Los aportes del Islam a la humanidad (IX)

El desarrollo científico de los musulmanes

Por el Profesor Abdul Husein Zarrinkub

La preparación de los musulmanes para tomar y difundir las ciencias, agregado a las motivadoras narraciones del Profeta (PB) acerca de la búsqueda del conocimiento, y algunos otros medios, resultó ser el punto de partida de un movimiento científico sin igual en el territorio del Islam.

El primer paso, fue la traducción y transmisión de las ciencias griegas, lo cual fue llamado por algunos europeos como la “Conquista del helenismo[1], y fue aproximadamente lo que puso al Islam como precursor de la ciencia y el conocimiento en comparación con Europa. Esta tarea fue realizada por no musulmanes —Ahl Dhimma, o los protegidos—, especialmente los cristianos y zoroastrianos, quienes contrario a los árabes estaban familiarizados con otros idiomas, por la exigencia de sus trabajos y educaciones. La filosofía griega fue transmitida a la lengua árabe fundamentalmente por los esfuerzos de los siriacos. Cuando la filosofía griega fue rechazada por la iglesia, tomó refugio entre los jacobinos y nestorianos. Antes del Islam también Edesa[2] era uno de los centros de enseñanza de la filosofía griega y en donde también habían sido traducidos muchos libros de la lengua griega a la siriaca. De todas formas, en la época de Ma’mun abasí o un poco antes, empezaron a traducir estos libros de la lengua siriaca a la árabe. Baitul Hikmah —la Casa de la Sabiduría— de Ma’mun, la cual se consideraba como una academia y casa de traducciones, junto con su gran biblioteca y observatorio, desempeñó un rol crucial en la transmisión de los conocimientos griegos. Los miembros de esta academia en su mayoría eran siriacos, quienes sabían las lenguas árabe y griega. Hunayn Ibn Ishaq[3] que dicen había aprendido la lengua griega en Bizancio, tenía el más alto cargo en la “Casa de la Sabiduría” y puso mucho esmero en la traducción y la transmisión. Su hijo Ishaq y sus allegados también lo ayudaron y así tradujeron las obras tanto de Aristóteles como las de Galeno a la lengua árabe. Además de Edesa que era el centro del cristianismo siriaco, existía otro centro perteneciente a los siriacos llamado Harran que estaba cerca de Edesa pero al sudeste, y que fue el centro de los siriacos idólatras. Eran llamados sabeos, pero no los sabeos seguidores del Profeta Juan el Bautista (P). Ellos por su adoración a los cuerpos celestes, se interesaron particularmente en la astronomía y la matemática, aprovechando especialmente los libros griegos. Zabit ibn Qurrá[4] era uno de ellos, quien en el mismo periodo empezó a traducir los libros de astronomía y matemática griega y de esta manera las obras de Euclides, Arquímedes y Apolonio fueron traducidas a la lengua árabe por él y su familia. Existe un punto importante e interesante que consiste en que la mayoría de estos traductores que tradujeron los libros de matemática, medicina o filosofía de las lenguas siriacas, griegas o pahlevis al árabe, eran ellos mismos eruditos y expertos en esas ciencias, y tenían sus propios libros en estas materias. Por ejemplo Zabit ibn Qurrá Harrani que traducía del siriaco y del griego, era un experto en medicina y matemática. Qusta Ibn Luqa Baalbeki (820–912), quien tradujo varios libros de la lengua griega —o los redactó—, era considerado un gran estudioso en matemática y mecánica. Hunayn Ibn Ishaq escribió obras de oftalmología, y Mata Ibn Yunus que tradujo algunos comentarios sobre Aristóteles, fue un gran sabio de la época y Al-Farabi[5] —el Maestro Segundo— fue su alumno.

 Por supuesto, los musulmanes no se interesaron en la traducción de la poesía y los dramas griegos, no solo debido a que eran mezclas de las creencias y la mitología griega –las cuales no eran aceptables para los musulmanes, sino también que con la presencia del Sagrado Corán y su elocuencia maravillosa, estas manifestaciones no eran de interés para ellos. A pesar de todo, hay registros de las traducciones de algunas obras y poesías griegas, como por ejemplo “la Ilíada” de Homero. Además el hecho que hayan traducido los “Versos de Oros” de Pitágoras, da a entender que los musulmanes tomaban de la literatura griega lo que no estaba muy lejos de sus gustos.[6]

Pero con los conocimientos y las ciencias traducidas al árabe no se limitaron solamente a los libros griegos. Los musulmanes, incluso en el periodo de los omeyas, se beneficiaron científicamente de los graduados de la universidad Gondishapur.[7] Desde los principios de la manifestación del Islam —y un poco antes—, Gondishapur era el centro de los conocimientos de la Persia y de la India antigua. Los sabios, y especialmente los médicos de Gondishapur, eran bienvenidos en el palacio de los omeyas en Damasco. Un judío iraní, de nombre Maseryuie, quien fue uno de los graduados de esa universidad, fue aparentemente el primer traductor que transmitió algo del griego al árabe. En Gondishapur, influía también la herencia de la cultura de la India. Los resultados de este legado se aprecian en dos libros importantes, el “Panchatantra” —o Calile va Damna— y “Las Mil y una Noche” —o Alf Lail[8]—, los cuales son ejemplos de la influencia y el esplendor de la literatura árabe y persa. El comienzo o gran parte del libro Panchatantra es Hindú, y en relación a Las Mil y una Noche hay lugar de discusión, pero la mayoría de esto tiene un tinte islámico y árabe.

Las obras científicas especialmente en la lógica y la sabiduría práctica e incluso en la astronomía, también se transmitieron del pahlevi al árabe, y son famosos los nombres de los traductores de este periodo como Ibn Muqaffa[9], Nowbajt y Ali Ibn Ziad. El calendario astronómico Shahriar, el libro TanclushaTeucrus— y el libro BazidayFaziday— de astronomía fueron traducidos igualmente. En la misma época que Ibn Muqaffa traducía los libros de la lengua persa antigua al árabe, así mismo lo hacía con algunos libros de la lengua india al árabe, tanto de astronomía como de medicina. Los títulos de los libros indios y sus traductores se han plasmado en el gran libro Al-Fihrist de Ibn an-Nadim, los cuales demuestran la atención prestada por los musulmanes hacia estos tópicos y libros, al contrario de lo expuesto por algunos europeos, no solo incorporó la cultura griega, sino que utilizó también la suya propia y la de otras culturas. Incluso, motivado por su curiosidad de saber y por su fervor de la búsqueda del conocimiento, se aportaron obras e investigaciones de otras naciones y culturas, allí donde los griegos no tuvieron informaciones correctas en relación a ellas.

La familiarización de los musulmanes con la ciencia y los debates referidos a la teología, en verdad, tuvo su punto de partida en el periodo de los omeyas, y fue durante esa época que Irak, Siria y Egipto, —las cuales tenían la impronta de la ciencia y la filosofía de Grecia, India y Persia—, gradualmente abrazaron el Islam o ingresaron al servicio de los califas o gobernantes musulmanes. Antes de este periodo, los musulmanes, por ocuparse solamente de las conquistas, únicamente dedicaban sus estudios al Corán, Hadiz[10] —narraciones— y a lo que era necesario para su comprensión de la literatura, poesía, filología, historia y hagiografía de los profetas (P).

El Sagrado Corán y el Hadiz, eran verdaderamente las dos grandes fuentes de la religión y la sharia. Tanto la jurisprudencia como la creencia se beneficiaban de estas dos inmensas fuentes, aunque en el caso de la creencia, desde la época de los primeros califas fue campo de críticas y grandes diferencias, como las atribuidas a las sectas jariyíes, qadaríes y muryias.[11] Pero desde los principios de la época safávida, la ciencia y la filosofía tomó su origen real y se extendió a todos los estados de los musulmanes. Se formó la ciencia del “Usul” —los Principios de la Jurisprudencia—, y la afirmación de la jurisprudencia se fundamentó en la misma ciencia. Se originó el Kalam —teología islámica—, y se situó a las discusiones referidas a las creencias bajo la influencia de la lógica y la razón.

La transmisión de las ciencias griegas, indias y persas, abrió nuevas ventanas para los musulmanes en todas las áreas del pensamiento y del conocimiento. Aunque es lógico que los musulmanes fueran como herramientas en la transmisión de las obras de filosofía y del conocimiento antiguo al mundo árabe, pero esta misma transmisión en esencia, no es un trabajo de poca importancia. Además es enteramente falso que se limiten los aportes de los musulmanes solamente a la transmisión de conocimientos y la traducción. Los sabios del Islam, como hemos dicho anteriormente, legaron muchos elementos a la herencia de India, Grecia y Persia. Y de todas formas, como se esperaba, estas transmisiones y traducciones abrieron el camino de la investigación y la invención para los musulmanes.

Fuente: Los Aportes del Islam a la humanidad; Editorial Elhame Shargh

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www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

[1] Scheader, Der Mensch in Orient und Okzident, Munchen, 1960, 107-60

[2] Edesa, o Er-Roha en árabe (actualmente llamada Sanli Urfa), está ubicada en una ciudad del Sureste de Anatolia, en Turquía. (N. del T.)

[3] El sabio nestoriano, escritor, traductor y médico en el periodo abasí, (809-873). (N. del T.)

[4] Zabit ibn Qurrá ibn Marwan al-Sabi al-Harrani, un gran astrónomo y matemático, (836-901). (N. del T.)

[5] Abu Nasr Farabi, (872 – 950 dC), conocido en Occidente con el nombre de Farabius, Al-Farabi, Farabi, Abunaser o Alfarabi. El sabio y filósofo shia, quien se dedicó al estudia de todas las ciencias y artes de su época por lo que se le llamó el “Segundo Maestro”, en referencia al apodo de Aristóteles, que era llamado el “Primer Maestro”.. (N. del T.)

[6] Rosenthal F., Fortleben der Antike im Islam, 25,346, 552

[7] La Academia de Gondishapur fue una renombrada academia de enseñanza en la ciudad de Gondishapur en el Antiguo Irán y fue un centro intelectual en el periodo del imperio sasánida. Este centro impartía clases en medicina, filosofía, teología y ciencias. Todas dentro del marco de la antigua tradición zoroastriana de Persia. Esta academia fue el más importante centro médico del siglo VI y VII. (N. del T.)

[8] Sobre “Alf Lail” y su origen, referirse a: Tesis de E. Littmann, en la Enciclopedia del Islam, nueva edición en francés, Vol. I, 75-369

[9] Abu Muhammad Abdallah Ibn Muqaffa, escritor y traductor (724-760). (N. del T.)

[10] Hadiz hace referencia a aquellas narraciones que transmiten dichos, actos y tradiciónes del Profeta Muhammad (BP). La escuela shiita amplía el significado del término hadiz e incluye los dichos provenientes de los doce Imames (P).

Diferentes obras han recopilado varios miles de hadices, el estudio de su validez y autenticidad se ha convertido en una compleja y precisa ciencia en el Islam. Las tradiciones o hadices llegan al compilador a través de una cadena de narradores o “isnad” conformado por quienes lo fueron narrando a partir de quien lo escuchó o vio directamente del Profeta (BP). Cuando un hadiz tiene un solo narrador inicial, no es decisivo para derivar de él normas islámicas (a este tipo de narraciones se las denomina jabar wahad). Lo mismo ocurre cuando la cadena de transmisores es poco fiable, o no se conoce el primer narrador. Excepcionalmente el término se aplica también, entre los sunnitas, a las narraciones de los principales compañeros del Profeta (BP). (N. de El Corán en el Islam, por: ‘Allamah Tabataba’i)

[11] Las tres -jariyíes, qadaríes y muryias- son cosideradas como las sectas teológicas en la historia de los musulmanes. (N. del T.)

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