Racismo, intolerancia e islamofobia aún vigentes en el siglo XXI

Sdenka Saavedra Alfaro[1]

En la actualidad continúa la discriminación y el racismo rondando nuestras percepciones, nuestro entorno,  por ejemplo en pleno siglo XXI, un apellido sigue marcando la diferencia en el imaginario colectivo de las personas que creen pertenecer o ascender de otra raza o clase noble por así decirlo, o el color de la piel, el negro o el color canela, continúan en la mira de los blancos, y estos prejuicios no sólo lo vemos en Latinoamérica; sino también en otras partes del mundo.

Desde la época colonial se creó una serie de estereotipos sobre los “indígenas”, como si fueran un grupo homogéneo, se consideró que eran una masa ignorante, perezosa, e infrahumana, y se los condenó a ocupar los lugares más bajos de la jerarquía social; incluso existen escritores como Alcides Arguedas[2], quien escribió “Pueblo Enfermo”, para catalogar a la clase indígena como enferma.

Después de pasar más de cinco siglos esta actitud continúa hoy en día, y esto lo podemos corroborar al visitar las zonas más adineradas de la ciudad de La Paz en Bolivia, por ejemplo donde las señoras y señores de abolengo, discriminan a una persona que apellida Mamani, Chambi, Tarqui; etc…apellidos de origen aymara, quechua o waraní; es decir propios de las culturas originarias de Abya Yala[3].

Tal fue la discriminación que muchos de ellos optaron por cambiar sus apellidos “indios” por “españoles”, para ser aceptados en la sociedad y también en los colegios.

“No son pocos los Plata que en su momento fueron Colque, los Gisbert que podrían haber continuado siendo Quispe, los Gallo que directamente tradujeron su nombre originario Wallpa o los Cárdenas y ya no Choquewanca”.[4]

Con esto estamos viendo que las generaciones anteriores sobre todo en Bolivia tuvieron que cambiarse de apellidos para ser admitidos en la sociedad como lo dijimos y también para no sufrir el estigma de tener un nombre originario, perteneciente a las culturas aymara, quechua o waraní; pues hasta los nombres de ese origen fueron discriminados.

El pintor Boliviano aymara Mamani Mamani[5], quien ha dedicado su arte (pintura) a expresar la visión aymara del universo andino, culpa a la Iglesia Católica, hasta la promulgación de la Nueva Constitución, de ser un factor determinante para perder todos los nombres aymaras o quechuas porque tenían que tener nombres católicos.

“No se admitía que los bolivianos se llamaran como mis hijos: Illimani, Illampu y Amaru, nombres originarios, no se aceptaba porque tenían que tener nombres católicos”.[6]

Y en la actualidad pese a que un hombre Indígena se encuentra gobernando el Estado Plurinacional de Bolivia,[7] la discriminación y el racismo hacia las personas indígenas continúa vigente, un ejemplo fue el caso en la zona de Irpavi, por la afluencia de clientes de la ciudad de El Alto, que en su mayoría son personas originarias del país, en el MegaCenter (Complejo de Entretenimiento), las que fueron tildadas de sucias y de poco higiénicas, hecho que el propio gobierno lo calificó de “inédito”.

“Desde la promulgación de la Ley Antirracismo (045) hace cuatro años; hemos recibido más de 500 denuncias de discriminación y racismo, la mayoría son del área de Educación; pero lo sucedido en el MegaCenter y las calles de Irpavi, es algo inédito, un caso de laboratorio, porque no puedo creer que todavía exista gente que viva en una burbuja y rechace la convivencia con otros bolivianos”; palabras del Viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas.

Es decir que a pesar de existir, Leyes y demás avances como sociedad integrada, en Bolivia no ha cambiado lo fundamental, que es la conciencia de las personas, y además cabe destacar que aun cuando el concepto de “raza” se haya vuelto obsoleto a nivel científico, sigue vigente en el imaginario colectivo y en el sentido común de las personas, operando como factor discriminatorio.

Porque las razas no existen, como lo señala la antropóloga Rita Segato[8], porque es signo, y su único valor sociológico radica en su capacidad de significar; por lo tanto su sentido depende de una atribución, de una lectura socialmente compartida y de un contexto histórico y geográficamente delimitado.

Y por si fuera poco este tipo de discriminación racial continúa no sólo en este país, sino también en muchos otros como en EE.UU, el racismo contra los negros ha llevado en la actualidad a una oleada de manifestaciones, y protestas en Ferguson, por la muerte en manos de la policía por al menos seis disparos de Michael Brown, quién se encontraba desarmado[9]. Este hecho suscitó diferentes investigaciones, donde las conclusiones apuntan a que entre 2012 y 2014, los agentes policiales violaron rutinariamente los derechos constitucionales de los ciudadanos negros de Ferguson, mediante un uso excesivo de la fuerza. O también ponemos a colación el reciente hecho suscitado en el Estado de Wisconsin, donde la policía mató a otro adolescente negro, generando nuevas protestas[10].

Ahora bien, es preciso también hablar de la xenofobia, en este caso de la islamofobia que en la actualidad está creciendo sobre todo en Europa; es decir el desprecio, odio o rechazo hacia personas migrantes provenientes de otras naciones, ya sea por rasgos físicos, o culturales, como la lengua o la religión, y en este último la aversión, el odio hacia los musulmanes, que a raíz de los ataques perpetrados en Francia, en la matanza del semanario satírico “Charlie Hebdo” suscitado el 7 de enero pasado[11] en el que resultaron muertas doce personas, la islamofobia creció en Europa[12], con la aparición del grupo islamófobo alemán “Pegida” (Por su sigla en alemán que significa Patriotas Europeos contra la Islamización en Occidente), quienes llevaron a cabo y continuarán organizando manifestaciones[13] y protestas anti islámicas semanales desde Dresde- Alemania, y los que para realizar sus cometidos atacan a través de las redes sociales, abriendo secciones tanto en Facebook como en twitter, para aglutinar gente[14], como lo señalamos en el artículo “Pégida” la respuesta intolerante e inhumana al crecimiento del Islam en Europa”.[15]

Esta controvertida agrupación que lucha contra la islamización de Occidente, en la que miles de ciudadanos se han unido y que ha tomado el atentado contra Charlie Hebdo, como una manifestación de su tesis, según la cual el islam no es incompatible con la democracia[16], se dio a conocer en Alemania en octubre [17]del pasado año con una manifestación de solo medio millar de personas y que desde entonces ha crecido mucho, como lo señala euronews[18], y es necesario señalar que ésta no ha desaparecido y continúa con sus protestas anti islámicas.

Recientemente este grupo realizó su primera manifestación en España, convocada en ocasión del aniversario de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que provocaron 192 muertos.

“Decenas de personas se manifestaron este miércoles en L´Hospitalet de Llobregat en la primera concentración de España del movimiento islamófobo Pégida nacido en Alemania”.[19]

Cómo hemos visto el fenómeno del racismo que es una forma de discriminación centrada en diferencias biológicas, reales o imaginarias, que se hacen extensivas a signos o indicadores culturales o religiosos, y ya sea éste racial, o xenófobo; se encuentra en todas partes, en las aulas del colegio, así como somos testigos de las agresiones racistas en el fútbol hacia los jugadores de color[20]; este mal cada vez está ocasionando más violencia en el mundo.

En fin esta forma de discriminación hacia el otro ser humano, nos está rondando cada vez más; y lo que percibimos es en este sentido un incremento de ignorancia y atraso; pues la sabiduría de una persona no da pie a que exista el racismo en su intelecto hacia su prójimo, en este caso su hermano. Y hasta que el homo sapiens no cambie, esto continuará porque el hombre es lobo del hombre “Homo homini lupus”[21], y dependerá del cambio de su conciencia para poder aniquilar por completo este mal en el mundo.

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