho de Dios por haberle brindado todas sus añoranzas y Dios estará satisfecho del hombre por haber acatado sus órdenes.¿Y qué deleite y placer puede superar al estado de sentirse aceptado y complacido por Dios? Sí, al paraíso material del hombre lo constituyen los jardines de la eternidad mientras su paraíso espiritual es la complacencia de Dios, es haber alcanzado a su Amado.

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Dhâlika liman jashia rabbah

Esto será para quien tema a su señor.

Esto nos enseña que todas estas bendiciones emanan del temor a Dios puesto que el mismo incentiva a las obediencias y la devoción.

Algunos intérpretes colocan junto a esta aleya otra que dice: “Por cierto que tan solo temen a Dios los sabios de entre sus siervos.” (Corán 35: 28)

Luego, llegaron a la conclusión de que el Paraíso era un derecho de los sapientes. Naturalmente se esclarece el sentido de esta frase, si tenemos en cuenta que tanto “jâshiah” (temor), como la ciencia y la sabiduría poseen grados y niveles. Cabe destacar que algunos, creen que el rango de “jâshiah”, es superior al de “jauf”, porque con “jauf”, se identifica cualquier clase de temor, mientras “jâshiah” es un temor unido a la devoción y el respeto.

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El Imam ‘Alî (P) y sus seguidores son las mejores criaturas

En numerosos hadices transmitidos por ambas escuelas islámicas, se habla de que la aleya “Ulâ’ika hum jairul Barîiah” son el Imam ‘Alî (P) y sus seguidores.

El famoso sabio sunni Hâkim Haskanî Nishâbûrî, perteneciente al siglo V de la Hégira, transmite más de veinte hadices en su libro “Shauâhid at-Tanzîl”, basado en variadas documentaciones. Transcribiremos algunos de ellos:

a) Dice ibn ‘Abbâs: “Cuando la aleya “Innal ladhîna amanû...” fue revelada, dijo el Profeta (PB) a ‘Alî (P): “Esta aleya se refiere a ti y tus seguidores; cuando el día del Juicio ingreséis al área de la congregación satisfechos de Dios y Dios satisfechos de vosotros. Ese mismo día, encolerizados, tus enemigos serán arrastrados hacia el Infierno”.[4]

b) Relata Abû Barazah que dijo el Profeta (PB) a ‘Alî (P) cuando recitó esa aleya: “¡Oh ‘Alî! eres tú y tus seguidores y nuestro encuentro será junto a la Fuente del Kauzar”.[5]

c) Dijo Yâber ibn ‘Abdul·lâh Ansarî: “Nos encontrábamos junto al Profeta (PB) sentados en la Casa de Dios, la Ka‘bah, cuando de pronto vimos a ‘Alî (P) acercársenos. Dijo el Profeta (PB): “Mi hermano viene hacia nosotros.” Luego miró la Ka‘bah y agregó: “Juro por el Dios de esta Casa que serán venturosos él y sus seguidores el Día del Juicio Final. Por cierto que creyó en Él antes que nadie, su obediencia a la orden de Dios es mayor que la vuestra, es el más fiel a su pacto con Dios, el que mejor juzga según el fallo de Dios, el más equitativo al momento de distribuir el Tesoro Público, el más justo con la gente y el más virtuoso ante Dios de entre vosotros.” “Fue en ese preciso momento que la aleya se reveló”, continuó Yâber, “Desde entonces, los Compañeros de Muhammad (PB) la recitaban cada vez que ‘Alî (P) se presentaba y decían: “Viene hacia nosotros el mejor de la creación luego del Enviado de Dios (PB)”.[6]

El que esta aleya se haya revelado en la Ka‘ba, no contradice lo que citamos respecto al lugar donde se reveló, Medina, dado que probablemente sea una reiteración o una orden de aplicación de la misma.

Tampoco sería una idea remota, pensar que estas aleyas se hayan revelado en momentos en los que viajaba de Medina a La Meca, considerando que el relator (Yaber) adhirió al Profeta (PB) en Medina.

Tanto ibn Haÿar en su libro “As-Sawâ‘iq” como Shablanÿî en su libro “Nûr al-Absâr”,[7] relata también algunos de estos dichos. Yalâl-ud Dîn Suiûtî transmitió de Ibn Asâkir y Yâber ibn ‘Abdul·lâh este último relato en su libro “Durr al-Manzûr.”[8]

d) Según el libro “Durr al-Manzûr”, relata Ibn Mardawaih que ‘Alî (P) le narró que le había dicho el noble Profeta (PB): “¿Acaso no has oído la palabra de Dios? La palabra de Dios habla de ti y tus seguidores y nuestra cita, será junto al Kauzar, cuando el cómputo de las comunidades sea realizado. Vosotros entraréisn con vuestras frentes luminosas y seréis reconocidos”.[9]

Muchos otros sabios de la escuela Sunni, también relatan estos conceptos en sus libros, entre ellos: Jatîb Jwarizmî en “Al-Manâqib”, Abû Na‘îm Isfahânî en “Kifâiat-ul Jusâm”, ‘Al·lâmah Tabarî en su famoso Tafsîr, Ibn Sabâg Mâlikî en “Fusûl al-Muhimmah”, ‘Al·lâmah Shûkânî en “Fath al-Qadîr”, Sheij Suleimân Qandûzî en “Ianâbî‘ al-Mawaddah”, Al-Âlûsî en “Rûh al-Ma‘ânî”, y otros bajo la interpretación de las aleyas en cuestión.

El último relato es muy famoso y fue contado por muchos de los sabios islámicos. Esta es una gran e inigualable virtud para ‘Alî (P) y sus seguidores. Asimismo, queda esclarecido perfectamente que el vocablo “Shî’ah”, fue expandido por el propio Profeta (PB) entre los musulmanes y quienes creen que esta expresión es de los siglos posteriores, se hallan en un profundo error.

El extraño arco de la perfección y la vileza del hombre

Aprovechamos estas aleyas, para destacar que ninguna de las criaturas de Dios mantiene tanta distancia entre su arco elevatorio y su ruindad, como el ser humano.

Si tienen fe y realizan obras buenas, son las mejores criaturas y si se conducen por el camino de la incredulidad, el desvío y la impertinencia, se los considera las peores criaturas, pese a que esta gran distancia, es una argumentación de la grandeza de la especia humana y la aptitud de su perfección.

En conclusión, es muy natural que junto a esa extraordinaria aptitud y capacidad, se halle un extraordinario precipicio.

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¡Oh Dios nuestro! Imploramos Tu ayuda para alcanzar el rango de “Fair-ul barîiah”

¡Oh nuestro Creador! cuéntanos entre los seguidores de aquel gran hombre que merece este rango más que cualquiera.

¡Oh Señor nuestro! otórganos una sinceridad tal de modo que no adoremos sino a Ti ni amemos a nadie más que a Ti.

¡Así sea, oh Señor de los universos!

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Fin de la Sura al-Baîianah

Fuente: La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán- tomo 27; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com; Fundación Cultural Oriente


[1] Maÿma‘ al-Baiân, t. 10, p. 521.

[2] Hay que tener en cuenta que es posible que“munfakkîn”, el plural de “munfakk”, tenga un significado de sujeto (fa’el) u objeto directo (maf’ul). Entonces según la primera y segunda interpretación tiene significado de sujeto: “desistidores” y según la tercera interpretación tiene significado de objeto directo: “no serán dejados.”

[3] Debemos tener en cuenta que en la frase “Dîn-ul Qaîimah”, “Qaîimah” no es un adjetivo de “Dîn” (Religión), y su sentido es que ésta es una Religión que ha venido en los libros “Qaîimah” (rectos y valiosos) antiguos. O es una religión en la que se reflejan los mandatos rectos y valiosos del Islam. Entonces, el hecho de que “Qaîimah” esté en femenino se debe a que es un calificativo para “Kutub” (Libros) o para Mil·lah (Credo) o Sharî‘ah (Legislación).

[4] Shawâhid at-Tanzîl, t. 2, p. 357, hadîz 1126.

[5] Ibíd., p. 359, hadîz 1130.

[6] Ibíd., p. 362, hadîz 1139.

[7] As-Sawâ‘iq al-Muhriqah, p. 96, y Nûr al-Absâr, pp. 70 y 101.

[8] Durr ul-Manzûr, t. 6, p. 379.

[9] Ibíd.

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