La personalidad de la mujer, su creación, aptitudes y felicidad, desde la perspectiva islámica (II)

Autor: Mahdi Mahrizi

La Sunna

Entre las tradiciones se cita un elocuente compendio de enunciados que manifiestan los puntos de vista de los Imames líderes de nuestra religión acerca de la personalidad de la mujer, de éstos me referiré a algunos:

Las mujeres son compañeras de los hombres

Se narra que el Mensajero de Allah (P) dijo: “Las mujeres, en verdad son compañeras de los hombres”[1].

El mismo hadiz es citado con otras palabras: “Ellas, en verdad, son iguales a los hombres”[2]

Con respecto al significado de la palabra “Shaqayiq” los lexicógrafos dicen:

“las mujeres, en verdad, son compañeras -shaqayid- de los hombres” significa que ellas son iguales a ellos en lo moral, comportamiento y naturaleza, de tal forma que puede decirse que las mujeres no han sido extraídas de los hombres[3].La raíz del término “shaqeeq” da el significado de hermano   (del mismo padre y madre).

El Paraíso está a los pies de las mujeres

En una narración, del Profeta (P), se reporta que dijo: “El paraíso, en verdad, está a los pies de las mujeres”[4]. Esta tradición ha sido narrada en los libros de hadices con otras versiones como: “El paraíso está bajo los pies de las madres”[5], y “La construcción del paraíso está bajo los pies de las madres”[6], y otras.

Honrar a las mujeres

Con respecto a honrar a las mujeres, el Profeta (P) dijo: “El mejor de ustedes es aquel que es muy amable con sus esposas”[7].

Él también dijo: “Ninguno honra a las mujeres sino el magnánimo, y ninguno las insulta sino el cruel depravado”[8].

El punto importante aquí, es que nuestros líderes religiosos en sus testamentos y en las situaciones más críticas recomendaron respetar los derechos y la dignidad de las mujeres.

En los últimos años de vida del Profeta y en su Peregrinación de despedida-hijyyat al-wada’- que contó con la presencia de una multitud de personas, el Mensajero de Allah (P) se dirigió a la gente diciendo: “¡Oh gente!, sus esposas tienen derechos sobre ustedes y ustedes tienen derechos sobre ellas… por lo tanto témanle a la ira de Allah, con respecto a sus esposas, y recomiéndenles lo bueno”[9].

El Imam Alí (a.s.), después de ser golpeado por la espada en la noche diecinueve del mes de Ramadán, convocó a sus hijos y a todas las personas para darles, a través de la historia, preciosas recomendaciones, entre las cuales la máxima es la siguiente: “Les recomiendo observar su deber, para con Allah con respecto a las mujeres y a los cautivos, de quienes cuyo derecho está en vuestras manos. Recomendado por vuestro Profeta (P) quien ha dicho: “Les confío a su cargo los dos débiles; las mujeres y lo que sus manos derechas poseen”[10].

Podríamos concluir de este enunciado que la costumbre de esclavizar a los demás nunca fue aprobada por la religión y se han hecho muchos esfuerzos para abolir y erradicarla de la sociedad humana. Además, algunas leyes y normas fueron reveladas y decretadas para cambiar y eliminar, con el pasar del tiempo esta práctica abominable. En lo que a nuestra religión respecta, se aplicó el mismo método. Ésta nunca ha discriminado entre el hombre y la mujer, y el objetivo de algunas leyes y normas fue educar gradualmente y eliminar para siempre tal discriminación.

La Creencia Oculta

Todos los musulmanes shiitas y sunnitas presumen con su historia debido a que tienen mujeres virtuosas y castas, enumerando en ellas características distinguidas de las cuales los hombre están privados.

Entre estas grandes damas podemos referirnos a algunas entre las más sobresalientes: Jadiyah (la esposa del Profeta), Fátima (la hija del Profeta), Umm Salama (la esposa del Profeta), Zaynab (la hija del Imam Ali) Hamidah (la esposa del Imam Ŝadiq); Psan (la madre del Imam al-Hasan al-Askari) Hakimah(la hija del Imam Yawad) y Umm Ahmad (las esposa del Imam al-Kazim) y otras.

Examinando las biografías de estas mujeres veremos que buscaban la perfección, puesto que cada una de ellas ha tenido una posición escolástica y espiritual en relación con los líderes religiosos.

La pregunta que surge es: ¿Tiene La mujer alguna diferencia, en esencia y naturaleza con el hombre, y es su origen y causa humana igual a la del hombre, o la diferencia no es en esencia y naturaleza sino que hombre y mujer difieren en la dimensión de las perfecciones humanas afectadas por circunstancias externas?

Si el primer caso es correcto, la presencia de las mujeres de virtud que son superiores a muchos hombres sería, de alguna forma, imposible en esencia e inaceptable. Entonces ¿Cómo puede haber muchos individuos en cuya esencia ha ocurrido un cambio radical, si bien no tiene una disposición especial e inusual?

Y cuando se acepta el segundo caso, que es considerar, el defecto de la mujer como un fenómeno transitorio y efímero impuesto sobre ellas por las circunstancias sociales, de nuevo surge esta pregunta: ¿Las disposiciones impuestas son admitidas por la religión y los líderes religiosos? O ¿Se preocuparon por remover ese defecto y alejar esas condiciones inconvenientes?

Si se admite la primera suposición, entonces la existencia de las mujeres virtuosas y prominentes sería incongruente y contraria al propósito y objetivo de la religión. Por lo tanto, es apropiado decir que no hay diferencia alguna, entre los hombres y las mujeres, con respecto a la esencia humana, desarrollo y madurez. Aquellas diferencias parciales fueron sólo causadas y creadas por las condiciones inhumanas, con las cuales la religión no está contenta, y la evidencia para ello puede ser la presencia de mujeres sobresalientes en la historia del Islam y de los musulmanes.

En resumen, podemos decir que de acuerdo con los aspectos y cualidades del carácter de las mujeres dados en el Corán, la Sunna y las creencias internas de los musulmanes, no existe diferencia alguna en la naturaleza y esencia del hombre y de la mujer. Además, la habilidad de alcanzar la madurez y buscar la perfección es la misma para ambos puesto que, los dos pueden alcanzar las posiciones humanas e ideales sublimes, y cada uno de ellos nunca será un parásito sobre el otro.

Al.lama at-Tabataba’i tiene, al respecto, un comentario selecto que dice: las evidencias y experiencias corroboran que el hombre y la mujer son dos individuos de una misma especie esencial, que es la de ser humano. Nadie puede negar el hecho de que la categoría (de hombres o mujeres) difieren grandemente o sutilmente en algunos de los aspectos comunes, pero esto nunca podrá ocasionar la anulación de la existencia de las especies en cada individuo. Por lo tanto, está claro que la madurez específica disponible para un género puede encontrarse en las otras especies, de la cual la madurez moral se alcanza por la fe, la adoración y la búsqueda de la complacencia de Dios. Así, las mejores y más comprensivas palabras que expresan este significado podría ser el siguiente verso coránico:

“Su Señor les respondió a su súplica. En verdad, Yo no dejo que se pierda la obra de nadie que obre bien, sea hombre o mujer. Procedéis unos de otros (…)” (3:195)

Para completar este punto de vista, es necesario responder un par de preguntas importantes, puesto que de lo contrario toda mi discusión no llevaría a ninguna conclusión y quedaría incompleta.

La primera pregunta es: Si admitiésemos que hombre y mujer gozan de una misma esencia y naturaleza, entendiendo que sus seres no son una sola entidad, es decir, ni una mujer es un hombre, ni un hombre es una mujer; entonces ¿Dónde yace el campo de la diferencia entre estos dos seres?

El segundo asunto a tratar será si algunas expresiones religiosas como “deficiencia del intelecto de la mujer” o “Carencia de fe” contradicen tales visiones y las debilita. Pero, si tenemos la intención de defender este punto de vista (que la mujer difiere del hombre en intelecto y la religión), debemos presentar evidencias que puedan responder a tales errores. Por consiguiente, en la conclusión de este capítulo, haré una investigación resumida sobre dichos cuestionamientos.

Diferencia entre Hombre y Mujer

Son muchos los enunciados que se hacen con respecto a las diferencias entre el hombre y la mujer, algunos piensan que estas diferencias son pequeñas en número y sin ningún valor, y hay otros quienes opinan que existen muchas diferencias entre estos dos géneros. No es fácil probar estos enunciados, sin embargo, lo que brevemente puede citarse y defenderse es lo siguiente:

  1. En verdad hay una diferencia entre el hombre y la mujer, y radica en que nadie puede decir que existe una igualdad total entre ambos.
  2. Entre las diferencias mencionadas que pueden ser admitidas y estar de acuerdo con ellas, hay algunos asuntos relacionados con la supervivencia de la especie humana. Aquella es la diferencia que es relevante para en miras a la reproducción de la descendencia. Naturalmente estas diferencias tienen consecuencias marginales, cuyos límites, alcance, estabilidad y declive son controvertibles.
  3. Además de todo lo que se ha dicho no podrían, a través de pruebas científicas o religiosas definidas, establecerse otras diferencias.
  4. Con respecto a las diferencias que circulan entre las personas de hoy en día, ¿Cómo podemos estar seguros de no reflejarlas a las condiciones sociales y no sean un fenómeno transitorio? Por ejemplo, una mujer en una sociedad cerrada podría ser confinada al hogar y nunca comprender los asuntos sociales, y sin que se forme con su consciencia social. Pero si la misma es criada y educada con las condiciones favorables y convenientes, nadie se atreverá a acusarla de deficiencia intelectual.

Basado en los puntos antes mencionados, podemos considerar el caso contrario de las diferencias entre hombre y mujer, únicamente hasta donde están definitivamente establecidas, y se saben que no son producidos por factores sociales que tienen raíces en la naturaleza y forma del hombre y de la mujer. De lo contrario, la identidad de cada uno y su personalidad independiente, además de su presencia puede hacernos creer en la uniformidad de todo el camino de la vida para ambos.

Insuficiencias de la mujer

El segundo tema en cuestión es: algunas de las expresiones religiosas generan duda con respecto a la identidad común del hombre y la mujer, como la frase que dice que las mujeres tienen un intelecto deficiente y son débiles de fe.

No incumbe a esta investigación el estudio de cada uno de estos temas, pero se pueden presentar algunas opiniones y normas por medio de las cuales podemos juzgar y emitir una conclusión con respecto a ellos.

  1. Algunas de estas narraciones no se han interpretado apropiadamente, pero prestando la debida atención se puede dar la explicación correcta a esta narración. Si se mencionó en una narración que la mujer tiene insuficiencia en el intelecto, esto no puede atribuirse a un aspecto en la creación de la mujer sino que se deben tener en cuenta las condiciones políticas, educativas, sociales y el raciocinio experimental adquirido. Esto no debe de utilizarse para apuntar a una incapacidad inherente a las mujeres, sino que sería como decir que los campesinos tienen un nivel cultural inferior. Y esto, si se supone como verdadero, nunca significaría una ignorancia inherente en los campesinos, sino que, por el contrario ellos pueden, por medio de las condiciones necesarias, ser igual – e inclusive- mejores intelectualmente que los habitantes de las ciudades. 

Es natural que si una mujer está encerrada dentro de la casa y privada de las calificaciones de honor y conocimiento, nunca fuera capaz de tener, como otros individuos que asisten a los eventos, completo conocimiento de los incidentes y procedimientos, nunca poseyera comprensión social. Aquí, no se encuentra diferencia entre la mujer y el hombre, ya que lo mismo sería, con respecto al hombre si estos fueran únicamente confinados a la casa.

Por lo tanto, en esta narración se dice:

“Todo aquel que abandona el comercio perderá las dos terceras partes de su intelecto”[11]

De esta manera, se aclara el significado de la narración de la escasez de fe “en las mujeres”. Porque lo que se pretende decir con fe no es un estado del corazón o doctrinal sino más bien son las responsabilidades y preceptos a lo que se refiere con el término (religión) en la mayoría de las tradiciones. Que es la responsabilidad “taklif”, de las mujeres que es menor al impuesto a los hombres, especialmente durante el periodo de la menstruación, en donde Allah ha eximido de algunas obligaciones y deberes rituales a las mujeres.

La narración de “insuficiencia de fe” ha sido enunciada en la mayoría de las fuentes y referencias confiables con el término insuficiencia en la religión, y únicamente en una versión fue referida con el término “escasez de fe”[12]. Por consiguiente, nunca implica calumnia o insuficiencia en la mujer. Y si lo que quiere decirse con la expresión “insuficiencia”, es defecto interno entonces ¿por qué los jurisprudentes dicen: es recomendable para toda mujer (durante el periodo) sentarse, en la alfombra de rezar, en las horas de la oración y citar algunas palabras de glorificación a Allah?[13]

A través de la reflexión sobre los contenidos de las narraciones, comparando y sopesándolas con otras, algunas dificultades y objeciones serían rechazadas o eludidas.

  1. Algunas de estas narraciones nunca pueden atribuirse a los líderes religiosos (Imames infalibles), sino que ellas han sido fabricadas bajo la influencia de culturas irreligiosas y múltiples estímulos. Como ejemplos se citan las siguientes tradiciones del Profeta (P): “Enterrar a una niña viva recién nacida es en verdad digno[14]“y “la tumba del esposo es la bondad”[15].A pesar de ser contrario a los versículos coránicos que deshonran los hábitos y costumbres pre-islámicas[16], tampoco son aceptados por la razón.

Cuando la siguiente tradición fue narrada por Abu Hurayrah y dice que el Mensajero de Allah (P) había dicho: “Lo inapropiado yace en tres cosas: medios de transporte, una esposa y una casa.” A'ishah dijo: “El Profeta dijo dando un discurso a las personas de la era pre-islámica -ẏahiliyyah- y su narrador no ha citado la primera parte del discurso del Profeta”.[17]

Hay muchos ejemplos de este tipo en el texto de las tradiciones.

Indudablemente cabe señalar que no es correcto considerar todas las tradiciones, que no están de acuerdo con nuestros gustos y puntos de vista, como fabricadas y falsas, pero debemos tener pleno conocimiento de los criterios de evaluación de las cadenas de narración –sanad- y aplicarlos correctamente.

  1. Algunas de las tradiciones y narraciones son aplicables a las disposiciones especiales, de tal forma que nunca pueden ser generalizadas. En otras palabras, el significado de las tradiciones es considerado de acuerdo a las condiciones y circunstancias de esa época, sin pretender exponer la situación buscada, como se reporta entre las líneas de las tradiciones acerca de obstaculizar el aprendizaje[18] de las mujeres.

Hoy en día no se encuentra ningún experto religioso el cual crea que no es necesario que la mujer aprenda a leer y escribir. Además, un gran número de mujeres relacionadas -en parentesco- con sabios religiosos, fueron virtuosas e intelectuales. El ejemplo de esto puede verse en la esposa y la hija de ash-Shahid al-Awwal (primer mártir)[19] y Aminah Beigum la hija de al-maylisi el primero[20], entre otras.

Al parecer, tener en cuenta estos principios y normas de evaluación, junto a la comprensión de muchas de las tradiciones relativas a la mujer, sería muy útil y provechoso.

       

Fuente: MUJER; (Un análisis desde la perspectiva islámica); Editorial Elhame Shargh

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www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1] Musnad Ahmad, vol.6, pág. 256; Kanz Al-‘Ummal, vol. 3, pág. 482

[2] Mawsu’at Atraf Al-Hadith An-Nabawi, vol. 3, pág. 55-266

[3] Lisan Al-Arab, vol. 7, pág. 166

[4] At-Tabaqaat Al-Kubra, vol. 4, pág. 274

[5] Kanz Al-Ummal, vol.16, pág. 461

[6]Mawsu’at Atraf Al-Hadith An-Nabawi, vol. 4 pág. 513

[7] Sunan Ibn Majah, vol.2, pág. 636.

[8] Mukhtasar Tarikh Damashq, vol. 7, pág. 50

[9] Tunaf Al-Uqul, pág.30

[10] Ibíd., pág.140

[11] Wasa’il Ash-shi’ah, vol. 12, pág. 8, tradición Nº20

[12] Masadir nahj Al-Balaghah Wa Asaniduha, vol. 2, pág. 86

[13] Tahrir Al-Wasilah, vol. 1 pág. 24, pregunta 11.

[14] Silsilat Al-Ahaadith Az-Za’ifah Wal-Mawdhu’ah, pág. 220-221

[15] Tahrir Al-Mar’ah Fi Asr Ar-Risaalah, vol. 1,pág. 13

[16] Como en los versos 58 y 59 de la Sura An-Nahl: “Y cuando a alguno de ellos se le anuncia la buena nueva de una hembra su rostro se ensombrece y se llena de pesar. Se aparta de la gente por el mal que se le ha comunicado ¿Se quedará con ella a pesar de la humillación o la ocultará? ¡Observad que mal juzgan”

[17] Al-Ijabah Li Irad Ma Istadrakathu A'ishah ‘Ala As-Sahaabah, pág. 114-117

[18] Al-Islam Wal-Mar’ah pág. 28-29 y 51-52

[19] Bihar Al-Anwar, vol. 103, pág. 55 y 261; Kanz Al-Ummal, vol. 16 pág. 379

[20] Mu’jam Rijal Al-Hadith, vol. 23, pág, 179-196

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