Historia del Corán

Recopilación del Corán del Tercer Califa

 Por: Husaîn Yavân Ârâsteh

Traducción: Dra. Zohre Rabbani

A) El objetivo de la unificación de los ejemplares (Masâhif).

Vimos cómo luego del fallecimiento del Noble Profeta (BP) fue realizada la recopilación del Corán formalmente bajo la orden del primer Califa y el esfuerzo de Zaîd Ibn Zâbit. Anterior a esto, ya había sido recopilado un ejemplar por Imâm ‘Alî (P) quien era el más versado del Corán. Igualmente algunos de los grandes discípulos se preocuparon también por recopilar su propio Mus·haf, y los ejemplares de algunos de ellos, que gozaban de una destacada posición, sin demora atrajeron la atención de los musulmanes. Fue así como la gente de cada región recitaba el ejemplar recopilado por uno de los discípulos. La expansión del Islam en la segunda y tercera década de la hégira, el vuelco floreciente hacia el Islam y el extremado interés que demostraban por su Libro Sagrado, fueron las causas por las cuales los musulmanes instruidos comenzaran a reproducir el Corán, partiendo de los ejemplares más famosos y existentes en cada región, de acuerdo a sus posibilidades. Aunque los habitantes de ciudades tales como Kufah, Shâm y Basora seguían los ejemplares de ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd, Ubaîî Ibn Ka‘b y Abû Mûsâ Ash‘arî respectivamente, sin embargo, por la necesidad de la gente hacia la memorización y recitación del Corán y debido al paso del tiempo, fueron reproducidos numerosos ejemplares.

La escritura en su primera etapa fue muy simple e incompleta, de modo que recitar desde un Mus·haf sin respaldarse en la memoria era algo imposible. Como observaremos en el capítulo quinto de este libro, la escritura carecía de cualquier tipo de puntos, grafemas de vocalización y otras marcas para alejar la ambigüedad en la lectura. Lo realizado en la época de Abû Bakr, a pesar de que fue un paso importante en pro de la protección y resguardo del Corán, no podía prevenir la aparición de diferencias de recitación en medio de los musulmanes, y cuanto más transcurría el tiempo las discrepancias eran mayores.

En las fuentes históricas han sido reportados numerosos casos de diferencias entre los musulmanes en cuanto a la recitación del Corán, las cuales fueron causa de que algunos iniciaran la búsqueda de una solución.

Bujârî en su obra Sahîh, relata de Anas Ibn Mâlik un suceso que atrajo la atención de los analistas del Corán:

Anas cuenta: “Hudhaîfah[1] que participó en la batalla de Armînîah (Armenia) y Azerbaiyán acompañan a los ejércitos de Shâm e Irak, observó durante la batalla diferencias dentro del ejército del Islam en la recitación del Corán, lo cual causó en él un gran temor. Cuando regresó dijo a ‘Uzmân: “¡Oh, Príncipe de los Creyentes! ¡Salva a la comunidad del Islam antes de que discrepen en su Libro Sagrado al igual que los judíos y cristianos!”[2]

Según otra narración Hudhaîfah en el regreso de la batalla se encontró con Sa‘îd Ibn ‘Âss en Azerbaiyán y le dijo: “En este viaje he observado algo en los musulmanes que si fuese dejado a su suerte, discreparán en el Corán y como consecuencia no lo practicarán”. Sa‘îd preguntó: “¿Cómo es posible?” Respondió: “Vi a la gente de la ciudad de Homs que declaraba que su recitación es la mejor de todas ya que la han aprendido de Miqdâd. Los de la ciudad de Damasco consideraban la suya mejor. Los de Kufah decían lo mismo afirmando: “Nosotros hemos aprendido el Corán por la enseñanza de Ibn Mas‘ûd”; los de Basora aseguraban: “Hemos aprendido de Abû Mûsâ”, y denominaban su ejemplar “Lubabul Qulûb”. Y cuando Hudhaîfah y Sa‘îd Ibn ‘Âss llegaron a Kufah[3], Hudhaîfah hizo consciente a la gente. Los discípulos del Profeta (BP) en Kufah y muchos de sus seguidores estuvieron de acuerdo con él; no obstante los seguidores de Ibn Mas‘ûd cuya recitación era famosa en Kufah, se opusieron. Hudhaîfah enfurecido viajó a Medina y visitó a ‘Uzmân para notificarle todo lo que había observado y dijo irritado: “Categóricamente os advierto, ¡socorred a la comunidad islámica!”.[4]

Así fue preparado el terreno para la obra de ‘Uzmân para unificar los ejemplares.

B) La formación del grupo para la unificación de los Masâhif.

La propuesta de unificación de la recitación de los Masâhif fue dada por primera vez por Hudhaîfah. Como vimos más arriba, él había consultado con los discípulos del Profeta (BP) en Kufah y comunicado su intención incluso antes de viajar a Medina, asunto que fue corroborado por todos ellos, excepto por Ibn Mas‘ûd. Así también ‘Uzmân era conocedor de tal acto. Sin embargo, no le resultaba asequible, ya que debía reunir todos los ejemplares, de entre ellos los de los grandes discípulos. Por lo tanto ‘Uzmân consultó con los discípulos y todos respondieron positivamente y afirmaron la necesidad de ello a pesar de sus dificultades.

Luego de hacer definitiva su decisión, ‘Uzmân envió un representante a casa de Hafsah (hija de ‘Umar y esposa del Profeta) y le pidió que le facilitara el ejemplar del primer Califa que se encontraba en su casa, prometiéndole devolvérselo luego de la unificación.[5]

‘Uzmân constituyó un comité formado por cuatro personas, que eran: Zaîd Ibn Zâbit, ‘Abdul·lah Ibn Zubaîr, Sa‘îd Ibn ‘Âss y ‘Abdu Rahmân Ibn Hâriz,[6] y les ordenó escribir el Corán con el dialecto de Quraîsh en los casos de discrepancia con la pronunciación de Zaîd Ibn Zâbit (que no pertenecía al Quraîsh), ya que el Corán había sido descendido con la lengua de Quraîsh (que en esa época era el dialecto árabe más elocuente).[7]

De algunas otras fuentes deducimos que estas cuatro personas eran el núcleo principal del comité y posteriormente se les unieron otras cuantas.

Muhammad ibn Sîrîn afirma que ‘Uzmân reunió para esta obra, a doce personas de Quraîsh y de los Ansâr, y ellos recopilaron numerosos Masâhif. No conocemos exactamente el nombre de todos ellos, en algunas narraciones encontramos registrados los siguientes nombres: Zaîd Ibn Zâbit, Sa‘îd Ibn ‘Âss, ‘Abdul·lah Ibn Zubaîr, ‘Abdu Rahmân Ibn Hâriz (que era uno de los primeros miembros), Ubaîî Ibn Ka‘b, Mâlik Ibn Abî Âmir, Kazîr Ibn Aflah, Anas Ibn Mâlik, ‘Abdul·lah Ibn ‘Âss, y ‘Abdul·lah Ibn ‘Amr.[8]

C) El modo y las etapas de esta obra.

El grupo de la unificación de los Masâhif se constituyó en el año vigésimo quinto de la hégira.[9]

El primer trabajo realizado por este grupo bajo la orden de ‘Uzmân fue la recopilación de todos los escritos coránicos de todas las regiones de la extensa nación islámica de aquellos días. También solicitó a Hafsah, hija de ‘Umar, para que le entregara el Mus·haf recopilado en la época de Abû Bakr, que luego paso a manos de ‘Umar y ‘Umar a su vez lo entregó a su hija. Éste era el ejemplar formal del califato. Hafsah no estaba dispuesta a entregarlo fácilmente por lo cual ‘Uzmân le juró devolverlo luego de la culminación de la obra. Deducimos de las fuentes que éste fue uno de los principales ejemplares que se utilizó como documento para el grupo.

En esta etapa todos los escritos del Corán, luego de haber sido reunidos y enviados a Medina, fueron quemados o arrojados en agua hirviendo.[10] Fue por esto que ‘Uzmân fue apodado “Jarrâq Al-Masâhif” (“el quemador los manuscritos coránicos”). Muchos lo criticaron fuertemente por este acto, aunque coincidieron con el hecho de la unificación de los Masâhif.

Otro de los Mus·haf utilizados como documento fue el de Ubaîî Ibn Ka‘ab. Ubaîî se encontraba entre las ocho personas que se unieron al primer grupo; e inclusive algunos opinan que él asumió la jefatura del grupo. Abû Al-‘Âlîah en una narración relata lo siguiente: “Ellos copiaron el Corán basándose en el Mus·haf de Ubaîî. Unos hombres escribían mientras que Ubaîî les dictaba”.[11] Aunque el Mus·haf de la época de Abû Bakr y el Mus·haf de Ubaîî jugaron una función importante en la recopilación del Corán, el grupo no desatendió a los otros escritos coránicos.

Abû Qalâbâh relata de Anas Ibn Mâlik: “Si el grupo discrepaba respecto a alguna aleya decían: “El Enviado de Dios ha enseñado esta aleya a tal persona”. Entonces enviaban a alguien a buscarlo, aunque viviese a tres farsaj[12] de Medina y le preguntaban: “¿En qué forma te enseñó esta aleya el Mensajero de Dios?”. Él respondía y los escribas lo registraban en el lugar que habían dejado vacío”.[13]

Luego de la etapa de reunir los escritos coránicos y quemarlos (excepto algunos que fueron utilizados como documento), y la etapa del registro y escritura del Corán con una sola recitación, el siguiente paso fue el cotejo de los ejemplares escritos para cerciorarse de que no tenían diferencia y de que su recitación era unánime.[14]

Naturalmente sabemos que las letras en su etapa inicial no llevaban puntos, por lo que dificultaba diferenciar las letras similares. No era costumbre escribir la letra “Âlif” (Â) en medio de la palabra; las palabras no llevaban los morfemas de vocalización, por esa misma razón, aunque el grupo trabajó con precisión y exactitud, no pudo alcanzar el éxito en sus objetivos, surgiendo más adelante discrepancias entre las recitaciones del Corán.

La última etapa fue el envío de los ejemplares controlados y cotejados, a las diferentes regiones de los importantes centros de aquellos días. Luego del envío de estos ejemplares, cada uno de los cuales fue acompañado por un recitador del Corán de parte del Califa, todos los musulmanes debían recitar el Corán únicamente con la pronunciación del ejemplar enviado.[15]

D) La cantidad de copias del ejemplar de ‘Uzmân (distribuidas en las importantes ciudades).

Existen numerosas versiones al respecto. Abû ‘Amr Ad-Dânî en su obra Al-Muqni‘ argumenta:

“La mayoría de los sabios opinan que el grupo escribió los ejemplares en cuatro reproducciones, y envió a cada región una de éstas: Kufah, Basora, Shâm y otra quedó en Medina ante ‘Uzmân. Otros opinan que los Masâhif fueron siete y fueron enviados, además de los centros mencionados, a La Meca, Yemen y Bahrein. No obstante, la primera versión es más correcta y los expertos en Ciencias Coránicas se basan en ella”.[16]

Suîûtî sostiene:

“Es famoso que los ejemplares en la época de ‘Uzmân eran cinco. Transmite Ibn Abî Dâwûd de Abû Hâtam Saÿistânî que fueron escritos siete ejemplares y enviados a La Meca, Shâm, Yemen, Bahrein, Basora y Kufah, y que ‘Uzmân guardó con él un ejemplar para Medina”.[17]

El historiador Ia‘qûbî en su obra considera nueve el número de los ejemplares en la época de ‘Uzmân y agrega Egipto y Argel a los lugares antes mencionados.[18]

El Dr. Râmîâr en su investigación, luego de mencionar diferentes opiniones, deduce que los tres centros importantes islámicos y militares en la época de ‘Uzmân fueron Shâm, Kufah y Basora. Estas ciudades, junto a las dos ciudades de La Meca y Medina, que gozaban de una posición destacada, tenían los ejemplares (registrados en la época de ‘Uzmân). Éstos fueron exactamente los mismos centros que posteriormente fueron núcleos del desarrollo de las principales recitaciones. La divulgación de las diez[19] recitaciones en estas mismas ciudades corrobora esta idea: en Medina Nâfi‘ y Abû Ya‘far; en La Meca, Ibn Kazîr; en Basora, Abû ‘Amrû Ibn ‘Alâ’ y Ia’qûb; en Shâm, Ibn ‘Amir; en Kufah, ‘Âsim, Hamza, Kisâ’î y Jalaf. Entonces llegamos a la conclusión que los ejemplares enviados fueron cinco.[20]

De este conjunto de versiones, deducimos que los Masâhif fueron enviados a distritos que funcionaban como centros. ‘Uzmân envió con cada Mus·haf a un recitador del Corán para que la gente recurriese a él en sus discrepancias y recitasen el Corán según su recitación. La gente de cada región hacía reproducciones para sí mismos del ejemplar enviado, que servía como la fuente principal.

Si entre los ejemplares enviados a las diferentes regiones surgía una disparidad, el punto de referencia era el “Mus·haf Imâm” (Mus·haf Guía) que se encontraba en Medina, centro del gobierno islámico. Los demás ejemplares también fueron llamados “Imâm” (guía) ya que en sus propias regiones eran la fuente de los demás ejemplares.

E) Las características de los ejemplares de la recopilación de ‘Uzmân.

1. En estos ejemplares fue respetado también el mismo orden que guardaban los ejemplares de los discípulos, es decir, la clasificación general de las suras como son: suras tuwal, mi’ûn, mazânî, mumtahanât y mufassalât. La única diferencia en el ordenamiento de estas suras se hallaba en la colocación de las dos suras Al-Anfâl y At-Taûbah: en el Mus·haf de ‘Uzmân estaban colocadas estas dos suras en una sola, la cual ocupaba el séptimo lugar y era considerada dentro del grupo de los sab‘ut tuwal, hecho que no se había observado con anterioridad.

2. Los Masâhif en la época de ‘Uzmân observaban una forma de escritura rudimentaria, y carecían de cualquier punto, vocal o signo para diferir las letras semejantes, siendo esto una de las razones principales de la aparición de las diferentes recitaciones. Este tema lo desarrollaremos en el capítulo quinto de este libro.

Desgraciadamente estos ejemplares se han extinguido con el paso del tiempo y hoy día no encontramos rastro de ellos.

F) ¿Acaso el orden que mantenían las suras fue o no una estipulación del Profeta?

El planteo de esta interrogativa aquí, no es específica a la tercera recopilación del Corán (la unificación de los Masâhif) que tuvo lugar en la época de ‘Uzmân, sino que también se plantea en cuanto a la segunda recopilación (en la época del primer Califa). Como hemos dicho en la unificación de los Masâhif fue acatado aproximadamente el orden de los ejemplares de los Sahâbah (compañeros cercanos del Profeta -BP-) y el ejemplar recopilado bajo el encargo del primer Califa. No obstante cabe hacer esta pregunta: ¿acaso el orden que mantenían los suras, tanto en la primera como en la segunda recopilación, fue estipulada por el Profeta o fue según el criterio de los Sahâbah? Después de lo discutido con anterioridad, la respuesta a esta pregunta es evidente. Empero existen quienes sostienen que ello fue estipulado. Abû Ya‘far Nahhâs relata: “El orden de las suras como actualmente están registradas, nos ha llegado de parte del Enviado de Dios”. Y Azlah Ibn Asqa‘ relata del Profeta (BP):

أعطيت مكان التوراة، السبع الطول، و أعطيت مكان الزبور، المئين و أعطيت مكان الإنجيل، المثاني و فضلت بالمفصل

“Me fueron cedidas siete suras largas en lugar de la Torá, las suras mi’ûn en lugar de los Salmos y las suras mazânî en lugar de la Biblia, y me hicieron superior a los demás con la concesión de las suras mufassal”.[21]

Este dicho nos muestra que el orden de las suras fue enseñanza del Mensajero de Dios.[22]

No obstante todos los argumentos y testimonios contradicen esta suposición. Suîûtî manifiesta:

“La mayoría de los sabios opina que el orden de las suras fue en base al criterio personal”.[23]

El sabio ‘Al·lâmah Tabâtabâî expone en su libro de exégesis coránica Al-Mîzân:

“El orden de las suras en la época del primer y tercer califa, indudablemente fue realizada en base al criterio de los Sahâbah, una de las pruebas para ello es que ‘Uzmân puso las suras Al-Anfâl y Barâ’at entre Al-A‘râf y Îûnus. Otra razón es que el orden de los ejemplares de los Sahâbah tenía diferencias con el ejemplar recopilado en la época de Abû Bakr y en la época de ‘Uzmân”.[24]

El mejor y más sólido argumento para afirmar que el orden de las suras no fue por disposición del Profeta es el orden del ejemplar de ‘Alî (P), ya que contrario a otros ejemplares, había sido elaborado de acuerdo al orden de revelación.

G) La posición de los Imâmes de Ahl-ul Baît frente a la segunda y tercera recopilación del Corán.

Es importante y determinante para nosotros como Shî‘as y seguidores de Ahl-ul Baît (P) conocer la posición de nuestros Imâmes relativo a la recopilación del Corán en la segunda, tercera y cuarta década de la hégira. Entonces la última pregunta en este capítulo es ¿acaso la posición de los Imâmes fue positiva o negativa?

Al·lâmah Tabâtabâ’î dice:

A pesar de que ‘Alî (P), antes de cualquier recopilación había él mismo recopilado el Corán según el orden de su revelación, lo había presentado al Califa y había sido rechazado por éste, no mostró oposición ni resistencia alguna ante el Corán recopilado por otros. ‘Alî (P) aceptó el ejemplar propagado y mientras se encontró con vida, inclusive durante su propio califato, no contradijo este acto. Asimismo, los demás Imâmes de Ahl-ul Baît (P) y sucesores de Imâm Alî (P), jamás censuraron el orden del Corán ni siquiera ante los fieles más próximos; en cambio permanentemente en sus exhortaciones se documentaron en este Libro Sagrado y ordenaron a sus fieles que siguieran la recitación común de la gente. Podemos afirmar que el silencio de Imâm ‘Alî (P) -a sabiendas que su Mus·haf era diferente al Mus·haf divulgado, en cuanto al orden de los suras- fue porque creía en un método de exégesis llamado “Interpretación del Corán por el mismo Corán”; y con este método el orden de las suras y las aleyas mecanas y medinesas, no tiene efecto al momento de deducir y extraer los exaltados objetivos del Corán, y para interpretar cada aleya con este método, se deben tener en cuenta todas las aleyas.[25]

En una narración observamos que Talha solicita a ‘Alî (P) luego de la unificación de los Masâhif, que presente el Corán recopilado por él. El Imâm guardó silencio. Talha insistió diciendo: “¿Acaso no quieres mostrarlo a la gente?”. El Imâm le respondió: “¡Oh, Talha! Intencionalmente no quise responderte. Dime: ¿Acaso todo lo recopilado en la época de ‘Umar y ‘Uzmân es verdaderamente el Corán o tiene añadiduras?”. Talha respondió: “Todo su contenido es Corán”. El Imâm expuso: “Entonces si os aferráis a todo lo que hay en él, os habréis salvado del fuego y entraréis al Paraíso, ya que en este Corán se encuentra nuestra prueba y argumento, la explicación de nuestro derecho y la obligación de obedecernos”.[26]

Lo investigado hasta aquí es suficiente para descubrir la verdad y no vemos necesario exponer otras narraciones de la escuela Sunnah que corroboran nuestra opinión.[27]

Conclusión:

  1. Después de transcurridos trece años de la recopilación del Corán bajo la orden del primer Califa, nuevamente fue recopilado. El objetivo de esta medida fue unificar la recitación coránica.
  2. La propuesta de la unificación de las recitaciones fue dada al tercer Califa por Hudhaîfah y luego de consultar con los discípulos del Profeta (BP) todos aceptaron, excepto Ibn Mas‘ûd.
  3. La razón por la que ‘Abdul·lah In Mas‘ûd se opuso a ‘Uzmân fue la elección de las personas que asumieron la obra de la recopilación del Corán.
  4. Los primeros miembros del grupo de “la unificación de los Masâhif” fueron: Zaîd ibn Zâbit (de los Ansâr), ‘Abdul·lah Ibn Zubaîr, Sa’îd Ibn ‘Âss y ‘Abdu Rahmân Ibn Hâriz. Estas cuatro personas tenían todas ellas una íntima relación y parentesco con el Califa.
  5. Las etapas del trabajo del grupo fueron: a) Reunir todos los escritos coránicos desde todos los centros, para después quemarlos. b) Confiar en el Mus·haf de Abû Bakú, que se encontraba en manos de Hafsah, hija de ‘Umar, y en el Mus·haf de Ubaîî Ibn Ka‘b, así como escribir las aleyas según la recitación que el Profeta (BP) había enseñado a diferentes personas. c) Cotejar los ejemplares escritos para cerciorase de su concordancia. d) Envío de los ejemplares a los centros importantes e invitación a los musulmanes para seguir la recitación de estos ejemplares.
  6. Según una fuerte probabilidad, el número de los ejemplares de la recopilación de ‘Uzmân fue de cinco, los cuales fueron enviados a las ciudades de Shâm, Kufah, Basora y La Meca, guardándose uno de éstos en Medina, que en ese entonces era el centro del califato.
  7. ‘Uzmân envió un recitador del Corán a cada uno de los centros mencionados.
  8. Los ejemplares de la recopilación de ‘Uzmân eran semejantes a los anteriores en cuanto a la clasificación de las suras. Estos ejemplares carecían de cualquier tipo de puntuación, grafemas de vocalización y otras marcas para alejar la ambigüedad en la lectura.
  9. Una investigación en base a la historia del Corán y la forma en que fue recopilado, nos esclarece que el orden de las suras no fue estipulado por el Profeta (BP).
  10. La posición de los Imâmes de Ahlul Baît (P) frente a la recopilación del Corán en manos de los califas era positiva, y no hallamos ningún tipo de oposición por parte de ellos.

Fuente: “Lecciones sobre Las Ciencias Coránicas”; Ediciones: Elhame Shargh, 2004

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[1] Hudhaîfah Ibn Îamân: Él fue uno de los pioneros del Islam. En la época del Profeta (BP) fue ayudante de éste. Fue denominado “el amigo íntimo del Enviado de Dios”. En la época de ‘Umar fue nombrado gobernador de Madâ’in. La ciudad de Nahâvand fue conquistada por él en el año 22 de la hégira. Ese mismo año realizó un contrato de paz con Azerbaiyán que años después fue acatado; en la época de ‘Uzmân fue el encargado de Azerbaiyán. Luego de ‘Uzmân juró fidelidad a Imâm ‘Alî (P), y cuando falleció lo enterraron en Madâ’in junto a Salmân el Persa. (Tâ’rîj Qur’ân. Dr. Râmîâr, p.412)

[2] Sahîh Al-Bujârî, cap. Fadâ’il-ul Qur’ân, t.6, p.581; Al-Burhân, t.1, p.330; Al-Itqân, t.1, p.187; Al-Mîzân, t.12, p.122.

[3] En el año trigésimo de la hégira, ‘Uzmân destituyó a Walîd Ibn ‘Uqbah que era el gobernador de Kufah, colocando en su lugar a Sa‘îd Ibn ‘Âss. (Al-Kâmil fi At-Tâ’rîj, t.3, p.105)

[4] Al-Kâmil fi At-Tâ’rîj, t.3, p.111 y 112.

[5] Al-Burhân, t.1, p.330; Al-Itqân, t.1, p.187; Sahîh Al-Bujârî, t.6, p.581; Al- Kâmil fi At-Tâ’rîj, t.3, p.112.

[6] Para familiarizarse más con los miembros, recurrir a: Tâ’rîj Qur’ân, Dr. Râmîâr, p.417-419.

Los primeros miembros fueron todos de entre los parientes cercanos al tercer Califa:

Zaîd Ibn Zâbît: Era de los Ansâr y pertenecía a Jazraÿ. Fue el único entre los miembros que no pertenecía a Quraîsh. Tenía once años cuando el Enviado de Dios (BP) emigró a Medina. Estaba vinculado al aparato gobernante y obedecía al Califa.

En la época del Profeta (BP) fue uno de los escribas de la revelación y en la reunión de Saqîfah Banî Sâ‘idah fue el portavoz de los Ansâr que habló a favor de los emigrantes (muhâÿirîn). Durante el califato de ‘Umar ocupó el puesto de juez y emitía “fatwas” (dictámenes). Cuando ‘Umar salía de la ciudad, él lo reemplazaba. En la época de ‘Uzmân fue el encargado del Tesoro Público. Hasta el último día fue fiel a ‘Uzmân e incluso se abstuvo de jurar fidelidad a ‘Alî (P).

Sa‘îd Ibn ‘Âss: Nació en La Meca el mismo año de la hégira. Su padre fue muerto en la Batalla de Badr por manos de ‘Alî (P). Era huérfano y creció bajo la tutela de ‘Uzmân. En una ocasión ‘Umar le dijo: “Yo no maté a tu padre, fue muerto por manos de ‘Alî (P)”. El adolescente sagaz le respondió: “Aunque hubiese sido muerto por ti, aún así, tú estás en la verdad y él en la falsedad”. Así fue como ‘Umar facilitó su matrimonio con la hija de Sufîân Ibn ‘Uwaîf, y luego se casó con la hija de ‘Abdu Rahmân Ibn Hâriz. En el año treinta de la hégira ‘Uzmân le ofreció el gobierno de Kufah (Al-Kâmil fi At-Tâ’rîj, t.3, p.107). Sa‘îd falleció en su palacio situado a tres millas de Medina en la época de Mu‘awîiah.

‘Abdul·lah Ibn Zubaîr: Fue el primer infante de los muhayirîn nacido en Medina. Era de aspecto grotesco y fuerte carácter. Su tía ‘Âîshah lo quería en demasía. En una ocasión ‘Abdul·lah dijo a Ibn ‘Abbâs: “Por cuarenta años he ocultado en mi corazón el rencor que siento hacia vosotros, Ahlul Baît”. (At-Tamhîd, t.1, p.281).

‘Abdu Rahmân Ibn Hâriz: Tenía la misma edad que Sa‘îd. Su padre falleció en el año dieciocho de la hégira en la ciudad de Shâm. ‘Umar tomó a su madre como esposa y desde los dieciocho años ‘Abdu Rahmân vivió con ‘Umar, hecho del cual se jactaba.

Es interesante saber que las tres personas mencionadas eran de Quraîsh y yernos de ‘Uzmân. Durante el califato de ‘Uzmân, ‘Abdu Rahmân contrajo matrimonio con Mariam, hija de ‘Uzmân. Dio a “Umm ‘Amr” a Sa‘îd, y ‘Abdul·lah Ibn Zubaîr se casó con ‘Aîshah, hija de ‘Uzmân y viuda de ‘Uzmân Ibn Hâriz.

Naturalmente tales elecciones traían aparejadas críticas de la gente. Como vemos en las fuentes históricas nadie se opuso a la medida tomada originalmente por ‘Uzmân en cuanto a la necesidad de realizar ello, incluso ‘Alî (P) –como veremos- tenía una opinión positiva ante este hecho y la aprobó. Pero el punto que causó opuestas posiciones ante ‘Uzmân por parte de personalidades tales como ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd, fue el modo de la elección de los miembros del grupo. Ibn Mas‘ûd expresó claramente:

“¿Acaso me hacen a un lado en la recopilación del Corán y me olvidan, mientras que yo soy quien aprendió setenta suras de la boca del Profeta (BP) cuando Zaîd Ibn Zâbit jugaba con los niños?”. (Tâ’rîj Qur’ân, Seîîed Muhammad Baqir Huÿÿatî, p.446).

Esta oposición llegó a tal punto que ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd no entregó su ejemplar a ‘Abdul·lah Ibn ‘Âmir, delegado de ‘Uzmân.

Se ha dicho: Cuando ‘Uzmân se encontraba en la mezquita dando sermones y hablando a la gente, ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd entró a ésta. ‘Uzmân dijo: “En este momento entrará un animal negro”. Ibn Mas‘ûd le respondió toscamente. ‘Uzmân ordenó que lo tomaran de los pies y lo arrastraran sobre la tierra, y fue así como se quebraron dos de sus costillas. ‘Aîshah comenzó a hablar y habló mucho (en forma de crítica). (Ídem.).

[7] Al-Burhân, t.1, p.330; Al-Itqân, t.1, p.187; Sahîh Al-Bujârî, t.6, p.581; Al-Kâmil fi At-Tâ’rîj, t.6, p.112.

[8] Al-Itqân, t.1, p.188; Tâ’rîj Qu’rân, Dr. Râmîâr, p.420; At-Tamhîd fi ‘Ulûmil Qur’ân, t.1, p.339.

[9] En una narración que mencionamos de la obra Al-Kâmil fi At-Ta’rîj, de Ibn Azîr, el historiador menciona la presencia de Hudhaîfah en Azerbaiyán y su relación con Sa‘îd Ibn ‘Âss y demás sucesos, asentándolos en los sucesos del año trigésimo de la hégira. No obstante los investigadores teniendo en cuenta los acontecimientos históricos de la toma de Azerbaiyán y Armenia, y según el análisis realizado basándose en numerosos dichos, opinan que esta obra debía haber sido comenzada a finales del año veinticuatro de la hégira y principios del veinticinco, y culminada antes del año trigésimo de la hégira. (Recurrir a Tâ’rîj Qur’ân, Dr. Râmîâr, p.433 a 435; At-Tamhîd, t.1, p.333 a 335).

[10] Sahîh Al-Bujârî, t.6, p.581; Al-Burhân, t.1, p.330; Al-Itqân, t.1, p.187; Qur’ân dar Islam (El Corán en el Islam), p.193.

[11] At-Tamhîd, t.1, p.348.

[12] N.T. Cada “farsaj” equivale a seis kilómetros.

[13] Al-Itqân, t.1, p.187 y 188; Al-Mîzân, t.12, p.122.

[14] At-Tamhîd, t.1, p.346.

[15] Recurrir a: Sahîh Al-Bujârî, t.6, p.581, al final del hadîz de Anas Ibn Mâlik.

[16] Al-Burhân fi ‘Ulûmil Qur’ân, t.1, p.334; Qor’ân dar Islam, p.193.

[17] Al-Itqân, t.1, p.189.

[18] Mûÿaz ‘Ulûmil Qurân, p.165; Al-Mîzân, t.12, p.122.

[19] Para mayor información, recurrir al capítulo quinto de este mismo libro.

[20] Tâ’rîj Qur’ân, p.459-464.

[21] Al-Itqân, t.1, p.180.

[22] Al-Burhân, t.1, p.356; Al-Itqân, t.1, p.197.

[23] Al-Itqân, t.1, p.194.

[24] Al-Mîzân, t.12, p.126.

[25] Qor’ân dar Islam, p.195 y 196.

[26] Bihâr Al-Anwâr, t.89, p.42.

[27] Al-Itqân, t.1, p.183, 188 y 189; Al-Burhân, t.1, p.333; Manâhil-ul ‘Irfân, t. 1, p.253.

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