Yemen: La Agresión y el Crimen No Cesa
Por Pablo Jofré Leal
Periodista y Analista Internacional
Artículo Exclusivo para Islamoriente
 
Yemen sigue sufriendo la política criminal del régimen saudí y que ha significado, desde marzo del año 2015 a la fecha la muerte de 13 mil personas, de las cuales al menos 3 mil son niños menores de 14 años y que adiciona 50 mil heridos.  Dentro de estas cifras hay que considerar al menos dos mil muertos y 600 mil posibles casos, producto de la epidemia de cólera que azota a Yemen desde octubre del año 2016.
La República de Yemen, se sitúa en una zona geográfica y de navegación estratégica donde se transporta el 40% de todo el petróleo que consume el mundo europeo. Es, igualmente, una zona donde opera la V Flota estadounidense del Golfo Pérsico con base en Bahréin y los sectores bajo su vigilancia y acción: el Cuerno de África, Golfo Pérsico, Asia Central, Oriente Medio y la zona sur africana. Zona, también, donde Gran Bretaña ha reorganizado sus fuerzas navales y militares en apoyo de este trío del terror como es el imperialismo, sionismo y wahabismo. Un imperialismo que bajo el liderazgo de Washington interviene abiertamente a pesar de las opiniones de su Cámara de Representantes, declaró, por unanimidad “no autorizada la asistencia militar de Estados Unidos a Arabia saudí en su agresión a Yemen.
Con 366 votos a favor y 30 en contra, los legisladores estadounidenses  dieron luz verde a una resolución que declara “no autorizada la asilencia militar que ofrece la administración de Trump a la Casa al Saud, para seguir adelante con sus crímenes contra el pueblo yemení. Para mayor abundamiento del papel que ha cumplido Washington la senadora demócrata por California, Ro Khana señaló que Lo que nuestro Ejército no está autorizado a hacer es dar asistencia al régimen de Arabia Saudí para luchar contra los Hutíes, ya que en muchos casos los saudíes se han alineado con Al Qaeda para luchar contra los hutíes socavando nuestras operaciones militares”
A confesión de parte relevo de prueba se suele decir en el ámbito judicial. Estados unidos ha apoyado permanentemente a Riad para luchar contra aquellos que combaten el terrorismo, sea en Yemen, en siria, irán y Palestina. En todo caso, difícilmente el gobierno de Trump cumplirá esta determinación y menos aún solicitará la autorización del congreso atendiendo la Resolución de Poderes de Guerra del año 1973, para implicarse aún más en el conflicto que se da en esa parte del mundo, para seguir apoyando a Riad en su política criminal contra Yemen.
Un Yemen, recordemos, que se ubica en una zona donde operan movimientos de raíz takfirí como es el caso de Al-Qaeda de la Península Arábiga y el grupo Aden Abyan Islamic Army y donde también ha logrado irrumpir Daesh. Por tanto, una región inestable, estratégica y codiciada en función de un entorno dotado de enormes riquezas energéticas y una ubicación privilegiada.
Yemen ha estado sometida a una guerra de agresión impulsada por Riad, que además ha significado el desplazamiento de 4 millones de personas, la devastación de parte importante de la infraestructura sanitaria, industrial, vial, la destrucción de miles de viviendas y una situación de crisis humanitaria,  que ha alertado a la Organización de Naciones Unidas – ONU - quien advierte que el bloqueo aéreo, naval y terrestre que sufre esta nación árabe pone en peligro la vida de sus 27 millones de habitantes a través de la hambruna y enfermedades que devastan este país.
Efectivamente, la ONU La exigió el pasado lunes 13 de noviembre el levantamiento total de los bloqueos impuestos por Riad en Yemen, lo que ha agravado la crisis humanitaria en el país más pobre el mundo árabe. En específico se habla de reabrir el puerto de Al-Hudaida, por donde solía ingresar el 80 % de los suministros alimentarios. La malnutrición severa en Yemen ha llegado a niveles alarmantes: que se expresa en que el 80% de los 22 millones de yemenitas dependan de la ayuda humanitaria, donde el bloqueo criminal impuesto por la Casa al Saud no hace más que agudizar la hambruna y el peligro de epidemias como la vivida con el cólera.
A pesar de este positivo llamado de la ONU esta organización ha tenido conductas contradictorias y hasta de complicidad con el régimen saudí al someterse a las amenazas de Riad de cesar el apoyo financiero a este organismo si se seguía sosteniendo que este régimen monárquico era culpable y puesto por ello, en la lista de negra de países y grupos que asesinan y mutilan a menores de edad que elabora anualmente este organismo internacional. Tal amenaza implicó que el año 2016 el propio ex Secretario General de la ONU Ban Ki moon diera a conocer que ese chantaje había sido una de las vergüenzas más grandes de su mandato.
Este año 2017 la ONU ha sido capaz de revertir la vergüenza del año anterior y sacó a la luz un documento que incluye al régimen saudí en la lista negra de gobiernos criminales que asesinan y mutilan a menores de edad, que textualmente consigna dicho informe "En Yemen, las acciones de la coalición que objetivamente han llevado a incluirla en el listado son el asesinato y la mutilación de niños, con 683 víctimas infantiles atribuidas, como resultado de 38 incidentes verificados de ataques a escuelas y hospitales durante 2016” Un panel de la ONU ha acusado al régimen monárquico de los Al Saud de bombardear objetivos civiles como escuelas, centros de salud, campamentos de desplazados y hasta eventos familiares, como bodas.
Estas acciones violatorias del derecho internacional, que ha significado tener a gran parte de la población yemenita al borde de una catástrofe humanitaria, ha sido llevada a cabo por Riad, a la que ha sumado a las Monarquías ribereñas del Golfo Pérsico y que responde, sobre todo a los objetivos políticos, militares  y hegemónicos de la triada Washington-Riad-Tel Aviv, que están destinados a seguir cercando a la República Islámica de Irán, que se ha convertido en el principal referente y apoyo de los pueblos sometidos a la agresión occidental y sus socios sionistas y wahabitas: Siria, El Líbano, Palestina, Irak, Bahréin y el mismo Yemen.
Ya a inicios de la agresión saudí contra Yemen, en un artículo de mi autoría “Objetivo inmediato de la invasión de Al Saud a Yemen y su meta final” sostuve que la agresión contra el pueblo yemení, liderada por Arabia Saudí, tenía un objetivo inmediato: destruir al Movimiento Popular Ansarolá y como meta final, que comenzó poco a poco a develarse, contender contra la creciente influencia de Irán en Oriente Medio. Ese ascendiente sobre sociedades de Oriente Medio ha sido ganado por el apoyo efectivo que Irán otorga a la lucha contra los movimientos terroristas de raíz takfirí, que han tratado de arrasar a las sociedades de Siria e Irak, que se han enquistado en Yemen. La concreción de esta política iraní, a diferencia de las otras potencias de la zona como Arabia Saudita, el régimen de Israel y Turquía, no se basa en la agresión a sus vecinos o la imposición de políticas hegemónicas. Esto, a pesar de la enorme campaña mediática internacional, impulsada por Washington, que pretende mostrar a un Irán belicista a partir de la firma de los acuerdos nucleares de julio del año 2015 junto al G5 + 1
Con Yemen se ha materializado, por parte de occidente, de una política del silencio tan vergonzosa como criminal. Una política que ha implicado unir los intereses de occidente y de la entidad sionista en apoyo de la Monarquía Saudí. Una política plena de hipocresía que hoy se materializa en Yemen, donde se justifica el crimen, la intervención y la destrucción de un país, La intervención de Arabia Saudita se inscribe en la defensa de sus intereses regionales, la propagación del Wahabismo y la intensificación de la represión contra todo movimiento que se proponga generar aires de libertad. Así sucedió en Bahréin, donde la Casa al Saud intervino con puño de hierro sin que occidente levantara su voz de condena, temerosa que la influencia de la lucha en este pequeño país, se expanda a otras latitudes como ha comenzado a suceder.
Yemen, sin duda, constituye un país, una zona de enorme importancia geoestratégica, no sólo por encontrarse frente al Cuerno de África, tener el Estrecho de Bab al Mandeb y cruce de pasos marítimos de la riqueza energética de la zona. Yemen ha sido definida por las mentes imperiales como una especie de “patio trasero” de Arabia Saudí, que se niega a perder influencia a manos de la creciente potencia de la República islámica de Irán y el lógico apoyo que se otorga al Movimiento Popular Ansarolá.
Hoy, la sociedad yemení ha dicho basta, ha levantado la voz unánime de condena contra los que considera culpables de sus desgracias: Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí, la triada sangrienta que a través del imperialismo, sionismo y wahabismo pretende forjar una alianza del terror en Oriente Medio. Un pueblo yemenita en pié, que ha condenado la imposición de un bloqueo total contra su país y que ha intensificado la criminal decisión de privar de alimentos, medicinas, combustible y apoyo a un pueblo cansado de la conducta de la Monarquía Saudí, que enfrascada en sus luchas internas ve en esta agresión a su vecino un paliativo destinado a descomprimir las luchas en el seno del Clan Sudairi y la imposición de los sectores más belicistas de su monarquía. La vieja táctica de las ideologías totalitarias de descomprimir hacia afuera, de agredir a vecinos y de esa manera tratar de uniformar la sociedad bajo un único liderazgo.
La acción de la Casa al Saud, con el aval de sus socios obliga a las fuerzas de la resistencia a redoblar sus esfuerzos de defensa. Tal como se señaló el Presidente del Consejo Político Supremo de Yemen, Saleh al-Samad, presente en una multitudinaria marcha de rechazo a la agresión saudí, celebrada en Sanaa el pasado lunes 14 de noviembre, subrayó que la continuación de la agresión y el bloqueo obliga a Yemen a desarrollar sus capacidades para disuadir los ataques contra su territorio”. Es en esa lógica que se entiende la estrategia militar de las fuerzas de la resistencia yemení, encabezados por el Movimiento Ansarolá, de seguir atacando con misiles a Arabia Saudí hasta que Riad cese sus ofensivas, matanza y el bloqueo contra el pueblo yemení.
El bloqueo total terrestre, aéreo y marítimo impuesto por Arabia Saudí y sus aliados al pueblo de Yemen ha dificultado en extremo la llegada de ayuda humanitaria. La política criminal de Riad exige a la comunidad internacional tomar medidas que impliquen el fin de la agresión. Negarse a seguir siendo chantajeado por Tel Aviv y Riad en orden a suspender sus “aportes” a la organización de naciones Unidas y dentro de ella a la Unesco y todas aquellas que han levantado la voz, han elaborado documentos de condena y se han atrevido a sostener que Arabia saudí comete contra el pueblo de Yemen crímenes de lesa humanidad, que demandan ser castigados. Llamar al Consejo de Seguridad a que impongan una política de sanciones contra un régimen agresivo y criminal como el de Riad.
No actuar contra la conducta criminal de Arabia Saudí puede hacer realidad la advertencia de Mark Lowcock, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios. Respecto a que el bloqueo de Yemen puede llevar a efecto “la peor hambruna que haya vivido el mundo en décadas, con millones de víctimas. Para Lowcock la ONU debe impulsar junto a sus organizaciones asociadas el tránsito aéreo, con vuelos regulares a las ciudades de Adén y Saná y la apertura de puertos que permitan hacer llegar a las ciudades y pueblos de este país alimentos, combustibles y alimentos.
La ONU dio a conocer también que Arabia Saudí nunca notificó a este organismo su decisión de bloquear totalmente le tránsito terrestre, aéreo y naval. Conducta no extraña pues precisamente las naciones dotadas de una ideología criminal como es la que anima a la Monarquía Saudí, creen tener vía libre para violar el derecho internacional, invadir, agredir y generar el estado actual de hambruna, sufrimiento y muerte de la población yemení. Sobre todo la población infantil. Efectivamente, según informaciones de prensa El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) anunció el pasado 10 de noviembre que 400 mil niños yemeníes corren riesgo de morir por causa de malnutrición aguda.
A través de un comunicado de Prensa, la organización dependiente de las naciones Unidas, afirmó a través del Director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, que “el reciente cierre de todos los puertos y aeropuertos – ejecutado por Arabia saudí – está empeorando aún más la catastrófica situación de Yemen. Hoy, cerca de 400.000 niños están en riesgo de muerte en Yemen por desnutrición aguda grave. Decenas de miles de niños podrían sumarse a este número de víctimas —decenas de miles de catástrofes personales más para niños y padres afligidos—. Es simplemente inhumano”, denunció la nota, sin que ello mueva las decisiones de Occidente para exigir a Arabia Saudí el término de su política criminal.
 
Pablo Jofré Leal
Exclusivo para Islamoriente
 
Todos derechos reservados.
Se permite copiar citando la referencia.
Fundación Cultural Oriente
Article_image
Article_rate
No votes yet