Siria, un año ¿de?
Por Mikail Alvarez Ruiz
Se cumple un año ya desde el comienzo de los disturbios en Siria. Mucho se ha escrito y se ha hablado en este tiempo y, lo que a nosotros nos llega, especialmente enfocado en un sentido, el de presentar lo que ocurre en Siria como una insurrección popular contra la que se ejerce una brutal represión. Pero a pesar de todo, después de un año, intentar negar que lo que ocurre en Siria es fruto de una conspiración internacional es como querer negar que el sol amanece cada mañana nuevamente.
Posiblemente el gobierno y la administración siria tuvieran muchos defectos, pero seguramente, dejando a parte el Líbano que es un caso especial para muchas cosas, sería muy difícil encontrar un país árabe donde existieran unas condiciones de vida general (no sólo para las élites) mejor que las que se disfrutaban en Siria, y me refiero a todos los niveles, tanto económicos, como educativos, como sanitarios... y sobre todo, sería muy difícil encontrar un país árabe en el que existiera una mayor libertad religiosa real.
Si no fuera por lo trágico de las muertes y la destrucción que se han provocado en este último año, causaría risa el hecho de ver a regímenes tan siniestros como el de Arabia Saudí o Qatar autoerigirse en adalides de la libertad y la justicia, mientras envían a sus fuerzas militares a otos lugares, como Bahrein, para reprimir a sangre y fuego a una población local que tan sólo reclamaba unas mínimas reformas de ciudadanía. O mientras en su propio país, en las provincias orientales y sureñas, reprime igualmente las manifestaciones internas que protestan contra de la discriminación económica y religiosa vigente en el reino, o a las estudiantes de la Universidad de Abha, que tan sólo piden el fin de la discriminación hacia las mujeres y por la falta de instalaciones básicas para ellas.
Causaría risa ver a los grupos wahabo-sálafis autoerigirse en caudillos de la lucha por la libertad religiosa en Siria, mientras en otros lugares, allí donde pueden y ahora ya incluso en Europa, no dudan en atentar contra todo el que no comulgue con sus intransigentes y descerebrados planteamientos. Causaría risa ver a sujetos como Yusuf Al-Qaradawi que tanto brama desde sus púlpitos o mimbares contra el gobierno sirio, echando toda la gasolina que puede para acrecentar el incendio en su supuesta defensa de no sé qué derechos religiosos conculcados a no se quien, mientras al mismo tiempo es lisonjero y adulador de toda monarquía del golfo que se cruce en su camino, por más que en ellas no se respete el más mínimo principio de libertad religiosa.
Causaría risa ver a esos que se autoproclaman líderes de la “oposición al régimen” (en su mayoría, residentes en el extranjero) erigirse en paladines de la Nación Siria, cuando no tienen el más mínimo escrúpulo en buscar y recibir la ayuda de Occidente con EE.UU. a la cabeza, cuando muchos de ellos, se ha demostrado desde el principio, tienen lazos con el ente sionista de Israel.
Causaría risa ver a medios de difusión como Al-Jazeera o Al-Arabiya autoerigirse en líderes de la libertad de expresión y de información en Siria, cuando ha quedado más que demostrado que ellos mismos, no es que sean tendenciosos en su información, sino que han manipulado e incluso fabricado noticias en Siria como lo hicieron con Libia con la falsa toma de Trípoli, inventada en decorados de Qatar en los que se reproducía la Plaza Verde en Trípoli, y emitida al mundo sin rubor alguno como noticia verdadera de última hora. O mientras que ante otras revueltas, en lugares un poco menos convenientes como, nuevamente Bahrein, guarden un cómplice y criminal silencio.
Causaría risa, por lo patético, ver a la Liga Árabe autoerigirse en paladines de la arabidad, aunque sea en contra otro país árabe, cuando sólo son capaces de estar unidos como una piña para cumplir con los deseos de los EE.UU. y el ente sionista de Israel, mientras que jamás son capaces de estar de acuerdo por sí mismos en nada, ni tan siquiera en ayudar a un pueblo árabe oprimido durante décadas como lo es el pueblo palestino. Esa Liga Árabe que no duda en pedir abiertamente el envío de armas y financiación para los mercenarios que luchan contra el gobierno de Siria, no son capaces ni de poner una sola bala ni un solo euro en manos de la resistencia palestina para su lucha contra la ocupación sionista.
Si no fuera por lo trágico de las muertes y la destrucción que se han provocado en este último año, serían muchas las cosas que podrían causarnos risa. Pero hay algo que no nos haría reír, la actitud de los gobiernos y medios de difusión occidentales cómplices -aunque a ellos les gusta llamarse aliados- de la política de los EE.UU. y del ente sionista de Israel. Y no nos causaría risa porque el chiste de su hipocresía y de sus dobles raseros lo hemos oído (visto) muuuchas veces, y ya no nos causaría sorpresa.
Pero seamos sinceros, nadie de los que estamos fuera podemos afirmar con rotundidad nada de lo que ocurre en el interior de Siria. Todos estamos expuestos a las posibles manipulaciones que desde dentro o fuera del país se generen.
Ante esto, es momento de tener un poco de claridad de ideas y ver quién es el beneficiario de la caída del gobierno sirio, para saber quién está detrás y cual es el verdadero objetivo de este ataque. El propio ministro de defensa sionista, Ehud Barak lo ha reconocido hace poco en unas declaraciones: “Cuando la familia Assad caiga, será un gran golpe al eje radical liderado por Irán… Debilitará al Hezbolá, así como el apoyo a Hamás, y les privará a los iraníes de un baluarte en el mundo árabe. Esto es algo positivo para Israel".
Porque, no nos equivoquemos, a nadie de todos estos abanderados de la libertad le importa lo más mínimo la injusticia y opresión que pudiera haber en Siria, si e que la había, como a ninguno le importa la injusticia y opresión que exista en Marruecos o en las monarquías del Golfo. Siria para ellos lo único que representa es el trasero donde dar la mayor patada posible a Irán.
Desde 1979 Irán es el objetivo de los EE.UU. y del ente sionista de Israel. En estos más de 30 años no han dejado de hacer todo lo posible para acabar con la Revolución Islámica, y tras ellos, cual perro bobo que sigue a su amo moviendo el rabo y sacando la lengua, la Unión Europea y los países árabes lacayos. El ataque al gobierno sirio no es sino una vuelta de tuerca más en la presión a la República Islámica, y reconozcámoslo, sería un importante trofeo si consiguieran su derrocamiento. Pero todos ustedes pueden tener por seguro que si hoy mismo el Presidente sirio rompiera sus lazos con Irán y con ello sus relaciones con la Resistencia libanesa y palestina, y prometiera fidelidad al imperio americano-sionista, nadie querría ya su destitución, nadie hablaría ya de crímenes y represión en Siria.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

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