Tema

La vanagloria - 1

Hadiz Nº
El Imam As-Sâdiq (a.s.): Quien se admira de sí mismo es aniquilado, y quien se admira de su propia opinión es aniquilado. Ciertamente que Jesús hijo de María (a.s.) dijo: Traté a los enfermos y los curé con la anuencia de Dios; sané al ciego de nacimiento y al leproso con la anuencia de Dios; traté a los muertos y los resucité con la anuencia de Dios, ¡y traté de curar al necio y no pude corregirlo!Se le preguntó: “¡Oh Espíritu de Dios! ¿Quién es el necio?”.Dijo: “El que se admira de su propia opinión y de sí mismo, el que ve toda la virtud en él y no la ve contra sí mismo en otro, y considera que todo derecho es suyo y no lo considera contra sí mismo para otro. Ese es el necio para quien no hay remedio para tratarlo”.[2]Dijo: “Dije: ‘Jesús, que es el Espíritu de Dios, camina sobre el agua y yo también camino sobre el agua’, y por ello me envanecí”.Jesús (a.s.) le dijo: “Ciertamente que te pusiste a ti mismo en una posición en la que Dios no te puso; es por eso que Dios te detestó por lo que dijiste; así pues, arrepiéntete a Dios por tus palabras”.El hombre se arrepintió y se volvió a poner en la posición en la que Dios lo puso. Así pues, temed a Dios y no os envidiéis unos a otros.[3]
Fuente
Sentencias de Sabiduría de Jesús hijo de María (P)
الإمام الصادق (عليه السلام): مَن اَعجَبَ بِنَفسِهِ هَلَكَ، و مَن اَعجَبَ بِرَأيِهِ هَلَكَ، وَ إِنَّ عيسى بن مريم (عليه السلام) قالَ: داوَيتُ المَرضَى‏ فَشَفَيتُهُم بِإِذنِ اللَّهِ، و أَبرَأتُ الأَكمَهَ و الأَبرَصَ بِإِذنِ اللَّهِ، و عالَجتُ المَوتى‏ فَأَحيَيتُهُم بِإِذنِ اللَّهِ، و عالَجتُ الأَحمَقَ فَلَم أَقدِر عَلى‏ إِصلاحِهِ! فَقِيلَ: يا رُوحَ اللَّهِ، و ما الأَحمَقُ؟ قالَ: المُعجِبُ بِرَأيِهِ وَ نَفسِهِ، الَّذِي يَرَى الفَضلَ كُلَّهُ لَهُ لا عَلَيهِ، و يُوجِبُ الحَقَّ كُلَّهُ لِنَفسِهِ و لا يوجِبُ عَلَيها حَقّاً، فَذاكَ الأَحمَقُ الَّذِي لا حِيلَةَ فِي مُداواتِهِ.[1]
منبع:
حِكَمُ عِيسَى بنِ مَريَم
Notas

[1] الاختصاص: ص 221 عن أبي الربيع الشامي ، بحار الأنوار: ج 14 ص 323 ح 36.
[2] Al-Ijtisâs, p. 221, transmitido por Abî Ar-Rabî‘ Ash-Shâmî; Bihâr al-Anwâr, t. 14, p. 323, h. 36.
[3] Al-Kâfî, t. 2, p. 306, h. 3, transmitido por Dâûd Ar-Raqî; Bihâr al-Anwâr, t. 14, p. 254, h. 49.