“No hay superioridad del árabe sobre el no árabe”

Roberto Chambi Calle[1]

La presencia del Islam en América Latina ha tenido un crecimiento respetable[2], así como las migraciones árabes especialmente a aquellas regiones similares a su topografía en Medio Oriente, siendo ella una de las motivaciones de su permanencia; así como también sus necesidades de crecer a nivel económico, la presencia de estas migraciones fueron una preocupación para los analistas sobre seguridad y terrorismo que siempre han utilizado a éste como un pretexto para atosigar a los musulmanes en esta parte de mundo.

Así hoy la presencia árabe en Latinoamérica ha sido para muchos el inicio del Islam; se construyeron mezquitas, se fundaron centros de enseñanza coránica, se instituyeron clases regulares de moral y preceptos islámicos en donde la llegada de los musulmanes por fines comerciales o religiosos ha tenido un rol importante en este proceso intercultural. Este suceso implicaba por un lado que los nuevos “profesores” de religión cooperasen y “enseñasen” los aspectos básicos del islam; siendo los mismos los forjadores en una gran parte de los musulmanes en Latinoamérica. Estos estudiantes o aprendices de la islamología, quienes aparte de profesar esta religión son también nativos y originarios del lugar presentándose así un nuevo fenómeno desde su cosmovisión, aquella que siempre ha estado presente aún antes de que el islam llegara a sus vidas, aquella “fitra[3]” que es innata en los hombres, que creen en la presencia omnipresente de un ser superior, aquello que era conocido con otro nombre; pero que en esencia es el mismo, nos referimos a Dios.

Antes de adoptar el islam, estas personas tenían una forma diferente; pero similar de vida creándose en si una colisión de creencias en donde la fe islámica va primar junto con la creencia prístina de estos individuos, por el sólo hecho de que lo asimilaron y construyeron desde su entorno.

Desde los inicios del Islam en el año 610 d.C. estos principios de vida han logrado permearse con las formas, costumbres y vivencias de los árabes; los mismos que se han desarrollado en medio del comercio y el nomadismo, sabemos por la historia misma que estos vivían en tribus que por las características mismas de la topografía eran personas generalmente adustas, desconfiadas y reprimidas, que para solucionar un problema tenían que enfrentarse bélicamente tribu contra tribu, en donde se raptaba, asesinaba y robaba a los congéneres por las cuestiones tribales y por sobre todo sanguíneas; ello sumado a las condiciones geográficas: poca agua, terreno seco y árido, ha hecho que puedan tener muchas deidades a quienes adoraban cada día durante todo el año, convirtiéndose así  la Ciudad de la Meca en el centro ritual de adoración a 365 ídolos o “dioses” cada uno de ellos con una temática diferente por ejemplo el dios de la lluvia, del viento de la fertilidad, de la guerra; etc…

En medio de estos ritos y creencias surge el Islam bajo la egida de Muhammad (Mahoma) que es el mensajero de Dios. Aquellos hombres que tenían la forma primigenia de vida (que hemos descrito) poco a poco iban asimilando y aceptando el islam como su nueva forma de llevar sus vidas y su cotidianidad en todas las esferas, fusionando algunos aspectos con su nueva creencia, como por ejemplo la defensa armada, la cual ha sido redimensionada por el islam bajo la figura de la “Yihad” o también el matrimonio con cuatro mujeres frente a lo que era cuando un hombre podía tener más de 4 mujeres o la adoración ya no a 365 dioses sino sólo a Uno: Allah (Dios)

Con todo ello, queremos manifestar que el Islam ha reacondicionado las costumbres de vida de los árabes que sumidos en su “ignorancia” le daban un sentido espiritual y decoroso a sus vidas restructurando sus costumbres y su  idiosincrasia. No obstante de ello no todos aceptaron este nuevo sistema político espiritual de la mano de un Profeta; pues Muhammad también fue árabe, en ese contexto una vez que es ungido como mensajero de Dios es atosigado, golpeado humillado y finalmente expulsado de la ciudad natal la Meca, por lo mismo que tiene que emigrar a “Yastrib” actual Medina, en donde finalmente por más de 10 años logró estructurar las bases fundamentales del Estado Islámico, bajo el manto de Dios y el libro Sagrado de los Musulmanes que es el Corán. Sin embargo el islam no fue totalitario, ni fascista (actualmente no lo es tampoco); pues dentro de un grupo de personas hay posiciones antípodas con la creencia islámica, así los cristianos, judíos y demás creencias han logrado sobrevivir dentro la comunidad islámica bajo la protección del ejército de los musulmanes, debido a que el islam en sus principios no coacciona[4], ni presiona a una persona a que acepte el islam. Cristianos y judíos dentro la comunidad Islámica vivían (y viven) con las mismas garantías y derechos que los musulmanes mostrando siempre un clima de respeto por las diferentes creencias.

Hicimos este brevísimo recuento histórico para manifestar que el islam no es totalitarista, ni fascista; así como también subrayar que dentro de una sociedad islámica hay grupos que sin ser de esta tendencia conviven y comparten cultura y creencias que aún hasta el día de hoy subsisten[5].

También  con ello queremos demostrar que los árabes, eran árabes y no musulmanes (en todo el sentido etimológico de la palabra) desde un inicio y que por esto no pueden tener ningún grado de discriminación con los “Nuevos Musulmanes” que son los conversos, aquellos que a diferencia de la época tribal de los árabes tenían también otro tipo de vida, la misma que emergía de la madre tierra o “Pachamama” o “Pacha” que no pueden ser desmerecidos como una herejía que en sus inicios prístinos buscó la armonía del hombre con la tierra. Sin duda las condiciones geológicas difieren la forma organizativa, social, política y económica de algunas civilizaciones en América Latina; así por ejemplo la Cultura Aymara del Tawantinsuyo, o la Inca, o la Chibcha son muestras de que el hombre en esta región siempre ha convivido en paz con la naturaleza, y que todos estos actos y rituales a la “Pacha” hoy siguen siendo practicados. Actualmente hay muchos musulmanes que son “originarios” y “nativos” de la zona que los musulmanes árabes los denominan “conversos”, algunos de forma peyorativa, soberbia y virulenta cuando estas personas ya tenían una cultura espiritual más avanzada que los árabes en la época de su ignorancia.

Una parte de los musulmanes en Latinoamérica son nativos que al adoptar una nueva creencia deben readecuar sus formas vivenciales, lo cual no significa que sean “medio musulmanes”; ya que se ha visto muchas veces que algunos musulmanes “originarios” han tratado de soslayar y menospreciar el trabajo y las actividades en las esferas de vida de los musulmanes conversos.

Un parámetro de ello es el conocimiento de la lengua árabe, que de acuerdo a la creencia Islámica es el lenguaje que Dios ha utilizado cuando fue revelado el Corán al Profeta Muhammad, ello ha hecho que muchos árabes musulmanes con verborrea, soberbia y arrogancia menosprecien y soslayen a los musulmanes conversos como si su lengua o su “calidad de árabes descendientes del Profeta” les dará la autoridad para humillar y denigrar en nombre de Dios.

Una de las críticas que siempre se hace desde la época del Profeta es que frente a Dios todos son iguales como los dientes de un peine y que no hay superioridad del árabe frente al no árabe, del negro frente al blanco; pero esta sentencia coránica ¿Realmente es respetada por los musulmanes? 

Frente al crecimiento del islam en Latinoamérica, los musulmanes deben ser los actores fundamentales en sí mismos para aclarar en los distintos medios de comunicación, enseñanza y cultura que no hay superioridad del árabe sobre el no árabe, que el islam no sólo es de los árabes, ni de la península arábiga; sino de todas las personas que buscan una forma de vida espiritual, asimismo debe desmitificarse que ser musulmán no significa vestir con esas túnicas blancas, tener una barba frondosa, transportarse en camellos, observar a odaliscas y bailar con espadas; ello no corresponde a cultura islámica en Latinoamérica.

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com; Fundación Cultural Oriente


[1] Cientista Social y Analista en Relaciones Internacionales, Miembro del Comité para el Estudio y la Difusión del  Derecho en América Latina, (CEDDAL).

[2] SAAVEDRA, Sdenka, “INTERCULTURALIDAD ANDINA: El Suma Qamaña y el Islam en Abya Yala”, ACIABOL, La Paz,  2014.

[3] Desde el punto de vista de la creencia islámica es la naturaleza misma del hombre que tiene sobre los preceptos espirituales; así como la creencia en una fuerza superior.

[4] Al respecto manifiesta el Corán en la Sura “La Vaca” Aleya 256: “No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío. Quien no cree en los taguts y cree en Dios, ese tal se ase del asidero más firme, de un asidero irrompible. Dios todo lo oye, todo lo sabe.”

[5] Ejemplo palmario de ello es que dentro de un Estado  Teocrático como lo es la República Islámica de Irán viven otro tipo de creencias, como Judíos, Cristiano y Zoroastianos tal cual subraya su Constitución en el Art. 13: “Los iraníes zoroastrianos, judíos y cristianos son las únicas minorías religiosas reconocidas que gozarán de libertad para practicar sus ceremonias dentro de los límites legales y para actuar de acuerdo con sus principios en materia de estatuto personal y de enseñanza religiosa”.

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