La efusión sagrada (1)

Reflexiones sobre la Zyārat de ‘Ashurah  del Imam Husein

Por Sheikh Muhammad M. Khalfan

            Todas las alabanzas pertenecen exclusivamente a Al-lah, y que Su paz y bendiciones sean sobre Muhammad, el epitoma más perfecto de los Atributos Divinos y su infalible descendencia, los Ahlul-Bayt, legítimamente conocidos como las embarcaciones de la salvación, aquel que suba en ellas obtiene la felicidad eterna, y aquel que se rezague y sea indiferente se ahoga y obtendrá la condena.

            Al Qanduzi, narrador de hadices de la escuela Hanafi, en su radiante compilación llamada Yanābi al-Mawadda (Fuentes del Amor constante) menciona una narración de Abu Dharr al-Guiffāri, quien narró del Santo Profeta (PB):

إِنَّ مَثَل َ أَهْلِ بَيْتِي فِيكُمْ مَثَلُ سَفِيْنَةِ نُوْح، مَنْ رَكِبَهَا نَجَا وَمَنْ تَخَلَّفَ عَنْهَا هَلَكَ

Ciertamente que La Gente de mi Casa que está entre ustedes es similar al Arca de Noé (a.s.), aquel que se monte en ella se salvará y aquel que se rezague y no suba perecerá.[1]

            La embarcación de al-Husein (a.s.), sin embargo, según otra narración es la más veloz. Una vez un compañero del Imam Sādiq (a.s.) le preguntó acerca de la narración profética que dice: “Ciertamente que al-Husein es la lámpara de la guía y la embarcación de la salvación” diciendo: “¿No son ustedes también (Los Ahlul-Bayt-a.s.-) las embarcaciones de la salvación?”. El Imam respondió:

Todos nosotros somos embarcaciones, salvo que la de al-Husein (a.s.) es la más amplia y la más veloz.[2]

         Esta narración también es avalada por grandes místicos eruditos que pueden percibir los secretos sublimes de la religión. El difunto místico y sabio Ayatolá Mirza Tabrizi, en su monumental manual de la oración al-Murāqabāt dice:

 

Se debe saber que la puerta de al-Husein (a.s.) es la puerta de la misericordia abarcadora, la respuesta rápida y la aprobación. Y él solía decir: “Hacer el bien es como el agua de lluvia, ésta cubre tanto al bienhechor como al pecador”[3]

            El Sayyid Haddad al-Musawi, gran místico Shiita y contemporáneo de ‘Al-lāmah al-Tabātabā’i, citó de su mentor en gnosis práctica, el gran Ayatolá Qādi al-Tabātabā’i lo siguiente:

 

Mi maestro, el difundo Qādi (que su alma sea bendecida) me dijo que es imposible para un ser humano alcanzar el nivel del Tauhid (La proximidad a Dios) sin pasar por el camino del Sayyid al-Shuhadā’ (el Señor de los Mártires).[4]

            Y al-lamah al-Tabātabā’i dijo:

            El Imam al-Husein (a.s.) presta mucha atención a los viajeros espirituales en el camino de Dios, remueve el velo y los obstáculos en este camino.[5]

            Una de las excelentes formas de establecer contacto con el Imam al-Husein (a.s.) es saludando su exaltada personalidad (Zyārat). Esto puede lograrse ya sea frente a su iluminada tumba en Karbalā o en nuestra propia casa, cumpliendo con algunas etiquetas particulares.     

            El secreto, sin embargo es que el zā’ir (el que lo saluda o visitante), debe anhelar alcanzar la cima del significado de lo que está recitando y unirse  con el espíritu del mazur (el visitado). El eminente Ayatolá Yawādi Amuli en su obra ‘Adabe finaye Muqarraban dice:

 

La Zyārat es la presencia mística del fervoroso amante en el recinto del Amado; es el encuentro apasionado del visitante  en la morada del visitado, es la expresión de intenso amor y respeto por el amado; es cuando el enamorado sinceramente da su corazón en el callejón del poseedor del corazón…[6]

 

            Esta exegesis trata de analizar y mostrar una de las más famosas Zyārats que recitan muchos musulmanes con gran fervor y devoción. La mayoría de los musulmanes Chiitas manifiestan su veneración y tristeza cuando recitan esta sublime Zyārat en el día de ‘Ashura. Es por eso que los Imames infalibles de Ahlul-Bayt (a.s.) nos han enseñado a recitarla constantemente. Además de sus muchos méritos es un programa de revolución para las masas adormecidas. El quid de la Zyārat es al-Tabarri’ y al-Tawal-lí, lo que puede bien traducirse como “escapar de la imperfección y buscar la perfección”, o en las hermosas palabras de los musulmanes, es La ilaaha il-la Al-lah. Además de Al-lah-El Único Amado, no existe otro ilāh (amado). El nombre de Al-lah ejemplifica todos los atributos de perfección de la Esencia Divina, y el ser humano ha sido diseñado de tal forma que pueda apreciarla y buscarla innatamente. El Sagrado Corán dice:

“Levanta, pues, tu rostro hacia la religión, como un buscador de la fe pura, siguiendo la naturaleza esencial en la que Dios ha creado a los seres humanos”. (30:30).

            Por lo tanto la Zyarat es en realidad un llamado a la inmaculada disposición innata (Fitrah) del ser humano.

            Cuando se manifiesta veneración por el Imam al-Husein (a.s.) y se quiere saludarlo sublimemente tratamos de unirnos con sus ideas, pensamientos y elevada resolución, y al maldecir a sus enemigos, aquellos que públicamente se hacían llamar musulmanes y creyentes, pero que eran la prolongación de la hipocresía, estamos entonces escapando de sus ideas, pensamientos y acciones.  De aquí que esta recitación entrena a quien la pronuncia a revisarse a sí mismo y a unirse con el espíritu del sagrado Imam (a.s.). De hecho, como veremos en esta Zyārat posteriormente, una de las bellas suplicas que nos han enseñado cuando expresamos nuestros saludos al Imam es buscar la armonía espiritual con el Imam (a.s.) tanto en este mundo como en la Otra vida. En esta Zyārat decimos:

Entonces le pido a Al-lah, Aquel que me ennobleció al conocerlos y al conocer a sus amigos, y me dio la capacidad de distanciarme de vuestros enemigos, para colocarme junto a ustedes en este mundo y en La Otra Vida.

            Entender esto obliga a todo buscador elevado espiritualmente y buscador de la verdad a proponerse alcanzar le esencia de la Zyārat más que ser motivado egoístamente por los beneficios personales. Es el amor natural hacia el Imam (a.s.) que ejemplifica los Atributos Divinos en sí mismo lo que nos llevaría a recitar esta humilde composición. De hecho, algunas narraciones, como lo veremos pronto, mencionan claramente que visitar al Imam al-Husein (a.s.) en Karbalā equivale a haber visitado a Al-lah y Su Trono.[7]

            Otro punto muy importante que se debe tener en mente es que debido a que al recitador de esta Zyārat se le ha garantizado (por los Imames) que se le satisfarán sus necesidades, debemos ser muy cuidadosos en distinguir ‘aquello que realmente necesitamos’ de ‘aquello que no necesitamos en realidad’. El gran hombre de piedad Ayatolá Haddad al-Musawi, contemporáneo de Al-lamah al-Tabātabā’i, veía a la gente guindada del radiante cofre en donde está enterrado el Imam al-Husein (a.s.) y en lugar de buscar satisfacer sus verdaderas necesidades, buscaban cosas que aumentarían el peso de la carga que ya habían acumulado. Se cuenta que dijo:

Cuando la mayoría de la gente visita los santos sepulcros, se aferran a los cofres de las tumbas y le piden a los Imames (a.s.) que medien por ellos para que se sacien sus necesidades materiales. Lo que logran es añadir una carga a la que ya llevan. No le piden al Imam (a.s.) que quite algo de la carga que ya soportan y que no es más que ‘estar aferrados a este mundo’; por el contrario piden una casa, descendencia, una esposa, un carro, y nunca escuchamos de alguien que diga: ‘Libérame de tal y tal cosa’[8]

            En una de sus clases sobre ética práctica (akhlāq), el Ayatolá Muytahidi (Dios lo eleve) narra la siguiente anécdota:

Hayy Sheikh ‘Abdul Karim Ha’iri (fundador del Seminario Teológico de Qom) fue visto en el Haram (santuario) del Imam al-Husein (a.s.) llorando, diciéndole al Imam (a.s.): ‘Oh querido amo, me he convertido en un Muytahid (jurisconsulto) pero quiero convertirme en un ser humano (perfecto).[9]

            Algunas narraciones claramente nos enseñan el propósito final de la Zyārat. Analicemos esto:

1.      Safwan bin Mihrān dijo:

El Imam al-Sādiq (a.s.) dijo: “Todo aquel que visite la tumba del al-Husein (a.s.) en tanto busque a Al-lah, el Invencible y Exaltado, será acompañado por Yibrā’il (Gabriel), Mikāil (Miguel) e Isrāfil hasta que retorne a su casa”.[10]

2.      Se narra de Mu’ammar que dijo: Escuché a Zayd ibn ‘Ali (a.s.) decir:

Aquel que visite la tumba de al-Husein (a.s.) en tanto que no busque más que a Al-lah, Al-lah le perdonará todos sus pecados, aunque sean como la espuma del océano; por lo tanto, visítenlo con frecuencia y A-lah perdonará sus pecados.[11]

            Buscar a ‘Dios’ como lo dice la narración mencionada se refiere a anhelar estar cerca de Él, lo que equivale a perfeccionarse uno mismo para adquirir de los atributos de Dios Todopoderoso. Si este es el propósito detrás de la Zyārat, el visitante naturalmente luchará por una unidad completa con la religión y los valores divinos.

            Antes de comenzar con la exegesis de esta radiante Zyārat, registrada como una de las narraciones sagradas[12](ahādiz qudsiyya), y entender tanto su dimensión particular y universal, es imperativo conocer de manera general el significado de Zyārat, y su exaltado propósito.


Continuará....

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[1] Al-Qanduzi Yānabi al-Mawadda, vol. 2, pág. 90

[2] Sayyid ‘Adil al-Alawi, Risālāt Islamiyya, vol. 6, pág. 183

[3] Ayatolá al-Tabrizi, al-Murāqabāt

[4] Sayyid ‘Ali al-Musawi al-Haddad, ‘Arifun fi al-Rihāb al-Qudsiyya, pág. 47

[5] Hādi Hashimiyan, Daryaye ‘Irfan, pág. 97

[6] Ayatolá Yawādi Amuli, Adab-e-Fíname Muqarrabin, vol. 1, pág. 17

[7] In Qulawayh, Kāmil al-Zyārat, pág. 147

[8] Sayyid Ali al-Musawi al-Haddad, ‘Arifun fi al-Rihāb al-Qudsiyyah, pág. 146

[9] Ver la siguiente página web:

[10]

[11] Ibn Qulawayh, Kāmil al

[12] Ibíd.

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