Etimología, uso y orígenes del término Haÿÿ

Por: Sumeia Younes

Dijo el Imam As-Sâdiq (P): “La religión continuará en pie mientras siga en pie la Ka‘bah”.

Está escrito en la Torá (original), que en el Día del Juicio Dios enviará a setecientos mil ángeles, quienes llevarán consigo cadenas de oro, para que traigan consigo a la Ka‘bah al escenario de la Resurrección, y ellos lo harán. Entonces un ángel dirá: “¡Oh Ka‘bah de Dios! ¡Muévete!”. Y responderá: “No me iré hasta que me sea satisfecha mi necesidad”. El ángel de Dios dirá: “¿Qué necesitas? Pídelo de forma que te sea otorgado”. Responderá: “¡Dios mío!, Tus siervos desobedientes vinieron a Ti desde territorios lejanos, soportando muchas dificultades y empolvados, y dejaron su familia, hijos y casa, y a sus bienes y amigos para visitarme y cumplir con los ritos, como Tú lo preceptuaste. Por lo que intercederé por ellos para que estén a salvo del gran temor. Entonces, acepta mi intercesión y disponlos bajo mi protección”. Un ángel dirá: “Entre ellos existen perpetradores de grandes pecados y quienes se obstinaban en pecar, por lo que merecen el fuego del Infierno”. La Ka‘bah responderá: “Yo intercedo por los que cometieron grandes pecados”. Y Dios dirá: “Acepto tu intersección y satisfago tu necesidad”. Entonces un ángel dirá: “¡Que quienes se cuenten entre la gente de la Ka‘bah salgan de entre la multitud”. Todos los peregrinos (Hâÿÿ) se separarán de la multitud y se ampararán en la Ka‘bah, con rostros blancos y resplandecientes, encontrándose a salvo del infierno. Circunvalarán la Ka‘bah, mientras que clamorearán: “Labbaik” (Heme aquí). Y un ángel dirá: “¡Oh Ka‘bah de Dios! ¡Muévete!”. La Ka‘bah se moverá y gritará: “Labbaika Al·lahuma Labbaik innal hamda wan ni‘mata laka wal mulk la sharîka laka labbaik”, y su gente la seguirá. (Mustadrak Al-Uasâ’il)

Haÿÿ (Peregrinación), etimológicamente significa “intención de visitar”.

            Una de las exponentes particularidades del Islam es la obligación de la Peregrinación, y quien renuncie a ella por negligencia siendo que puede llevarla a cabo, será considerado incrédulo, incluso si dijera los dos testimonios (esto es, “No hay divinidad sino Dios” y “Muhammad es el Enviado de Dios”), según lo expresa la aleya: «La peregrinación a esta Casa es un deber para con Dios de todos los seres humanos que están en condiciones de emprenderla; mas, quien la niegue (kafara), sepa que Dios prescinde de todas sus criaturas» (Âli ‘Imrân; 3: 97). El sentido de esta negación, es la incredulidad en lo que concierne a la práctica, no en lo referente a la creencia.

            El Haÿÿ se cuenta entre los pilares fundamentales de la religión, entre los básicos sostenes de la fe, y constituye una bendición de guía y enseñanza, un torrente de beneficios y provechos, que Al·lah, Glorificado sea, prescribió a sus siervos para que portaran el estandarte de la sumisión y el Tauhîd, elevándolo por sobre las más altas cimas de la existencia.

            El Haÿÿ materializa la fraternidad y unidad de los hombres, y concreta los más elevados conceptos de la obediencia a Dios, por medio de aplicar la justicia y seguridad social, la hermandad, la estabilidad y la igualdad.

            El Haÿÿ es cumplir con los derechos de Dios como así con los de los hombres, es un viaje para el cuerpo, es una ascensión para el espíritu, la unidad de las diferentes comunidades, y establecer la igualdad entre el negro, el blanco, el amarillo, entre el siervo y su amo, entre el rico y el pobre, el gobernante y el súbdito, el hombre y la mujer, y entre el resto de las esferas sociales, raciales y culturales.

            El Haÿÿ en el Islam constituye el conjunto de expresiones y rituales con los que cumple el musulmán en tiempos limitados y en lugares determinados, a los que especificó y delimitó el Noble Profeta del Islam (BP) durante su Peregrinación de Despedida (Haÿÿat-ul Wadâ‘).

            El musulmán al que se dirige la obligación de realizar el Haÿÿ, que cuenta con los medios para poder llevarlo a cabo (mustatî‘), y que cumple con este acto de adoración preceptuado, pone la intención de visitar la Casa de Dios Inviolable, la Sagrada ciudad de La Meca y el resto de los benditos lugares que la rodean, como ‘Arafât, Minâ, Mash‘ar-ul Harâm o Muzdalifah… para llevar a cabo en ellos sus ritos y expresar los lemas que Dios Altísimo le prescribió. El Islam vinculó la realización de este precepto divino con los espacios de tiempo y de lugar, puesto que el Haÿÿ se realiza durante el mes de Dhûl Hiÿÿah de cada año y en la Casa Inviolable de Al·lah.

            Entonces, por ejemplo, el peregrino debe vestir el Ihrâm  en ciertos lugares determinados llamados “Miqât”, y el Tawâf (circunvalación a la Ka‘bah) comienza en un lugar específico, alrededor de la Ka‘bah; el Salât-ut Tawâf (rezo tras la circunvalación) se realiza detrás del Maqâm de Abraham (P), y el Sa‘î (trote) está limitado entre dos colinas, las de Safâ y Marwah. El Uqûf (permanencia) también debe ser realizado en un lugar en particular: el desierto de ‘Arafât, y así también el Mabît (pasar la noche) en Mash‘ar-ul Harâm o Muzdalifah, y dirigirse a Minâ el día del ‘Id, para realizar el sacrificio del animal, apedrear los Yamarât (columnas que representan a Shaitân), rasurarse el cabello (para los hombres), cortarse una pequeña cantidad de cabello (para las mujeres), pasar las dos noches del 11 y 12 en Minâ… y el resto de los ritos.

            Y así como el lugar cuenta con su importancia particular y su posición en la ley islámica, así también el tiempo tiene su trascendencia y efecto en este acto de devoción, participando como un elemento fundamental para ser considerado correcto y aceptado por parte de Dios.

            Cada una de las expresiones y lemas poseen objetivos y raíces históricas. Es así que:

. El día noveno de Dhûl Hiÿÿah, se debe permanecer en el desierto de ‘Arafât, siendo su tiempo determinado por la Sharî‘ah desde el mediodía hasta el ocaso.

            . La noche del día décimo se debe pasar la noche en Mash‘ar-ul Harâm o Muzdalifah, y permanecer allí entre la alborada y la salida del sol.

            . El día diez de Dhûl Hiÿÿah es el día del ‘Id o festividad, siendo los actos obligatorios durante aquel día el apedreamiento o Ramî a Ÿamarah Al-‘Uqbah, el sacrificio del Hâdî (ofrenda o animal), el rasurado de la cabeza (Halq) para los hombres o el Taqsîr (cortar una pequeña cantidad de cabello) para las mujeres u hombres que anteriormente ya realizaron la Peregrinación Mayor o Haÿÿ), tras lo cual se vuelven lícitas casi todas las cosas que al vestir el Ihrâm se habían vuelto ilícitas.

. Las noches de Tashrîq, es decir, las 11 y 12 de Dhûl Hiÿÿah –y para algunos la 13-, se debe pasar la noche allí, y durante el día, realizar el Rami a los Yamarât Al-Ulâ, al Wustâ y Al-Uqbâ, para luego dirigirse nuevamente a La Meca y realizar el Tawâf, el Salât-ut Tawâf, el Sa‘i entre Safa y Marwah, el Tawâf-un Nisâ y el Salât-ut Tawâf-un Nisâ, concluyendo así los actos obligatorios del Haÿÿ.

Y es debido a estos dos elementos, el de tiempo y lugar, por lo que, como dijimos antes, fue llamado Haÿÿ, puesto que es una visita intencionada, a unos lugares delimitados, durante ciertos días determinados, donde los que la llevan a cabo cumplen con sus ritos y erigen sus lemas cada año.

El Haÿÿ es un viaje espiritual y corporal, es un emigración del hombre hacia Dios Todopoderoso, lo que conlleva alejarse de la familia, de los bienes, de los placeres, afrontando las posibles fatigas e incomodidades solo por amor a Dios Altísimo y el deseo de satisfacerlo, respondiendo así a su invitación, que fue reflejada en la bendita aleya que Al·lah ordena a Abraham (P) proclamar: «Y proclama la peregrinación a las gentes y vendrán a ti, de toda apartada comarca, ya a pie, ya cabalgando sobre macilentos camellos» (Corán; 22:27).

El Haÿÿ es un acto de devoción en cuya concreción se conjugan variados elementos. Participan en él el cuerpo, los bienes materiales, el alma y los sentimientos, que el creyente realiza anhelando su aproximación a Al·lah Ta‘âlâ, manifestando así su sumisión solo a Él, y enfatizando su liberación de todo otro poder que no sea Él.

El propósito del Haÿÿ es el propósito de todo acto devocional en el Islam: la sinceridad en la acción, la unidad de la Ummah y desentenderse de todo excepto Él.

            Rogamos a Al·lah Altísimo, el Poderoso, que nos bendiga con la Peregrinación a Su Casa en este año y en cada año, puesto que Él es el más Clemente de los Misericordiosos.

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

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