La verdad sobre el Islam

Muhammad (PB): el último profeta

La emigración del Profeta del Islam hacia Medina y la formación del primer estado musulmán

Por Abdun-Nabi Chaaban

LA EMIGRACIÓN HACIA “MADINAH”

Los idólatras y paganos en La Meca, al conocer lo que estaba pasando en Madinah en relación a la adopción del Islam, comenzaron a incrementar sus maltratos hacia los musulmanes en La Meca. Allí, el Profeta (SAAWAWS) solicitó a sus seguidores a emigrar hacia Madinah para protegerse de los maltratos y agresiones de los clanes paganos. Así comenzó la emigración hacia Madinah, en grupos e individualmente, por parte de los musulmanes, quienes –forzosamente- dejaban en La Meca mucho de sus pertenencias, y -por supuesto- sus casas y tierras.

Más allá de huir de los maltratos y agresiones que recibían los musulmanes en La Meca, existe una serie de otros factores que empujaron al Profeta (SAAWAWS) a tomar esta decisión, entre los que se destacan: (a) el Islam no tenía fuerza en La Meca, pero sí en Madinah; seguir conformando una sociedad musulmana requería partir de un estado de fuerza en vez de un estado de debilidad,  (b)  se tornaba difícil aplicar los principios y prácticas del Islam en La Meca, al estar ésta dominada por idólatras y paganos.

Después de poco tiempo, no quedaban musulmanes en La Meca a excepción de muy pocas personas, entre ellas el Profeta (SAAWAWS), su primo Alí y Abu Bakr.

Al ver la emigración de los musulmanes hacia Madinah, donde ya se estaban volviendo una mayoría fuerte, los idólatras de La Meca, comenzaron a preocuparse, más si Muhammad (SAAWAWS) emigraba también. Por ello, se pusieron a planear el modo de matarlo, teniendo en cuenta que pueda desencadenarse una fuerte guerra en La Meca contra el clan que se dispusiera a hacerlo. “Abu Jahl”, uno de los fuertes enemigos del Profeta (SAAWAWS), sugirió reunir a varios jóvenes de los diferentes clanes, para que todos participaran en esta tarea de asesinar, al mismo tiempo y de un modo unificado, al Profeta (SAAWAWS). De esta manera, se dificultaría a los musulmanes emprender una lucha contra todos los clanes de La Meca.

Por supuesto, el Profeta (SAAWAWS) se enteró –por inspiración divina- de las intenciones de los idólatras de matarlo; sin embargo, él no decidió salir de La Meca, hasta que le fue revelada tal orden o mandato, mediante el ángel Gabriel. En la noche en que ocurrió esta revelación, el Profeta (SAAWAWS) solicitó a su primo Alí sustituirlo en su dormitorio, tratando así de despistar a los idólatras, que ya se veían alrededor de su casa preparándose para acometer el crimen durante la noche. Se pretendía que Alí, estando dentro de la casa del Profeta (SAAWAWS), se mantuviera ejerciendo movimientos, mientras el Profeta (SAAWAWS) se aprestaba a salir de la misma, con el fin de hacer creer, con estos movimientos, que el Profeta (SAAWAWS) se mantenía adentro, mientras -en realidad- se alejaba del lugar.

Al salir de la casa, el Profeta (SAAWAWS) recitaba los primeros versículos del capítulo Ya´Sin del Corán, los cuales tienen una fuerza de protección contra enemigos y malhechores, especialmente el versículo siguiente: “Y hemos puesto una barrera por delante de ellos y otra por detrás y les hemos velado; no pueden ver” (36:9). Una vez  alejado, Alí durmió en la cama del Profeta (SAAWAWS), mientras que los enemigos estaban haciendo guardia afuera,  creyendo que este último es el que  dormía adentro. Al amanecer, se suponía que el Profeta (SAAWAWS) –al despertarse- saliera de la casa y allí lo iban a asesinar, de acuerdo a lo planeado. Sin embargo, tal fue su asombro y perplejo, que cuando el que salió en la mañana de la casa no haya sido el Profeta (SAAWAWS), sino su primo Alí, éste logró salir y alejarse del lugar sin que persona alguna lo detuviera.

En todo caso, el hecho de que Alí haya sustituido al Profeta (SAAWAWS) en su cama, en la noche en que lo iban a asesinar, es una demostración de la extrema valentía de Alí, y de su extremo amor por el Profeta (SAAWAWS), al estar dispuesto a sacrificar su vida por él. Otra tarea importante delegada por el Profeta (SAAWAWS) a su primo Alí fue la de entregar todas las encomiendas que estaban en poder del Profeta (SAAWAWS) a sus dueños. Todas las personas de La Meca, incluyendo a muchos paganos e idólatras, guardaban sus pertenencias de valor con el Profeta (SAAWAWS), ya que todos lo conocían por su honestidad (se comentó previamente que lo apodaban “el Honesto”).

El Profeta (SAAWAWS) salió de La Meca en compañía de Abu Bakr. A unos kilómetros, se refugiaron en una cueva  (“El Ghar”) y se mantuvieron allí durante 3 días. El hijo de Abu Bakr les llevaba comida. Algunas personas de los politeístas, al enterarse de su salida, comenzaron a buscar al Profeta (SAAWAWS) y –casualmente- pasaron en frente de dicha cueva. Sin embargo, y por milagro divino, la entrada de la cueva se había cubierto, minutos antes, con una telaraña y, además, unas palomas se pararon justo en esa entrada. Estas señales despistaron a los politeístas quienes aseguraron que, con éstas, no pudo haber entrado recientemente persona alguna a la cueva. El Profeta (SAAWAWS), seguro de la protección divina, y al observar cierto temor en su acompañante Abu Bakr, lo tranquilizó diciéndole: “No temas, que Dios está con nosotros”.

Antes de llegar a Madinah, el Profeta (SAAWAWS) pasó por “Qubá´a”, la cual está a la entrada sur de la misma. Allí se quedó durante 4 días, en los cuales inició la construcción de la primera mezquita del Islam y puso sus primeros cimientos. Su primo Alí, al terminar su tarea encomendada en La Meca, lo siguió y logró encontrarlo allí, antes de llegar a Madinah. El quinto día, un viernes, todos partieron para dar sus pasos finales y llegar a Madinah.

La llegada del Profeta (SAAWAWS) a “Qubá´a”, la cual es la entrada a la ciudad de  Madinah, fue el 12 de Rabíh El Áwwal, del año 622 D.C., el cual es equivalente al día 24 de Septiembre del año 622 DC.

Es de destacar que el Profeta (SAAWAWS) fue recibido por un numeroso grupo de personas, en las afueras de Madinah, antes de entrar a dicha ciudad. Este recibimiento fue con mucha alegría y júbilo.

Más adelante, ese año (año de la Hijra, o sea año de la emigración) fue designado el primer año del calendario lunar musulmán. Sin embargo, el comienzo de año del calendario musulmán no fue designado como el día de la llegada del Profeta (SAAWAWS) a la ciudad de Madinah, ni el día de su salida de La Meca, sino el primero del mes de Muhárram; esto equivale a 2 meses y 12 días antes de la llegada del Profeta (SAAWAWS) a Madinah). Esta fecha equivale a 16 de Julio de 622 D.C. Cabe destacar que en esa época se regían por el calendario lunar, cuyos 12 meses, en orden, son:

Figura 8. Meses del calendario lunar

Cabe destacar que el año gregoriano, o año solar, consta de 365 días, 5 horas y 48 minutos, mientras que el año lunar consta de 354 días, 8 horas, y 48 minutos. Así, el año lunar es  más corto que el año solar o gregoriano, en –aproximadamente- unos diez días.

ETAPA POST-EMIGRACIÓN EN MADINAH

COMIENZO DE LA FUNDACIÓN DEL ESTADO ISLÁMICO

Después de su emigración a Madinah, el Profeta (SAAWAWS) sentía cierta estabilidad, seguridad y tranquilidad, lejos de sus enemigos que dejó en La Meca,  estando entre sus compañeros seguidores que emigraron de La Meca y junto a muchas familias y clanes habitantes de Madinah que habían ya adoptado el Islam.  Aprovechando esa paz y tranquilidad, el Profeta (SAAWAWS) comenzó a fundar los cimientos de lo que sería el nuevo Estado Islámico, el cual serviría para unir a los musulmanes, defenderlos de las agresiones de sus enemigos, y darles fuerza para seguir predicando los principios del Islam al resto de los pueblos y ciudades.

Durante el primer año en Madinah, el Profeta (SAAWAWS) realizó varias acciones importantes tendentes a lograr ese objetivo:

  1. Construir una mezquita, que más adelante sería la Mezquita del Profeta (SAAWAWS), y en la cual se encuentra su sagrado féretro, hasta nuestros días.
  2. Hacer desvanecer la enemistad preexistente entre los “Aous” y los “Khuzroj” y unirlos bajo la hermandad del Islam.
  3. Hermanar entre los musulmanes emigrantes (que provinieron de La Meca), por un lado, y los “Ansar”, o sea los habitantes de Madinah que ya habían adoptado el Islam y pactado darle protección al Profeta (SAAWAWS) y a sus seguidores emigrantes, por el otro. La excepción fue hermanarse” él con Alí, lo cual demuestra la posición privilegiada de Alí ante el Profeta (SAAWAWS). Esta hermandad tenía una profundidad tal que permitía compartir las riquezas entre los “nuevos hermanos” incluyendo la herencia, hasta que –más tarde- el Corán reguló la misma sólo entre familiares consanguíneos y de matrimonio. Esto fue un pacto de hermandad, en un sentido más literal que figurado.
  4. Adelantar  un pacto con los judíos de Madinah, de respeto mutuo de las respectivas creencias religiosas (dado que ambas son religiones originadas en el mismo y único Dios), y de protección mutua de las personas y de las pertenencias.
  5. Formar un pequeño ejército defensivo, que se encargara de defender a los musulmanes de los ataques de sus enemigos.
  6. Establecer el “Adhán” como el llamado a cada una de las oraciones, en vez del uso de la campana o de otros instrumentos.
  7. Unir a los musulmanes, bajo los principios y los mandamientos de la religión, en vez de seguir separados en clanes y tribus.

CAMBIO DE LA “QIBLAH” HACIA LA MECA

Estando en Madinah, después de varios meses de su llegada, el día 15 del mes de Chaabán, el Profeta (SAAWAWS) estaba dirigiendo la oración del mediodía, en una mezquita llamada “Bani Sálamah”, teniendo a la Mezquita Al Aqsa en Jerusalén como su “Qiblah”, es decir el lugar hacia el cual se dirige la persona cuando está realizando sus oraciones. Después de la segunda genuflexión, y faltando todavía dos genuflexiones para culminar la oración, fue ordenado por Dios el cambio de Qiblah hacia La Meca. “Te hemos visto mirar al cielo con insistencia y vamos a darte una dirección que te satisfaga: vuelve tu rostro hacia la Mezquita Al Harám y vosotros, dondequiera que estéis, volvedlo en dirección a ella; los que recibieron el Libro saben que es la verdad procedente de tu Señor, y Dios no está inadvertido de lo que hacen” (2:144).  Por eso, la mezquita donde se realizaba esta oración (mezquita de Bani Sálamah), fue llamada Mezquita de las dos Qiblah´s.

CORRELACIÓN DE FUERZAS DESPUÉS DE LA EMIGRACIÓN

A partir del segundo año de la emigración de los musulmanes a Madinah, éstos se consolidan como una fuerza unificada importante.

Por otro lado, aparte de la fuerza representada por los idólatras, en La Meca, surge un nuevo grupo, conformado por los “hipócritas”, que incluyen aquellas personas que expresan su adopción del Islam, pero no tienen una fuerza o profundidad de fe que los ate a los musulmanes en una lealtad de hermandad, sino que siguen sus propios intereses y son capaces de traicionar, en cualquier momento, a los musulmanes. Esta fuerza no había aparecido en La Meca, antes de la emigración, ya que allí los musulmanes eran una minoría y estaban oprimidos y perseguidos. La misma aparece, cuando hay dos bandos más o menos de fuerza similar, lo cual ocurrió al consolidarse los musulmanes en Madinah, en una fuerza más o menos importante.

Mientras tanto, en Madinah y sus alrededores había también otro grupo importante, conformado por los judíos. Aunque el profeta Muhammad (SAAWAWS) y ellos hicieron un pacto de no agresión, de respeto y de protección mutua, los judíos no veían con buenos ojos la consolidación de una nueva religión, alrededor de un nuevo profeta, más cuando éste no era descendiente de Isaaq (AS). La preocupación de los judíos iba en aumento, al observar la adopción del Islam por parte de algunos de sus importantes rabinos y eruditos.

LAS PRIMERAS LUCHAS EN EL ISLAM

El profeta Muhammad (SAAWAWS) había pasado trece años en La Meca predicando las revelaciones del Islam, con paciencia y perseverancia. A pesar de encontrar de una buena parte de los clanes de La Meca humillación, maltrato, opresión y agresión, nunca recurrió a la fuerza, ni siquiera para defenderse él y sus seguidores. Esto se debe a que Dios no le había ordenado todavía el uso de la fuerza. Cuando las agresiones y los peligros fueron aumentando, hasta el punto en que fue inminente la intención de los idólatras de La Meca de asesinarlo, en vez de recurrir al uso de la fuerza, Dios le ordenó al Profeta (SAAWAWS) emigrar a Madinah.

Durante el primer año de su estadía en Madinah, el Profeta (SAAWAWS) logra consolidar una agrupación musulmana hermanada, más o menos importante. Al mismo tiempo, y debido a esto, comenzaron a consolidarse, por el otro lado, grupos enemigos del Islam y de los musulmanes.  A raíz de esto, durante el segundo año, el Profeta (SAAWAWS) comenzó a recibir mandamientos de Dios de recurrir a la lucha, como un mecanismo de autodefensa, no sólo como un derecho, sino también como un deber: “A quienes luchen por haber sido víctimas de alguna injusticia, les está permitido luchar y verdaderamente Dios tiene poder para ayudarles. * (Lo mismo sucede con) Aquellos que fueron expulsados de sus casas sin derecho, sólo porque habían dicho: Nuestro Señor es Dios; si Dios no se hubiera servido de unos hombres para combatir a otros, habrían sido destruidas ermitas, sinagogas, oratorios y mezquitas, donde se menciona en abundancia el nombre de Dios; es cierto que Dios ayudará a quien Le ayude; verdaderamente Dios es Fuerte y Poderoso” (22:39-40).

A raíz de ello, el Profeta (SAAWAWS) comenzó a preparar a los musulmanes de Madinah, para las luchas que inevitablemente tenían que emprender para: (a) defenderse de los ataques y agresiones de sus enemigos y (b) lograr continuar con el proceso de predicación, de una manera pacífica, pero segura, sin que el mismo sea detenido por las acciones  de sus enemigos. En ningún momento se recurrió a la lucha o a la fuerza como un elemento disuasivo en el proceso de predicación, ya que ello se contradice con las enseñanzas del Islam y los mandamientos de Dios. En ningún modo es aceptable obligar –con el uso de la fuerza- a persona alguna a adoptar el Islam. La adopción del Islam debe ser consecuencia de una convicción pura de la veracidad y aceptación de sus enseñanzas y fe absoluta en la existencia de Dios y en que Muhammad (SAAWAWS) es su profeta.

A continuación, se describirán muy brevemente los eventos más relevantes de las batallas importantes que tuvieron que emprender los musulmanes, en la etapa post-emigración.

Batalla de Badr

Esta fue la primera batalla entre los idólatras de La Meca y los musulmanes que emigraron a Madinah. Éstos habían perdido todas sus pertenencias, tierras y casas que dejaron atrás en La Meca, a raíz de las persecuciones y agresiones de las que fueron víctimas. Estando ya en Madinah, se dieron cuenta que los idólatras de La Meca todavía estaban preparándose para atacarlos y agredirlos. Con el fin de recuperar -aunque sea en una mínima parte- sus pérdidas,  y de hacer ver a estos idólatras que los musulmanes ya se habían convertido en una fuerza que no se deja agredir ni amedrentar, el Profeta (SAAWAWS) planeó enfrentarse a uno de sus líderes más importantes, y uno de los enemigos más fuertes del Islam: Abu Sifián Ibn Harb, quien venía a la cabeza de una caravana comercial de regreso de Damasco hacia La Meca. 

La intercepción de la caravana de Abu Sifián, ocurriría en la zona de Badr, a unos 155 Km de Madinah. Éste recibió información acerca de la intención de los musulmanes y logró solicitar ayuda a los clanes de La Meca. Aunque Abu Sifián logró desviar su caravana, ponerse a salvo e informar esto a La Meca, los idólatras quienes se aprestaban a darle ayuda, encabezados por Abu Jahl, otro enemigo acérrimo del Profeta (SAAWAWS), mantuvieron su intención de atacar a los musulmanes y se dirigieron para completar esta tarea.

Finalmente, la batalla tiene lugar el día 17 de Ramadán, en el segundo año de la emigración (2 H, donde H denota: “Hijri”), equivalente al día 17 de Marzo del año 624 DC. Los musulmanes ascendían a sólo 314 hombres, mientras que los paganos e idólatras ascendían a cerca de mil hombres. A pesar de esto, los musulmanes lograron triunfar sobe los idólatras, matando a varios de sus jefes, incluyendo a Abu Jahl. Esto se debe a varias razones:

  • Planeación previa a la batalla por parte de los musulmanes, la cual les permitió tomar muchas previsiones importantes,
  • Fe inquebrantable de los musulmanes y su no temor a la muerte, por considerar que los mártires –que se mueren en defensa propia y de su nación- serían bien recompensados en el Día del Juicio Final
  • Participación de algunos ángeles en la batalla, según nos revela Dios en el Corán “Cuando pedisteis auxilio a vuestro Señor y os respondió que os ayudaría con mil ángeles en turnos sucesivos. * Dios no lo hizo sino como buena nueva y para que con ello se tranquilizaran vuestros corazones, porque la ayuda victoriosa sólo viene de Dios; Dios es Todopoderoso, Sapientísimo” (8: 9-10)  y “Es cierto que Dios os ayudó en Badr, aunque erais una fuerza insignificante; así pues, temed a Dios y podréis agradecer. * Cuando dijiste a los creyentes: ¿No os basta con que vuestro Señor os haya fortalecido haciendo descender tres mil ángeles? * Y si tenéis paciencia y tenéis temor (de Dios) y vienen a vosotros de improviso, Dios os fortalecerá con cinco mil ángeles designados. * Y no lo hizo Dios sino para que fuera una buena nueva para vosotros y para tranquilizar vuestros corazones; el auxilio sólo viene de Dios, el Todopoderoso, el Sapientísimo” (3:123-126). No hay consenso en la interpretación de los eruditos acerca de la naturaleza de esta ayuda, en el sentido de que si la misma fue física y “literal”, o si fue espiritual, llenando los  corazones de los musulmanes de tranquilidad, fe y seguridad y los corazones de los idólatras de miedo e inseguridad,
  • Obediencia absoluta de las órdenes e instrucciones que el Profeta (SAAWAWS) daba a lo largo del desarrollo de la batalla, y
  • Liderazgo musulmán unificado en la persona del Profeta (SAAWAWS), mientras había múltiples liderazgos en las filas de los idólatras.

Batalla de Uhud

A raíz de la batalla de Badr, y el triunfo de los musulmanes en la misma, la ruta comercial entre Damasco y La Meca quedó insegura para los idólatras de La Meca. Abi Sifián, quien quedó a la cabeza de los clanes de La Meca al morir la mayoría de los líderes de la misma en dicha batalla, quería recuperar la seguridad perdida de la mencionada ruta. Además, éste tenía una sed de venganza y de retaliación demasiado intensa y quería recuperar el orgullo herido de los clanes de La Meca. Por ello, Abi Sifián salió hacia Madinah para atacar a los musulmanes, a la cabeza de más de 3.000 hombres.

El Profeta (SAAWAWS), al enterarse de la intención de los politeístas y paganos de La Meca, mediante un mensaje que le llevó una persona de parte de su tío Al Abbás, evaluó dos vías de acción para la defensa: (a) quedarse en Madinah, cuya topología y construcciones permiten una defensa mucho más segura, y (b) salir a enfrentar a los paganos que venían a atacarlos,  fuera de Madinah. Aunque el Profeta (SAAWAWS) y sus más cercanos compañeros eran de la opinión de quedarse en Madinah, su decisión final fue la de salir al enfrentamiento en las afueras, siguiendo la opinión de la mayoría, a la cabeza de unas 700 personas. Así, ambos contingentes se encontraron en los alrededores de una montaña llamada “Uhud”, lugar donde se desarrolló la batalla, el día 15 de Shawwál del año 3 de la emigración (3H), equivalente al año 625 DC.

Esta batalla de “Uhud” se desarrolló en dos rondas. Durante la primera ronda, el contingente musulmán, siguiendo todas las instrucciones y tácticas que el Profeta (SAAWAWS) les ha ordenado seguir, tuvo una clara victoria sobre los idólatras. El Profeta (SAAWAWS) había dado instrucciones precisas y claras al contingente de los arqueros que tenían la responsabilidad de proteger la retaguardia: “¡Mantened a su caballería con vuestras flechas lejos de nosotros! No dejéis que caigan sobre nosotros por la retaguardia. ¡Esté la suerte de la batalla a nuestro favor o a nuestra contra, no os mováis de este puesto! Si nos veis tomando las municiones del enemigo, no busquéis participar en ello, y si veis que nos están dando muerte, no acudáis en nuestro socorro”. Sin embargo, al sentir la victoria, una parte importante de este contingente de arqueros, dejaron sus lugares de combate, contrariando la clara y expresa advertencia que el Profeta (SAAWAWS) les había hecho antes del comienzo de la batalla.

Al darse cuenta de esto, los idólatras –ya casi derrotados- y bajo el mando de Khálid Ibn Al Walid, volvieron a atacar, en una segunda ronda, al contingente de los musulmanes, cuya retaguardia ya estaba desprotegida.  

En esta segunda ronda, El Profeta (SAAWAWS) fue herido, comenzó a sangrar y perdió la conciencia por un tiempo muy corto.  A raíz de esto, se corrió la voz de que el Profeta (SAAWAWS) se había muerto, lo cual desanimó mucho a las filas de los musulmanes.

Por otro lado, su tío Hamzah fue alcanzado por una jabalina, lanzada por un esclavo -llamado “Wahshi”- de las filas de los idólatras, a quién se le había prometido su libertad, en el caso de que matase a Hamzah. Wahshi extrajo el hígado de Hamzah y se lo dio a Hind, la esposa de Abi Sifián, quién mordió un pedazo del mismo, con la intención de comérselo, por venganza, dado que Hamzah había matado a su padre durante la batalla de Badr. Luego, Hind mutiló el cadáver de Hamzah, cortándole la nariz, las orejas, y otras partes, actitud rápidamente emulada por otras personas idólatras.  Esta señora Hind es la madre de Mu´áwiyah, quien más adelante sería el primero de los reyes Amawitas.

Les costó mucho a los musulmanes defenderse de este segundo ataque, en esfuerzo y en vidas, para evitar una derrota que casi estaba inminente. Al final, su mayor preocupación era la de proteger al Profeta (SAAWAWS) y llevarlo a un sitio seguro. La valentía de los muy pocos arqueros que habían quedado en su sitio, de Alí Ibn Abi Táleb y de algunos pocos compañeros cercanos al Profeta (SAAWAWS), lograron repeler las fuerzas agresoras de los idólatras, y poner al Profeta (SAAWAWS) a salvo.

Al enterarse el Profeta (SAAWAWS) de la muerte de su tío Hamzah, quien era su nuevo protector tras la muerte de su tío Abí Táleb, se entristeció mucho, y más cuando se enteró de su mutilación y desfiguración. Allí, el Profeta (SAAWAWS) recibió una revelación que prohíbe la mutilación y desfiguración de cadáveres, para que los musulmanes no emularan esta terrible práctica que los idólatras y paganos habían ejercido.

Unos puntos relevantes relacionados con esta batalla se exponen a continuación:

  • Adopción, por parte del Profeta (SAAWAWS), de la opinión de la mayoría, la cual quiso salir al enfrentamiento fuera de Madinah, aunque él no era de esa opinión
  • Martirio de “Hamzah”, el tío del Profeta (SAAWAWS), y la desfiguración de su cadáver por parte de los idólatras. Esa desfiguración la hizo (o la ordenó hacer) “Hind”, la esposa de Abí Sifián, quien intentó comerse el hígado de “Hamzah”. A raíz de esto, todo acto de desfiguración o mutilación de cadáveres fue prohibido en el Islam.
  • Elevado número de bajas en las filas de los musulmanes, a causa de la desobediencia de las órdenes del Profeta (SAAWAWS) por parte de los arqueros que estaban protegiendo la retaguardia.
  • Victoria final (o al menos, no derrota) de los musulmanes, a pesar de ser una minoría significativa en comparación con los combatientes idólatras
  • Rumor falso de la muerte del Profeta (SAAWAWS), al estar malherido, lo cual ayudó a producir un desánimo en las filas de los Creyentes musulmanes

Batalla de la Trinchera (o de los Partidos)

A raíz de las batallas anteriores, los idólatras y paganos de La Meca, cuyo odio hacia los musulmanes iba en aumento, sienten que sus caravanas comerciales tenían cada vez menos seguridad en su ruta entre la Meca y Damasco. Al mismo tiempo, su sed de venganza se volvía más intensa, por sus muertos y bajas en esas batallas. Así, tienen que prepararse para un próximo ataque a los musulmanes. Sin embargo, con base en su experiencia en las batallas anteriores, se han percatado que no podían vencer o derrotar a los musulmanes, actuando solos y por separado. Por ello, comenzaron a convencer y reunir a todas las tribus, junto a las de La Meca, para formar un solo ejército, numeroso y fuerte,  que atacara a los musulmanes en su propia ciudad, Madinah. Dicho ejército se dirigiría hacia Madinah en dos agrupaciones separadas: una por el lado oeste y la otra por el lado este. Esto fue planificado para el mes de “Shawwál”, en el año 5 después de la emigración a Madinah (5H), equivalente al año 626 DC.

Al enterarse de los preparativos de los idólatras, el Profeta (SAAWAWS) comenzó a preparar la defensa de la ciudad. Como de costumbre, él consulta a sus compañeros sobre las posibles acciones a acometer. Como producto de esta consulta, “Salmán Al Fárisi” (El Persa)” dio la idea de abrir una trinchera a lo largo del lado descubierto de Madinah. Miles de personas, junto con el Profeta (SAAWAWS), participaron en cavar la requerida trinchera.

Este método defensivo fue novedoso para los árabes de la época y sorprendió a los paganos e idólatras al llegar a Madinah, al encontrar este nuevo elemento que no estaba en sus previsiones. Esta trinchera evitó que éstos pudieran atacar, en la forma tradicional, a los musulmanes y no tuvieron más opción que quedarse en carpas en las afueras de Madinah, intentando bloquear la misma y evitar que los musulmanes recibieran provisiones.

Los politeístas, bajo el mando –otra vez- de Khaled Ibn Al Walid- intentaron pasar la trinchera, en varios puntos diferentes supuestamente vulnerables; sin embargo, los arqueros de los musulmanes siempre estuvieron listos para repelerlos. Al mismo tiempo, y debido a esto, los musulmanes sentían una gran tensión, al tener que estar sumamente vigilantes y ante la incertidumbre sobre cuántos días más podrían aguantar esta situación. El alimento y las provisiones comenzaron a escasear, las noches eran intensamente frías, y muchos de los débiles en su fe, acobardados por el hambre, el frío y la falta de sueño, casi estaban dispuestos a unirse a los hipócritas, quienes iban propagando la idea de que no era posible seguir resistiendo a las fuerzas enemigas con tan sólo una trinchera de por medio, y que debían, pues, retirarse tras los muros de la ciudad. Un versículo del Corán describe esta situación: “Cuando os vinieron desde arriba y desde abajo y los ojos se salían de las órbitas, los corazones subieron a las gargantas y tuvisteis extraños pensamientos sobre Dios, * allí los creyentes fueron puestos a prueba y sus almas sufrieron una fuerte sacudida” (33:10-11).

Pasaron tres semanas sin que sucediera acontecimiento relevante: los musulmanes pacientes dentro de Madinah, en sus líneas defensivas, y los paganos e idólatras sin lograr avanzar en su ataque. Las provisiones de ambos ejércitos estaban comenzando a escasear. Los idólatras de La Meca se daban cuenta, al mismo tiempo, que algunos de sus aliados circunstanciales no tenían la mejor disposición, ya que éstos habían participado en la campaña mucho más por ambiciones de ganarse un botín de guerra que por la hostilidad hacia la nueva religión. Estas esperanzas se veían casi desvanecidas, al pasar el tiempo y no haber logrado resultados contundentes, y comenzó a propagarse una mutua desconfianza entre los aliados invasores. La expedición había prácticamente fracasado y el cielo estampó sobre ella el sello final del fracaso. Repentinamente, el clima comenzó a empeorar hasta formarse una fuerte tormenta que obligó a las filas aliadas de los paganos e idólatras a abandonar sus posiciones y a emprender el retorno a  sus hogares. Por milagro divino, esta tempestad no afectó a las filas de los musulmanes. Aquí también, se hace evidente la ayuda con que Dios les agració: “¡Oh, Creyentes! Recordad la gracia de Dios con vosotros cuando vino a vosotros un ejército y mandamos contra ellos un viento y ejércitos que no veíais; Dios ve todo cuanto hacéis” (33:9).

Esta batalla de La Trinchera se llama también batalla de los Partidos, dada la participación en la misma de diferentes pueblos y clanes, muchos de ellos no son de La Meca.

Pacto “El Ridwán” y Armisticio de “Hudaybíyyah”

Después de la batalla de la Trinchera, hubo un tiempo de relativa paz y tranquilidad. Ya habían pasado un poco más de 5 años de la emigración, es decir, de haber salido de La Meca. Los musulmanes no habían podido realizar, durante todo este tiempo, los rituales de peregrinación mayor o menor -los cuales  se venían realizando, como se dijo,  desde la época del profeta Abraham (AS). Entonces, el Profeta Muhammad (SAAWAWS) decidió salir hacia La Meca para realizar estos rituales (peregrinación menor o “Umrah”), junto a unos 1.300 de sus compañeros.

Estando consciente de la enemistad y hostilidad demostrada de los clanes de La Meca hacia los musulmanes, y para minimizar la posibilidad de que los musulmanes fuesen agredidos, el Profeta (SAAWAWS) tomó la precaución de realizar ese viaje durante uno de los 4 meses del año considerados por los clanes de toda la península arábiga como sagrados, habiendo la tradición de no realizar durante estos meses agresiones ni guerras. Con esto, se entendería que su ida hacia La Meca no es en son de guerra. Esto fue en el mes “Dhul Qíhdah” del sexto año de la emigración (6 H), equivalente a Febrero del año 628 DC.

Al llegar los musulmanes a un pueblo llamado “Hudaybíyyah”, ubicado a unos 22 kilómetros al oeste de La Meca, la camella del Profeta (SAAWAWS) se detuvo repentinamente y no quiso avanzar más, por lo que acamparon –por un tiempo- en ese sitio. Mientras tanto, estando los musulmanes esperando en ese sitio, estos hicieron un pacto con el Profeta (SAAWAWS), renovando su total lealtad hacia él, y reconfirmando su intención y su deseo de luchar junto a él, y de protegerlo, aún con sus vidas, si es preciso. A este pacto se le llamó: “Pacto de Al Ridwán”. 

Los clanes idólatras de La Meca, enemigos de los musulmanes, se encontraban en un dilema. Si ellos atacaban a los musulmanes, quedaban muy mal parados, ya que todas las tribus árabes se habían enterado que éstos habían venido en son de paz a realizar los rituales de la peregrinación, tradición del profeta Abraham (AS). El lugar privilegiado que tiene La Meca como un destino de peregrinación, se vería negativamente afectado si se apresta a realizar actos de agresión en contra de los peregrinos. Por otro lado, si ellos dejaban que los musulmanes entrasen a La Meca, después de las diversas batallas libradas en su contra y de las cuales siempre los musulmanes salían como triunfantes o como no derrotados, esto debilitaría la posición de los clanes de La Meca ante el resto de los clanes y tribus, condición que tampoco podían aceptar.

Para resolver este dilema de la manera más favorable posible, y habiéndose enterado del pacto de “Al Ridwán”, entre el Profeta (SAAWAWS) y los musulmanes que le acompañaban, los clanes de La Meca decidieron negociar con el Profeta (SAAWAWS), mediante emisarios,  la no entrada a La Meca, por esta vez, con la condición de dejarlos entrar el año siguiente a realizar sus rituales de peregrinación. Este acuerdo iría acompañado por un armisticio de 10 años de duración, durante los cuales ninguno de los dos grupos atacaría al otro.

El Profeta (SAAWAWS) aceptó este armisticio, el cual contemplaba varias cláusulas:

  • Queda garantizada la realización de la peregrinación menor, un año después, sin la posibilidad de enfrentamientos
  • El armisticio deja claro el reconocimiento de los clanes de La Meca del nuevo Estado islámico en Madinah y del Islam como nueva religión
  • El mismo deja libertad para los musulmanes de seguir predicando las enseñanzas del Islam, con seguridad y tranquilidad
  • Si alguien de los musulmanes se arrepintiese y quisiese unirse a los clanes idólatras de La Meca, tendría libertad para hacerlo sin que los musulmanes pudiesen reclamar su retorno, mientras que si alguien de los idólatras de La Meca quisiese unirse a las filas de los musulmanes en Madinah, La Meca tendría derecho a reclamar su retorno

En este punto, es importante mencionar que algunas personas, entre las filas de los musulmanes, entre ellos Omar Ibn Al Khattab, trataron de manifestar su molestia y su “protesta” por esta decisión del Profeta (SAAWAWS), especialmente por esta última cláusula mencionada. Algunos le preguntaron al Profeta: “¿Acaso no tuviste una “visión”, donde entrábamos a La Meca triunfantes? El Profeta (SAAWAWS) respondió que sí, pero no formaba parte de esa visión” que ese retorno sería ese preciso año. Por otro lado, ante la protesta de la última cláusula mencionada arriba, el Profeta (SAAWAWS) respondió que si algún musulmán se arrepintiese y quisiese dejar el Islam y retornar a la idolatría y al politeísmo, entonces esa persona no hacía falta y no tendría sentido mantenerlo entre las filas musulmanas.

Batalla de Kháibar

La neutralización del frente más importante de agresión contra los musulmanes (los clanes de los idólatras de La Meca), a raíz del armisticio de “Hudaybíyyah”, apagó también el peligro de los “hipócritas” de Madinah, ya que su alianza oculta con los clanes de La Meca ya no tendría mucho sentido. Sin embargo, a pesar de haber acordado con los musulmanes un pacto de no agresión, de respeto y de protección mutua, los judíos de Madinah y de sus alrededores presentaban un peligro latente, ya que en todas las batallas anteriores éstos ayudaban a los clanes  de La Meca en sus enfrentamientos contra los musulmanes. Esta ayuda fue notoria y directa en la batalla de la Trinchera, especialmente por parte de Bani Quraidhah, los judíos de Madinah. Por ello, una vez disuelto el bloqueo de Madinah en la batalla de la Trinchera, y acordado  posteriormente el armisticio con los clanes de La Meca, los musulmanes tuvieron que enfrentarse a este clan, con el fin de garantizar la paz y la tranquilidad permanente en Madinah, la cual se transformó en la nueva fortaleza de los musulmanes. Los judíos de Madinah, conscientes de lo sucedido y de su ayuda a los clanes enemigos del Islam, salieron de la ciudad y fueron a refugiarse en Khaibar, una cadena de fuertes y seguras fortalezas de varios clanes judíos. La misma está localizada a unos 165 Km al norte de Madinah. Desde allí, los judíos se dedicaron a incitar a las diversas tribus árabes idólatras a atacar a los musulmanes y a planear un ataque masivo, el cual sería fulminante y acabaría con éstos para siempre.

Los judíos sentían una excesiva autoconfianza, emanada del hecho de que Khaibar era una fortaleza de fortalezas, donde tenían armas y alimentos que les permitían resistir cualquier ataque. Además, tenían un ejército de casi 10 mil hombres, listos para atacar o para defenderse.

A pesar de que estas condiciones –de conocimiento para los musulmanes- hacían impensable un ataque a Khaibar, el Profeta (SAAWAWS) reunió cerca de 1.400 hombres y salió para enfrentar a los judíos, en su fortaleza. Esto fue en el mes de Muhárram del año 7 después de la emigración, equivalente a Agosto del año 628 DC.  Por supuesto, los judíos estaban en conocimiento de los preparativos de los musulmanes, y estaban listos para el enfrentamiento.

Los musulmanes llegaron a la fortaleza y acamparon en los alrededores, durante varios días. Se realizaron varios intentos para acercarse a la fortaleza con el fin de introducirse en la misma; sin embargo, todos fueron fallidos. Después, el Profeta (SAAWAWS) le dio el mando a Omar Ibn Al Khattab con el fin de intentar irrumpir en la fortaleza. Al llegar a sus cercanías, Omar y sus acompañantes tuvieron que devolverse, sin lograr absolutamente nada.

Entonces el Profeta (SAAWAWS) dijo: “Mañana le encomendaré mi estandarte a una persona que ama a Dios y a su Mensajero, y es amado por Dios y por su Mensajero; él permanece siempre firme y nunca huye, y su corazón ha sido puesto a prueba por Dios en cuanto a la fe; Dios le hará triunfar”. Al escuchar esto, todos estuvieron deseosos de ser esa persona de la que el Profeta (SAAWAWS) habló y vaticinó que la victoria se obtendría bajo su mando. Al amanecer del día siguiente,  todos se acercaron al Profeta (SAAWAWS), con muchas expectativas. El Profeta (SAAWAWS) preguntó: “¿Dónde está Alí Ibn Abi Táleb?”. Los presentes le informaron que Alí tenía una enfermedad en los ojos (una especie de conjuntivitis). Entonces el Profeta (SAAWAWS) pidió que Alí se apersonara. Cuando llegó, El Profeta (SAAWAWS) sopló en los ojos de Alí, quedando curado en el acto, y luego le entregó el mando.

Efectivamente, Alí logró vencer, en duelo, a todos los líderes de Kháibar que aceptaron ese enfrentamiento personal, lo cual era una práctica común en la época. Por dignidad y honor, una persona llamada a duelo no podía rechazar el mismo, ya que se tildaría de cobarde. Horas después, Alí y sus acompañantes lograron irrumpir en la primera y principal fortaleza y, de allí, comenzaron a avanzar hacia el resto de las fortalezas. La feroz lucha duró varias semanas, y hubo muchas bajas en las filas de los musulmanes, antes de rendirse la totalidad de las fortalezas.

Al terminar la lucha y rendirse los judíos de Kháibar, una mujer judía prepara un cordero asado y averigua cuál sería la parte del mismo que más le gusta al Profeta (SAAWAWS). Al averiguarlo, la mujer le introduce a esa parte del cordero una sustancia venenosa y luego lleva el cordero al Profeta (SAAWAWS). Efectivamente, él escoge la parte preferida y comienza a comer. Tras la primera mordida, el Profeta (SAAWAWS) escupe la comida y le advierte a sus compañeros no comer, ya que el cordero estaría mezclado con veneno. Luego, él llama a la mujer que preparó la comida y le pregunta si ella había puesto veneno en la comida. La mujer, asombrada, le pregunta sobre quien le había informado al respecto, ya que supuestamente nadie sabía del hecho, a lo que el Profeta (SAAWAWS) le responde que la misma pierna del cordero se lo había advertido. Seguidamente le preguntó sobre el móvil de su actuación, a lo que la mujer respondió: “Lo hice por lo que habéis hecho a mi pueblo; además mi padre, mi tío y mi marido han muerto en la batalla. Así que me dije: Si es un rey, me libraré de él, y si es un Profeta (SAAWAWS) estará informado del veneno”. El Profeta (SAAWAWS) perdonó a la mujer y le ofreció total libertad; sin  embargo, la mujer abrazó el Islam, cuando se percató de la tolerancia del Profeta (SAAWAWS).

Extracto de “LA VERDAD SOBRE EL ISLAM” Desmitificando falsos paradigmasñ Por Abdun-Nabi Chaaban

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