Los esclavos que se convirtieron en grandes personalidades del Islam (VI) - Fiddah

Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî

Fiddah

Fiddah an-Nubîiah (de la región Nubia, lo que en la actualidad es Sudán) también ganó inmortalidad por su devoción al Islam y su amor a Ahl-ul Bait. Primero estuvo al servicio de Fátima, la hija del Profeta (s.a.w.). El mismo Profeta organizó que un día Fátima (a.s.) se encargara de los asuntos domésticos en tanto que Fiddah descansara, y el día siguiente Fiddah trabajaría en tanto que Fátima descansaría.

Después de la muerte de Fátima (a.s.), ‘Alî casó a Fiddah con Abû Za‘labah al-Habashî. Le dio a luz un hijo; y cuando Abû Za‘labah murió Fiddah se casó con Mâlik al-Ghatani. Cierto día Malik se quejó de Fiddah ante ‘Umar. ‘Umar dijo: “Un pelo de la familia de Abû Tâlib es mas sabio que toda la tribu de ‘Umar (esto es, el clan de Adi)”.[1]

Fiddah crió sola a su familia y siempre fue fiel y devota a Ahl-ul Bait. Ella misma por voluntad propia acompañó al Imam Husein a Karbalâ’ y compartió con ellos todos los sufrimientos y agonías de la familia del Santo Profeta (s.a.w.).

Se sabe que tenía mucho conocimiento del Sagrado Corán, a lo que se narra que los últimos veinte años de su vida nunca pronunció una sola palabra que no fuera Corán, y siempre que hablaba recitaba versículos del Corán. A continuación ilustramos su conocimiento con la siguiente conversación:

Abûl Qâsim al-Qushairî narra de alguien confiable que una vez fue dejado por su caravana y tuvo que viajar solo. En el desierto vio a una mujer y le preguntó quién era, y la mujer recitó el versículo del Corán que dice:

﴿ وَقُلْ سَلاَمٌ فَسَوْفَ يَعْلَمُونَ... ﴾

«Y di Salam (¡Paz!) y pronto sabrán.» (48: 39)

El hombre comprendió su error (no haber dicho salâm, es decir el saludo islámico), y le preguntó: “¿Qué haces aquí?”.

- La mujer:

﴿ وَمَن يَهْدِ اللَّهُ فَمَا لَهُ مِن مُضِلٍّ  ﴾

«Y aquel a quien Dios dirija nadie podrá extraviar...» (39: 37)

- El hombre: ¿Eres genio o humano?

- La mujer:      

﴿ يَا بَنِي ءَادَمَ خُذُوا زِينَتَكُمْ عِندَ كُلِّ مَسْجِدٍ ... ﴾

«¡Hijos de Adán! Atended a vuestro atavío siempre que oréis…» (7: 31)

- El hombre: ¿De dónde vienes?

- La mujer:

﴿ أُوْلَئِكَ يُنَادَوْنَ مِن مَكَانٍ بَعِيدٍ ﴾

«… Esos son llamados desde un lugar lejano…» (41: 44)

- El hombre: ¿Hacia dónde te diriges?

- La mujer:

﴿ عَلَى النَّاسِ حِجُّ الْبَيْتِ مَنِ اسْتَطَاعَ إِلَيْهِ سَبِيلاً ... ﴾

«… (Dios) ha prescrito a los hombres la Peregrinación a la Casa, si disponen de medios…» (3: 97)

- El hombre: ¿Hace cuántos días que has estado separada de tu caravana?

- La mujer:

﴿ وَلَقَدْ خَلَقْنَا السَّمَاوَاتِ وَالأَرْضَ وَمَا بَيْنَهُمَا فِي سِتَّةِ أَيَّامٍ ﴾

«Creamos los cielos, la tierra y lo que entre ellos está en seis días...» (50: 38)

- El hombre: ¿Quieres algo de comer?

- La mujer:

﴿ وَمَا جَعَلْنَاهُمْ جَسَداً لاَّ يَأْكُلُونَ الطَّعَام َوَمَا كَانُوا خَالِدِينَ ﴾

«No les dimos un cuerpo que no necesitara alimentarse. Y no eran mortales.» (21: 8)

El hombre le dio algo de alimento. Luego le dijo que se apresurara. Ella dijo:

﴿ لا يُكَلِّفُ اللّهُ نَفْساً إِلاَّ وُسْعَهَا ﴾

«Dios no pide nada a nadie mas allá de sus posibilidades...» (2: 286)

Él le pidió que se sentara sobre su camello detrás de él. Ella respondió:

﴿ لَوْ كَانَ فِيهِمَآ ءَالِهَةٌ إِلاَّ اللَّهُ لَفَسَدَتَا ﴾

«Si hubiera habido en ellos otros dioses distintos a Dios, se habrían corrompido.» (21: 22)

Al escuchar esto el hombre se bajó del camello y le pidió que ella cabalgara. Cuando ella se sentó, recitó:

﴿ وَتَقُولُوا سُبْحَانَ الَّذِي سَخَّرَ لَنَا هَذَا وَمَا كُنَّا لَهُ مُقْرِنِينَ ﴾

«… Y digáis: ¡Gloria a Quien ha sometido esto a nuestro servicio sin que seamos sus copartícipes!» (43: 13)

Después de un tiempo alcanzaron la caravana. Él le preguntó si tenía algún pariente en esa caravana. Ella respondió con las aleyas 38: 26, 3: 144, 19: 12, 20: 11-12, respectivamente:

﴿ يَا دَاوُدُ إِنَّا جَعَلْنَاكَ خَلِيفَةً فِي الأَرْضِ ﴾

«¡Oh David!, te hemos hecho vicegerente en la tierra»;

﴿ وَمَا مُحَمَّدٌ إِلاَّ رَسُولٌ ﴾

«Muhammad no es sino un Profeta»;

﴿ يَا يَحْيَى خُذِ الْكِتَابَ بِقُوَّةٍ ﴾

«¡Oh Juan! toma la Escritura con poder»;

﴿ يَامُوسَى * إِنِّي أَنَاْ رَبُّكَ ﴾

«¡Oh Moisés!, ciertamente que Yo soy tu Señor...»

Él llamó a estos nombres, y vio a cuatro jóvenes corriendo hacia él. Le preguntó a la mujer qué relación tenía con estos jóvenes. Ella recitó:

الْمَالُ وَالْبَنُونَ زِينَةُ الْحَيَاةِ الدُّنْيَا

«La hacienda y los hijos varones son el ornato de la vida de acá.» (18: 46)

En ese momento sus hijos se acercaron a ella y la madre les dijo:

﴿ يَآ أَبَتِ اسْتَأْجِرْهُ إِنَّ خَيْرَ مَنِ اسْتَأْجَرْتَ الْقَوِيُّ الأَمِينُ ﴾

«… ¡Padre! Dale un empleo. No podrás emplear a nadie mejor que este hombre, fuerte, de confianza.» (28: 26)

   Los hijos le dieron una remuneración por el servicio prestado a su madre. Pero ella pensó que no era suficiente y dijo:

﴿ وَاللّهُ يُضَاعِفُ لِمَن يَشَآءُ وَاللّهُ وَاسِعٌ عَلِيمٌ ﴾

«… Y Dios concede doblemente a quien Él quiere. Dios es Inmenso, Omnisciente.» (2: 261)

Y le dieron un poco más de dinero.

Esa persona preguntó a los hijos quién era ella. Le dijeron que era Fiddah, la sirvienta de Fátima, la hija del Profeta, y que hacía veinte años que no pronunciaba palabra alguna diferente a las aleyas del Corán.[2]

Fuente: La Esclavitud; Desde las Perspectivas Islámica y Occidental; Editorial Elhame Shargh

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www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1] Shubbar, S. Abdul·lâh, Masâbîh al-Anwâr, vol. 2 (Nayaf: Matba‘ah al-‘Ilmîiah, 1952), pp. 425-6, citando de Al-Manâqib de Ibn Shahr Ashûb.

[2] Maÿlisî, Bihâr, vol. 43 (Beirut, 1983), pp. 86-7; Ibn Shahr Ashûb, Manâqib Aal Abî Tâlib, vol. 4 (Bombay, 1313 de la Hégira), p. 15.

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