La extraordinaria y grandiosa personalidad de

Amir Al-Mu’minín[1] ‘Alí Ibn Abi Talib

(la Paz sea con él)

Por: Murtada Mutahharí

La extraordinaria y grandiosa personalidad de Amir Al-Mu’minín[2] ‘Alí Ibn Abi Talib —la Paz sea con él— es demasiado amplia y multifacética para que una persona pueda penetrar en todos sus aspectos y matices, o para captarla en su justa dimensión. Un único individuo, a lo máximo que puede aspirar, es a elegir una o varias áreas limitadas de estudio e investigación contentándose con ello.

Y uno de los aspectos o cualidades de esta gran personalidad fue el efecto que tuvo en la gente, positivo o negativo, o dicho en otras palabras, su poder de atracción y repulsión[3] Poder éste que aún hoy ejerce una activa influencia y que será del que nos ocuparemos en este libro.

Las personalidades, los individuos no son los mismos en cuanto a la reacción que producen en los espíritus y las mentes. Cuanto más débil es una personalidad, menos mentes atrae y menos corazones excita y agita. Cuanto más grande y poderosa es, mayor es la reacción que provoca en la mente, sea ésta negativa o positiva.

Aquellas personalidades que excitan y desafían a las almas y provocan reacciones son precisamente aquellas de las que más se habla en todos lados. Se constituyen en tema para las poesías, la pintura y otras artes; son los héroes de historias y de la literatura. Todas estas cosas se aplican, en la mayor extensión concebible, al caso de ‘Alí (P), y en esto no tiene rival, o al menos muy pocos. Se ha dicho que Muhammad Ibn Shahráshúb Al-Mazandaráni, uno de los grandes sabios imamitas del siglo VII de la Hégira (siglo XIII d.C.) tenía unos mil volúmenes en su biblioteca bajo el título genérico de Manáqib (Nobles virtudes), todos ellos referidos a ‘Alí (P), en la época en que él escribió su propio Manáqib[4]. Esta es una clara indicación de la magnitud de la personalidad que logró concitar la atención de tantas mentes a través de la historia.

La principal marca distintiva de ‘Alí (P) y de otra gente que brilló con la luz de la Verdad es que, así como atraen los corazones de la gente y ocupan sus pensamientos, infunden también luz, calidez, amor, alegría, fe y fuerza en sus almas.

Filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Avicena o Descartes fueron también campeones en el despliegue de las ideas y el ejercicio intelectual. Los líderes revolucionarios, especialmente en los últimos dos siglos, generaron en gran medida una cierta adoración respecto de sus personas entre sus seguidores. Los Sheijs (maestros) del sufismo[5] de tiempo en tiempo llevan a sus discípulos tan lejos en la categoría de la sumisión que si «el dueño de la taberna» diera la espalda, ellos mancillarían la alfombra de oración con vino[6]. Pero no obstante en ninguno de estos casos vemos el ardor y el fervor combinado con la gentileza, la amabilidad, la sinceridad y la compasión, como nos relata la historia respecto de los seguidores de ‘Alí (P). Si los Safávidas formaron derviches cual un ejército de aguerridos combatientes, lo hicieron en el nombre de ‘Alí (P), no en el suyo propio[7].

La excelencia y la belleza espiritual, con el amor y la sinceridad que ello infunde, es una cosa; y la supremacía, el beneficio y todo lo ventajoso en la vida, es decir aquello por lo que se esfuerzan los líderes sociales, o el intelecto y la filosofía, que es lo que maneja el filósofo o intelectual, o el logro de la «soberanía» y el «poder» que es aquello que procura el gnóstico, son otra cosa.

Existe una famosa anécdota respecto de uno de los discípulos de Ibn Sina (Avicena) quien habría dicho a su maestro que, con su extraordinaria inteligencia y erudición, si él proclamara ser Profeta, la gente se reuniría a su alrededor y lo seguiría como tal. Avicena no respondió nada hasta que una vez, cuando viajaban juntos en invierno, el filósofo despertó de su sueño a la madrugada cerca del alba, llamó a su discípulo y le dijo que tenía sed y que fuera a buscarle algo de agua. El discípulo ponía excusas y dilataba hacerlo, y por mucho que Avicena insistiera claramente no estaba dispuesto a dejar su cálido lecho en esa gélida madrugada invernal. En ese tira y afloja se sintió la voz del muecín llamando a la oración del alba desde el minarete de una mezquita cercana: Alláhu Akbar... Alláhu Akbar... Avicena vio que esa era una buena oportunidad para darle una respuesta a su discípulo y le dijo: «Tú, que sostuviste que si yo reclamara ser Profeta la gente me seguiría, ve ahora tu situación ante la orden que acabo de darte: has sido mi discípulo por años y te has beneficiado de mis lecciones, pero éstas no han tenido el efecto suficiente sobre ti como para que dejaras tu cálido lecho y me trajeras algo de agua. Pero ese muecín ha obedecido la orden que dio el Profeta (BPD) hace cuatrocientos años, dejó su cama, trepó al minarete y proclamó la Unidad de Dios y la jerarquía de Su Profeta. ¡Medita pues en qué grande es la diferencia (entre un filósofo y un Profeta)!»

Los filósofos producen estudiantes, no seguidores; los líderes sociales crean seguidores pero no hombres completos; los qutbs[8] y sheijs del sufismo hacen «señores de la sumisión», no activos combatientes por el Islam.

En ‘Alí en cambio encontramos las características del filósofo, las de los líderes revolucionarios, las de un sheij sufí, y algunas de las características de los Profetas. Su escuela es la escuela del intelecto y la reflexión, la escuela de la revolución, la de la sumisión y disciplina, y también la escuela de la bondad, la belleza, el éxtasis y el movimiento.

Antes de convertirse en un líder (imam) justo de los demás hombres, y de comportarse con ellos con completa equidad, ‘Alí había hecho de sí mismo un ser equilibrado, armónico; había reunido todas las perfecciones de la categoría humana. Poseía tanto una mentalidad profunda y amplia, como una naturaleza amable y afectuosa; reunía en sí la perfección física con la perfección espiritual. Por la noche, entregado a la devoción, se abstraía de todo, y durante el día era el más activo entre la gente. En las horas diurnas los hombres podían apreciar su gentileza y altruismo, escuchar sus consejos, recomendaciones y sabias palabras; por la noche eran las estrellas las que contemplaban las lágrimas de su devoción, y los cielos recibían sus plegarias de amor.

Era al mismo tiempo un erudito y un sabio, un gnóstico y un líder social, un hombre que combatía su ego y un fiero y valiente soldado, juez y obrero, orador y escritor. En suma, en todos los sentidos del término, era un hombre perfecto con toda su belleza y atractivo.

*  *  *

El libro Polarizacion En Torno Del Caracter De ‘Ali Ibn Abi Talib, es una recopilación de cuatro conferencias que fueron pronunciadas entre el 18 y el 21 del bendito mes de Ramadán del 1388 de la Hégira (1969), en la Husainíiah-e Irshád de Teherán.

La obra tiene una introducción y dos partes. En la introducción se han discutido las generalidades de la atracción y repulsión en un sentido amplio, y en el de los hombres en particular. En la primera parte el tema que se analiza es el poder de atracción de ‘Alí (P) que inclinó (y siempre lo hará) los corazones hacia él, hacia su filosofía, su figura, sus resultados y objetivos. Y en la segunda parte se explica y analiza su poderoso efecto de repulsión y cómo detuvo y ahuyentó con fuerza ciertos elementos. Se muestra así que ‘Alí (P) poseyó esos dos poderes gemelos y que cualquiera que quiera recorrer su camino deberá análogamente obtenerlos.

No alcanza con señalar a este poder dual característico de su trayectoria para que se lo conozca. En este libro hemos tratado de mostrar, tanto como sea posible, qué clase de individuos fueron atraídos por su fuerza de atracción, y qué tipo de personas fueron rechazados y ahuyentados por su fuerza de repulsión. ¡Cuán a menudo nosotros —que decimos seguir el camino de ‘Alí (P)—, hemos ahuyentado a la gente que verdaderamente ‘Alí (P) atrajo, y en cambio atraído a aquellas que él repulsó! En la parte referida a la fuerza de repulsión y rechazo en ‘Alí nos hemos contentado con discutir el caso de los Jauáriÿ (jariyitas), pero como hubo otros grupos que reaccionaron ante esta fuerza suya, quizás en el futuro, o al menos en una futura reimpresión de esta obra, subsanaremos esta deficiencia y otras de este trabajo.

     

Extraído de POLARIZACION EN TORNO DEL CARACTER DE ‘ALI IBN ABI TALIB; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com ; Fundación Cultural Oriente


[1] Amír Al-Mu’minín, que traducimos como Príncipe de los creyentes, es un título con que se conoce a ‘Alí ibn Abi Talib (P) y que le fuera concedido por el mismo Profeta (BPD). Posteriormente se generalizó impropiamente este título para designar a los califas, la mayoría de los cuales fueron usurpadores y opresores. (Nota del Traductor al Español)

[2] Amír Al-Mu’minín, que traducimos como Príncipe de los creyentes, es un título con que se conoce a ‘Alí ibn Abi Talib (P) y que le fuera concedido por el mismo Profeta (BPD). Posteriormente se generalizó impropiamente este título para designar a los califas, la mayoría de los cuales fueron usurpadores y opresores. (Nota del Traductor al Español)

[3] El título original de esta obra (en lengua persa y árabe) es «Atracción y repulsión de ‘Alí ibn Abi Talib», pero hemos creído que esto se expresa mejor en nuestra lengua como «Polarización en torno del carácter de ‘Alí Ibn Abi Talib» (que es el título de la versión inglesa), pues de eso se trata precisamente: de la polarización de la comunidad islámica respecto de su persona, por su notable personalidad y por haber sido el sucesor del Profeta (BPD) en la sabiduría y la conducción de los musulmanes. (Nota del Traductor al Español)

[4] 3 volúmenes, Naÿaf (Iraq), 1376/1956.

[5] Sufismo, en árabe Tasauuf, designa al misticismo islámico, a su doctrina e ideas sobre la vida espiritual y el camino de la purificación individual. (Nota del Traductor al Español)

[6] Cfr. Háfiz:

Deja que el vino fluya sobre la alfombra de rezo,

Y si el tabernero convida así;

Aquel cuya costumbre es recorrer este camino,

Sus formas y maneras sería bueno conocer.

(Las referencias al «vino» en la poesía mística o sufí islámica no hacen alusión al embriagante, que está prohibido por la ley islámica, sino al estado de éxtasis y embriaguez espiritual de la experiencia espiritual. —Nota del Traductor al Español—)

[7] Los Safávidas fueron una dinastía surgida del sufismo que tomó el poder en Irán legitimando la escuela imamita o shiíta en esa región del mundo islámico. Lo que el autor sostiene es que estos sufíes lograron lo que lograron porque actuaron en nombre de ‘Alí (P) y su descendencia, y no por el mero valor de sus enseñanzas místicas. Los derviches son los aspirantes e integrantes de las comunidades del sufismo. (Nota del Traductor al Español)

[8] «Qutb», polo, cúspide. Señala, en la jerarquía espiritual propia del sufismo (el misticismo islámico), al santo sufí de mayor jerarquía espiritual, la cima de su época en cuanto a sabiduría y santidad. (N. del T. al Español)

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